lunes, 28 de abril de 2008

Benedicto XVI en USA

El Papa: "La verdad es Alguien"

Resumen de todas las intervenciones de Benedicto XVI en su viaje a Estados Unidos. El Papa ha animado a los católicos estadounidenses a demostrar con su alegría y su vida coherente que los cristianos tenemos una propuesta para el mundo, tenemos a Alguien.

DISCURSO ANTE LA CASA BLANCA

Libertad y responsabilidad: “Vengo como amigo y anunciador del Evangelio, como uno que tiene gran respeto por esta vasta sociedad pluralista”.

“Confío en que los americanos encuentren en sus creencias religiosas una fuente preciosa de discernimiento y una inspiración para buscar un diálogo razonable, responsable y respetuoso en el esfuerzo de edificar una sociedad más humana y más libre."

"La libertad es no sólo un don, sino también una llamada a la responsabilidad personal. La defensa de la libertad es una llamada a cultivar la virtud, la autodisciplina, el sacrificio por el bien común y un sentido de responsabilidad ante los menos afortunados. Además, exige el valor de empeñarse en la vida civil, llevando las propias creencias religiosas y los valores más profundos a un debate público razonable".

ENCUENTRO CON LOS OBISPOS EN WASHINGTON

Cristo, el centro. "La gente necesita que se le recuerde cuál es el fin último de su vida. Sin Dios, nuestras vidas están realmente vacías. La meta de toda nuestra actividad pastoral y catequética, el objeto de nuestra predicación, el centro mismo de nuestro ministerio sacramental ha de ser ayudar a las personas a establecer y alimentar semejante relación vital con "Jesucristo nuestra esperanza".

La vida matrimonial. "Un tema de profunda preocupación es la situación de la familia dentro de la sociedad. El divorcio y la infidelidad están aumentando, y muchos jóvenes hombres y mujeres deciden retrasar la boda o incluso evitarla completamente”.

"Es vuestro deber proclamar con fuerza los argumentos de fe y de razón que hablan del instituto del matrimonio, entendido como compromiso para la vida entre un hombre y una mujer, abierto a la transmisión de la vida. Este mensaje debería resonar ante las personas de hoy, ya que es esencialmente un "sí" incondicional y sin reservas a la vida, un "sí" al amor y un "sí" a las aspiraciones del corazón de nuestra común humanidad, a la vez que nos esforzamos en realizar nuestro profundo deseo de intimidad con los demás y con el Señor".

Acompañar a los sacerdotes. "Uno de los signos contrarios al Evangelio de la vida es el abuso sexual de los menores. Habéis recibido de Dios una responsabilidad como pastores de vendar las heridas causadas por cada violación de la confianza, favorecer la curación, promover la reconciliación y acercaros con afectuosa preocupación a cuantos han sido tan seriamente dañados". "La gente necesita que se le recuerde cuál es el fin último de su vida. Sin Dios, nuestras vidas están realmente vacías".

“En este momento una parte vital de vuestra tarea es reforzar las relaciones con vuestros sacerdotes, especialmente en aquellos casos en que ha surgido tensión entre sacerdotes y obispos como consecuencia de la crisis. Es importante que sigáis demostrándoles vuestra preocupación, vuestro apoyo y vuestra guía con el ejemplo".

Oración. "Tenemos que redescubrir la alegría de vivir una existencia centrada en Cristo, cultivando las virtudes y sumergiéndonos en la oración. El tiempo pasado en la oración nunca es desperdiciado, por muy importantes que sean los deberes que nos apremian por todas partes".

Secularismo. “Lo que necesitamos es un mayor sentido de la relación intrínseca entre el Evangelio y la ley natural por una parte y, por otra, la consecución del auténtico bien humano, como se encarna en la ley civil y en las decisiones morales personales.

“El Evangelio debe ser predicado y enseñado como modo de vida integral, que ofrece una respuesta atrayente y veraz, intelectual y prácticamente, a los problemas humanos reales. Creo que la Iglesia en América tiene ante sí en este preciso momento de su historia el reto de encontrar una visión católica de la realidad y presentarla a una sociedad que ofrece todo tipo de recetas para la autorrealización humana de manera atrayente y con fantasía".

El abandono de la práctica religiosa. “La salvación -la liberación de la realidad del mal y el don de una vida nueva y libre en Cristo- está en el corazón mismo del Evangelio. Hemos de redescubrir, como ya he dicho, modos nuevos y atractivos para proclamar este mensaje. En la liturgia de la Iglesia, y sobre todo en el sacramento de la Eucaristía, es donde se manifiestan estas realidades de manera más poderosa y se viven en la existencia de los creyentes; quizá tenemos todavía mucho que hacer para realizar la visión del Concilio sobre la liturgia como ejercicio del sacerdocio común y como impulso para un apostolado fructuoso en el mundo".

Escasez de vocaciones. “La oración misma, nacida en las familias católicas, fomentada por programas de formación cristiana, reforzada por la gracia de los sacramentos, es el medio principal por el que llegamos a conocer la voluntad de Dios para nuestra vida".

MISA EN EL NATIONALS PARK STADIUM

Cultura católica para cambiar la sociedad: “Percibimos signos evidentes de un quebrantamiento preocupante de los fundamentos mismos de la sociedad: aumento de la violencia, debilitamiento del sentido moral, vulgaridad en las relaciones sociales y creciente olvido de Dios".

“La fidelidad y el valor con que la Iglesia en este país logrará afrontar los retos de una cultura cada vez más secularizada y materialista dependerá en gran parte de vuestra fidelidad personal al transmitir el tesoro de nuestra fe católica. Los desafíos que se nos presentan exigen una instrucción amplia y sana en la verdad de la fe".

"Pero requieren cultivar también un modo de pensar, una "cultura" intelectual que sea auténticamente católica, que confía en la armonía profunda entre fe y razón, y dispuesta a llevar la riqueza de la visión de la fe en contacto con las cuestiones urgentes que conciernen el futuro de la sociedad americana".

La Confesión: “Confiemos en el poder del Espíritu de inspirar conversión, curar cada herida, superar toda división y suscitar vida y libertades nuevas”. Estos dones se encuentran sobre todo en el sacramento de la Penitencia. "El Evangelio debe ser predicado y enseñado como modo de vida integral, que ofrece una respuesta atrayente y veraz, intelectual y prácticamente, a los problemas humanos reales".

"La fuerza libertadora de este Sacramento necesita ser redescubierta y hecha propia por cada católico. En gran parte la renovación de la Iglesia en América depende de la renovación de la regla de la penitencia y del crecimiento en la santidad".

UNIVERSIDAD CATÓLICA DE WASHINGTON

En la Universidad, Fe tangible: "La identidad de una universidad o de una escuela católica no es simplemente una cuestión de número de estudiantes católicos, sino que es una cuestión de convicción. ¿Creemos realmente que el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado? ¿Aceptamos la verdad que Cristo revela? En nuestras universidades y escuelas, ¿la fe es “tangible”?

Alumnos y amor a la verdad: "Los educadores cristianos pueden liberar con confianza a los jóvenes de los límites del positivismo y despertar en ellos la receptividad por la verdad, por Dios y por su bondad. De este modo, ayudaréis también a formar su conciencia, que enriquecida por la fe, abre un camino seguro hacia la paz interior y el respeto por los demás".

“Cuando no se reconoce nada como definitivo por encima del individuo, el criterio último de juicio es el yo y la satisfacción de los deseos inmediatos del individuo".

ENCUENTRO INTERRELIGIOSO EN CENTRO JUAN PABLO II

Convivencia interreligiosa. “Hoy, jóvenes de todas las religiones se sientan uno al lado del otro en todas las escuelas del país, aprendiendo unos con otros y unos de otros. Esta diversidad plantea nuevos retos que imponen una reflexión profunda sobre los principios fundamentales de una sociedad demócrata".

Derecho a la libertad religiosa. "¡Ojalá otros asegunden con valor vuestra experiencia dándose cuenta de que una sociedad unida puede ser el resultado de una pluralidad de pueblos con la condición de que todos reconozcan la libertad religiosa como un derecho civil fundamental".

"Los líderes espirituales tienen el deber y la competencia de poner en primer plano las preguntas más profundas de la conciencia, de despertar a la humanidad al misterio de la existencia humana, de dar cabida en un mundo frenético a la reflexión y la oración".

Las huellas de Jesús. "De cara a estos profundos interrogantes que tocan el origen y el destino del género humano -señaló el Papa- los cristianos proponen a Jesús de Nazaret. El deseo ardiente de seguir sus huellas lleva a los cristianos a abrir sus mentes y sus corazones al diálogo".
"Quizás en la tentativa de descubrir nuestros puntos comunes hemos olvidado la responsabilidad de discutir con calma y claridad de nuestras diferencias. Mientras unimos siempre mentes y corazones en búsqueda de la paz, debemos escuchar también con atención la voz de la verdad".

DISCURSO A LA ONU

Reglas internacionales y libertad. “En el contexto de las relaciones internacionales, es necesario reconocer el papel superior que desempeñan las reglas y las estructuras intrínsecamente ordenadas a promover el bien común y, por tanto, a defender la libertad humana. Dichas reglas no limitan la libertad. Por el contrario, la promueven cuando prohíben comportamientos y actos que van contra el bien común, obstaculizan su realización efectiva y, por tanto, comprometen la dignidad de toda persona humana”.

Los derechos humanos, ¿legales o justos? “La experiencia nos enseña que a menudo la legalidad prevalece sobre la justicia cuando la insistencia sobre los derechos humanos los hace aparecer como resultado exclusivo de medidas legislativas o decisiones normativas tomadas por las diversas agencias de los que están en el poder”. “Quizá hemos perdido de vista que en una sociedad en la que la Iglesia parece a muchos que es legalista e ‘institucional’, nuestro desafío más urgente es comunicar la alegría que nace de la fe y de la experiencia del amor de Dios”.
“Cuando se presentan simplemente en términos de legalidad, los derechos corren el riesgo de convertirse en proposiciones frágiles, separadas de la dimensión ética y racional, que es su fundamento y su fin. Por el contrario, la Declaración Universal ha reforzado la convicción de que el respeto de los derechos humanos está enraizado principalmente en la justicia que no cambia”.

Creyentes y ciudadanos. “Obviamente, los derechos humanos deben incluir el derecho a la libertad religiosa, entendido como expresión de una dimensión que es al mismo tiempo individual y comunitaria, una visión que manifiesta la unidad de la persona, aun distinguiendo claramente entre la dimensión de ciudadano y la de creyente”.

Es inconcebible, por tanto, que los creyentes tengan que suprimir una parte de sí mismos -su fe- para ser ciudadanos activos. Nunca debería ser necesario renegar de Dios para poder gozar de los propios derechos.

Constructores de la sociedad. Los derechos asociados con la religión necesitan protección sobre todo si se los considera en conflicto con la ideología secular predominante o con posiciones de una mayoría religiosa de naturaleza exclusiva. No se puede limitar la plena garantía de la libertad religiosa al libre ejercicio del culto, sino que se ha de tener en la debida consideración la dimensión pública de la religión y, por tanto, la posibilidad de que los creyentes contribuyan la construcción del orden social”.

CATEDRAL DE SAINT PATRICK

Comunicar la alegría de la fe: “Quizá hemos perdido de vista que en una sociedad en la que la Iglesia parece a muchos que es legalista e ‘institucional’, nuestro desafío más urgente es comunicar la alegría que nace de la fe y de la experiencia del amor de Dios”.

La metáfora de las vidrieras: “Los ventanales con vidrieras [de una iglesia], vistos desde fuera parecen oscuros, recargados y hasta lúgubres. Pero cuando se entra en el templo, de improviso toman vida; al reflejar la luz que las atraviesa revelan todo su esplendor. Igualmente [la Iglesia debe] atraer dentro de este misterio de luz a toda la gente”.

"No es un cometido fácil en un mundo que es propenso a mirar ‘desde fuera’ a la Iglesia, igual que a aquellos ventanales: un mundo que siente profundamente una necesidad espiritual, pero que encuentra difícil ‘entrar en el’ misterio de la Iglesia”.

“También para algunos de nosotros, desde dentro, la luz de la fe puede amortiguarse por la rutina y el esplendor de la Iglesia puede ofuscarse por los pecados y las debilidades de sus miembros. La ofuscación puede originarse por los obstáculos encontrados en una sociedad que, a veces, parece haber olvidado a Dios e irritarse ante las exigencias más elementales de la moral cristiana"

SEMINARIO DE SAN JOSÉ

[A enfermos]
Discapacitados: “A veces es un reto encontrar una razón a lo que parece solamente una dificultad que superar o un dolor que afrontar. No obstante, la fe nos ayuda a ampliar el horizonte más allá de nosotros mismos para ver la vida como Dios la ve. El amor incondicional de Dios, que alcanza a todo ser humano, otorga un significado y finalidad a cada vida humana”.

[A seminaristas]
Libertad bien entendida. "hay que salvaguardar rigurosamente la importancia fundamental de la libertad", que "puede ser malentendida y usada mal, de manera que no lleva a la felicidad que todos esperamos, sino hacia un escenario oscuro de manipulación, en el que nuestra comprensión de nosotros mismos y del mundo se hace confusa o se ve incluso distorsionada por quienes ocultan sus propias intenciones".

"Lo más importante es que ustedes desarrollen su relación personal con Dios. Esta relación se manifiesta en la oración. No temáis el silencio y el sosiego; escuchen a Dios, adórenlo en la Eucaristía".“A menudo se reivindica la libertad sin hacer jamás referencia a la verdad de la persona humana y en lugar de la verdad -o mejor, de su ausencia- se ha difundido la idea de que, dando un valor indiscriminado a todo, se asegura la libertad y se libera la conciencia. A esto llamamos relativismo.

La Verdad no es algo sino Alguien. “La verdad no es una imposición. Tampoco es un mero conjunto de reglas. Es el descubrimiento de Alguien que jamás nos traiciona; de Alguien del que siempre podemos fiarnos. En definitiva, la verdad es una persona: Jesucristo. Ésta es la razón por la que la auténtica libertad no es optar por "desentenderse de". Es decidir "comprometerse con”.

Cuatro tesoros: “Hay cuatro aspectos esenciales del tesoro de nuestra fe: la oración personal y el silencio, la oración litúrgica, la práctica de la caridad y las vocaciones".“Lo más importante es que ustedes desarrollen su relación personal con Dios. Esta relación se manifiesta en la oración. No temáis el silencio y el sosiego; escuchen a Dios, adórenlo en la Eucaristía. Permitan que su palabra modele su camino como crecimiento de la santidad".

GROUND ZERO

Paz y conversión. Dios de la paz, concede tu paz a nuestro violento mundo:paz en los corazones de todos los hombres y mujeresy paz entre las naciones de la tierra.Lleva por tu senda del amora aquellos cuyas mentes y corazonesestán nublados por el odio.

domingo, 27 de abril de 2008

Textos de Juan Pablo II sobre vocación

SUMARIO

1. ¿A QUÉ TE LLAMA DIOS?
2. ¿CUÁNDO Y COMO LLAMA DIOS?
3. VOCACIÓN A UNA ENTREGA TOTAL A CRISTO.
- Dios llama desde muy jóvenes.
- Es Dios quien llama y lo hizo desde la eternidad.
- El proceso de la vocación.
- La respuesta a la vocación es siempre un Sí lleno de fe.
- Dificultades para la vocación.
- Para ver claro el camino: oración, sacramentos y dirección espiritual.
- Prontitud para decir que Sí ante la grandeza de la llamada.
- La alegría de ser generosos.
- Perseverancia y fidelidad.
- La vocación es siempre apostólica.

3a) LA ENTREGA TOTAL EN MEDIO DEL MUNDO.
3b) VOCACIÓN MATRIMONIAL.
3c) VOCACIÓN SACERDOTAL.
3d) VOCACIÓN RELIGIOSA.

4. EL EJEMPLO DE MARÍA.

1. ¿A QUÉ TE LLAMA DIOS?

Me dirijo sobre todo a vosotros, queridísimos chicos y chicas, jóvenes y menos jóvenes, que os halláis en el momento decisivo de vuestra elección. Quisiera encontrarme con cada uno de vosotros personalmente, llamaros por vuestro nombre, hablaros de corazón a corazón de cosas extremadamente importantes, no sólo para vosotros individualmente, sino para la humanidad entera.
Quisiera preguntaros a cada uno de vosotros: ¿Qué vas a hacer de tu vida? ¿Cuáles son tus proyectos? ¿Has pensado alguna vez en entregar tu existencia totalmente a Cristo? ¿Crees que pueda haber algo más grande que llevar a Jesús a los hombres y los hombres a Jesús?
Os halláis en la encrucijada de vuestras vidas y debéis decidir cómo podéis vivir un futuro feliz, aceptando las responsabilidades del mundo que os rodea. Me habéis pedido que os dé ánimos y orientaciones, y con mucho gusto os ofrezco algunas palabras en el nombre de Jesucristo.
En primer lugar os digo: no penséis que estáis solos en esa decisión vuestra y en segundo lugar que cuando decidáis vuestro futuro, no debéis decidirlo sólo pensando en vosotros.
La convicción que debemos compartir y extender es que la llamada a la santidad está dirigida a todos los cristianos. No se trata del privilegio de una élite espiritual. No se trata de que algunos se sientan con una audacia heroica. No se trata de un tranquilo refugio adaptado a cierta forma de piedad o a ciertos temperamentos naturales. Se trata de una gracia propuesta a todos los bautizados, según modalidades y grados diversos.
La santidad cristiana no consiste en ser impecables, sino en la lucha por no ceder y volver a levantarse siempre, después de cada caída. Y no deriva tanto de la fuerza de voluntad del hombre, sino más bien del esfuerzo por no obstaculizar nunca la acción de la gracia en la propia alma, y ser, más bien, sus humildes «colaboradores».
Cada laico cristiano es una obra extraordinaria de la gracia de Dios y está llamado a las más altas cimas de santidad. A veces éstos no parecen apreciar totalmente la divinidad de su vocación. Su específica vocación y misión consiste en -como levadura- meter el Evangelio en la realidad del mundo en que viven.
¡Seguid a Cristo: vosotros, los solteros todavía, o los que os estáis preparando para el matrimonio! ¡Seguid a Cristo! Vosotros jóvenes o viejos. ¡Seguid a Cristo! Vosotros enfermos o ancianos, los que sentís la necesidad de un amigo: ¡Seguid a Cristo!

2. ¿CUÁNDO Y CÓMO LLAMA DIOS?
¡Cuántos jóvenes no poseen la verdad, y arrastran su existencia sin un «para qué»!; ¡Cuántos, quizá después de vanas y extenuantes búsquedas, desilusionados y amargados se han abandonado, y se abandonan todavía en la desesperación!
¡Y cuántos han logrado encontrar la verdad después de angustiosos años llenos de interrogantes y experiencias tristes!
Pensad, por ejemplo, en el dramático itinerario de San Agustín, para llegar a la luz de la verdad y a la paz de la inocencia reconquistada.
¡Y qué suspiro lanzó cuando, finalmente, alcanzó la luz! Y exclama con nostalgia: «¡Qué tarde te amé! »
i Pensad en la fatiga que tuvo que pasar el célebre Cardenal Newman para llegar, con la fuerza de la lógica, al catolicismo! ¡Qué larga y dolorosa agonía espiritual!
Es verdaderamente impresionante saber que poseemos la verdad.
Él os ha elegido, de modo misterioso, pero leal, para haceros con Él como Él, salvadores;
Quiere transformaros en Él.
Cristo os llama de verdad. Su llamada es exigente porque os invita a dejaros «pescar» por Él completamente, de modo que vuestra existencia se contemple bajo una luz diversa Tratad de vivir sólo para Él.
Hay un modo maravilloso de realizar el amor en la vida: se trata de la vocación de seguir a Cristo en el celibato libremente elegido o en la virginidad por amor del reino de los cielos. Pido a cada uno de vosotros que se interrogue seriamente sobre si Dios no lo llama hacia uno de estos caminos. Y a todos los que sospechan tener esta posible vocación personal, les digo: rezad tenazmente para tener la claridad necesaria, pero luego decid un alegre sí.
En efecto, Dios ha pensado en nosotros desde la eternidad y nos ha amado como personas únicas e irrepetibles, llamándonos a cada uno por nuestro nombre, como el Buen Pastor que «a sus ovejas las llama a cada una por su nombre».

3. VOCACIÓN A UNA ENTREGA TOTAL A CRISTO

Dios llama desde muy jóvenes
Durante los años de la juventud se va configurando en cada uno la propia personalidad. El futuro comienza ya a hacerse presente y el porvenir se ve como algo que está ya al alcance de las manos. Es el período en que se ve la vida como un proyecto prometedor a realizar del cual cada uno es y quiere ser protagonista.
Es también el tiempo adecuado para discernir y tomar conciencia con más radicalidad de que la vida no puede desarrollarse al margen de Dios y de los demás. Es la hora de afrontar las grandes cuestiones, de la opción entre el egoísmo o la generosidad.
Cada uno de vosotros está enfrentado ante el reto de dar pleno sentido a su vida, a la vida que se os ha concedido vivir.
Sois jóvenes y queréis vivir. Pero debéis vivir plenamente y con una meta. Debéis vivir para Dios; para los demás. Y nadie puede vivir esta vida para sí mismo. El futuro es vuestro, pero el futuro es sobre todo una llamada y un reto a «encontrar» vuestra vida entregándola, «perdiéndola», compartiéndola mediante la amorosa entrega a los demás. Dice Cristo: «El que ama su vida la pierde; pero el que aborrece su vida en este mundo, la encontrará para la vida eterna»'.
Y la medida del éxito de vuestra vida dependerá de vuestra generosidad.
Cristo dispone de toda la terapia para curar los males del mundo. Él, que ha querido considerarse médico a Sí mismo', nos ha enseñado que, si se quiere cambiar el mundo, hay que cambiar antes de nada el corazón del hombre.

Es Dios quien llama y lo hizo desde la eternidad.
Todos hemos sido llamados -cada uno de un modo concreto- para ir y dar fruto.
Los discípulos fueron elegidos por el Maestro, no se presentaron voluntarios, al menos en su inicio, porque la amistad que ofrece Jesús es completamente gratuita. Y el que se siente querido de Jesús también se siente a su vez obligado a ser un discípulo fiel y activo. Y esto es dar fruto.
En la raíz de toda vocación no se da una iniciativa humana o personal con sus inevitables limitaciones, sino una misteriosa iniciativa de Dios.
Desde la eternidad, desde que comenzamos a existir en los designios del Creador y Él nos quiso criaturas, también nos quiso llamados, preparándonos con dones y condiciones para la respuesta personal, consciente y oportuna a la llamada de Cristo o de la Iglesia. Dios que nos ama, que es Amor, es « Él quien llama».
La vocación es un misterio que el hombre -acoge y vive en lo más íntimo de su ser. Depende de su soberana libertad y escapa a nuestra comprensión. No tenemos que exigirle explicaciones, decirle: «¿por qué me haces esto?»2, puesto que Quien llama es el Dador de todos los bienes.
Por eso ante su llamada, adoramos el misterio, respondemos con amor a su iniciativa amorosa y decimos sí a la vocación.
Experimentar la vocación es un acontecimiento único, indecible, que sólo se percibe como suave soplo a través del toque esclarecedor de la gracia; un soplo del Espíritu Santo que, al mismo tiempo que perfila de verdad nuestra frágil realidad humana, enciende en nuestros corazones una luz nueva.
Infunde una fuerza extraordinaria que incorpora nuestra existencia al quehacer divino.

El proceso de la vocación
Una vocación en la Iglesia, desde el punto de vista humano, comienza con descubrimiento: encontrar la perla de gran valor. Vosotros habéis descubierto a Jesús: su persona, su mensaje, su llamada.
Después del inicial descubrimiento, sobreviene un diálogo en la oración, un diálogo entre Jesús y el que ha sido llamado, un diálogo que va más allá de las palabras y se expresa en el amor.
Ciertas experiencias de entusiasmo religioso que a veces concede el Señor son únicamente gracias iniciales y pasajeras que tienen por objeto empujar hacia una decidida voluntad de conversión caminando con generosidad en fe, esperanza y amor.
La llamada del hombre está primero en Dios: en su mente y en la elección que Dios mismo realiza y que el hombre tiene que leer en su propio corazón. Al percibir con claridad esta vocación que viene de Dios, el hombre experimenta la sensación de su propia insuficiencia. Trata incluso de defenderse ante la responsabilidad de la llamada. Y así, como sin querer, la llamada se convierte en el fruto de un diálogo interior con Dios y es, incluso, hasta a veces como el resultado de una batalla con Él.
Ante las reservas y dificultades que con la razón el hombre opone, Dios aporta el poder de su gracia. Y con el poder de esta gracia consigue el hombre la realización de su llamada.

La respuesta a la vocación es siempre un Sí lleno de fe
La fe y el amor no se reducen a palabras o a sentimientos vagos. Creer en Dios y amar a Dios significa vivir toda la vida con coherencia a la luz del Evangelio, y esto no es fácil. ¡Sí! Muchas veces se necesita mucho coraje para ir contra la corriente de la moda o la mentalidad de este mundo. Pero, lo repito, éste es el único camino para edificar una vida bien acabada y plena.
Y si a pesar de vuestro esfuerzo personal por seguir a Cristo, alguna vez sois débiles no cumpliendo... sus mandamientos, ¡no os desaniméis! ¡Cristo os sigue esperando! Él, Jesús, es el Buen pastor que carga con la oveja perdida sobre sus hombros y la cuida con cariño para que sane'. Cristo es amigo que nunca defrauda.
El joven del Evangelio añade: «¿Qué me falta?». Aquél corazón joven movido por la gracia de Dios, siente un deseo de más generosidad, de más entrega, de más amor. Un deseo que es propio de la juventud; porque un corazón enamorado no calcula, no regatea, quiere darse sin medida.
«Jesús fijando en él la mirada, lo amó y le dijo) ven y sígueme».
A los que han entrado por la senda de la vida en el cumplimiento de los mandamientos el Señor les propone nuevos horizontes; el Señor les propone metas más elevadas y los llama a entregarse a ese amor sin reservas.
Descubrir esta llamada, esta vocación, es caer en la cuenta de que Cristo tiene fijos los ojos en ti y que te invita con la mirada a la entrega total en el amor. Ante esa mirada, ante ese amor suyo, el corazón abre las puertas de par en par y es capaz de decirle que sí.
Si algunos de vosotros siente una llamada a seguirle más de cerca, a dedicarle el corazón por entero como los apóstoles Juan y Pablo, que sea generoso, que no tenga miedo, porque no hay nada que temer cuando el premio que espera es Dios mismo, a quien, a veces sin saberlo, todo joven busca.
Jóvenes que me escucháis, jóvenes que sobre todo, queréis saber lo que habéis de hacer para alcanzar la vida eterna decid siempre que sí a Dios y Él os llenará de su alegría.
«Una sola cosa te falta: ven y sígueme»
¿Quizá hoy Jesús os está repitiendo a cada uno de vosotros: «Una sola cosa te falta»? ¿Quizá os está pidiendo más amor aún, más generosidad, más sacrificio? Sí, el amor de Cristo exige generosidad y sacrificio. Seguir a y servir al mundo en su nombre requiere coraje y fuerza. Ahí no hay lugar para el egoísmo ni para el miedo. No tengáis miedo, por tanto, cuando el amor sea exigente. No temáis cuando el amor requiera sacrificio.
Por esto os digo a cada uno de vosotros: escuchad la llamada de Cristo, cuando sintáis que os dice: «Sígueme.» Camina sobre mis pasos. ¡Ven a mi lado, permanece en mi amor! Te pide que optes por Cristo. ¡La opción por Cristo y su modelo de vida; Por su mandamiento de amor!
El amor verdadero es exigente. No cumpliría mi misión si no os lo hubiera dicho con toda claridad. El amor exige esfuerzo y compromiso personal para cumplir la voluntad de Dios.

Dificultades para la vocación
Desdichadamente vivimos en una época en la que el pecado se ha convertido hasta en una industria, que produce dinero, mueve planos económicos, da bienestar. Esta situación es realmente impresionante y terrible. ¡Es necesario no dejarse asustar ni presionar! ¡Cualquier época exige del cristiano «coherencia»!
Sed valientes. El mundo necesita testigos, convencidos e intrépidos. No basta discutir, hay que actuar, vivir en gracia, practicar toda la ley moral, alimentad vuestra alma con el cuerpo de Cristo, recibiendo seria y periódicamente el Sacramento de la Penitencia. Servid. Estad disponibles a amar, a socorrer: a ayudar en casa, en el trabajo, en las diversiones, con los cercanos y los alejados.
Meditad también con seriedad y generosidad, si el Señor llama a alguno de vosotros.
¿Cómo es posible esto? Buena pregunta. Nuestra bendita Madre, María de Nazaret hizo la misma pregunta por primera vez ante el extraordinario plan al que Dios la había destinado. Y la respuesta que recibió María de Dios Todopoderoso es la misma que os da a vosotros: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti porque para Dios nada es imposible».
Conociendo bien la doctrina de Jesús es fácil actuar ante los retos de la vida sin miedo a equivocarnos o a estar solos, pues lo haremos, en todo momento y circunstancia, bajo la influyente guía de su propio Espíritu Santo, sea grande o pequeña.
Os dirán que el sentido de la vida está en el mayor número de placeres posibles; intentarán convenceros de que este mundo es el único que existe y que vosotros debéis atrapar todo lo que podáis para vosotros mismos, ahora. Oiréis a la gente que os dirá: vuestra felicidad está en acumular dinero y en consumir tantas cosas como podáis, y cuando os sintáis infelices acudid a la evasión del alcohol o de la droga.
Nada de esto es verdadero. Y nada de esto proporciona auténtica felicidad a vuestras vidas.
Quizá venís de familias católicas asistís a Misa el domingo o incluso entre semana, rezáis en familia todos los días y espero que lo continuéis haciendo así toda la vida, pero puede acosaros la tentación de alejaros de Cristo.
Oiréis decir a muchos que vuestras prácticas religiosas están irremediablemente desfasadas, fuera del estilo vuestro, fuera del estilo del futuro y que podéis organizar vuestras propias vidas y que ya Dios no cuenta.
Incluso muchas personas religiosas seguirán esas actitudes arrastrados por la atmósfera circundante.
Una sociedad así, perdidos sus más altos valores morales y religiosos es presa fácil para la manipulación y dominación de fuerzas que, so pretexto de liberar, esclavizan más aún.
¡Jesús tiene la respuesta a vuestras preguntas y la clave de la historia! En Cristo descubriréis la verdadera grandeza de vuestra propia humanidad.
¡Él sigue llamándoos, Él sigue invitándoos! Sí. Cristo os llama, pero Él os llama de verdad. Su llamada es exigente, porque os invita a dejaros «pescar» completamente por Él, de modo que veréis toda vuestra vida bajo una luz nueva. Es el amigo que dice a sus discípulos: «Ya no os llamo siervos..., sino que os llamo amigos» demuestra su amistad entregando su vida por nosotros.
La auténtica vida no se encuentra en uno mismo o en las cosas materiales. Se encuentra en otro, en Aquel que ha creado todo lo que de bueno, verdadero y hermoso hay en el mundo. La auténtica vida se encuentra en Dios, y vosotros descubriréis a Dios en la persona de Jesucristo.

Para ver claro el camino: oración, sacramentos y dirección espiritual
Tratad de conocer a Jesús de modo auténtico, profundizad en su conocimiento para entrar en su amistad. El conocimiento de Jesús, rompe la soledad, supera la tristeza y la duda, da sentido a la vida, frena las pasiones, eleva los ideales, capacita para ayudar a acertar en las decisiones. Dejad que Cristo sea para vosotros el camino, la verdad y la vida.
Buscadlo a través de la oración, en el diálogo sincero y asiduo con Él. Hacedle partícipe de los interrogantes que os van planteando los problemas y proyectos propios. Buscadle en su Palabra, en los santos Evangelios, y en la vida litúrgica de la Iglesia. Acudid a los sacramentos. Abrid con confianza vuestras aspiraciones más íntimas al amor de Cristo, que os espera en la Eucaristía. Hallaréis respuesta a todas vuestras inquietudes y veréis con gozo que la coherencia de la vida que Él os pide es la puerta para lograr la realización de los más nobles deseos de vuestra alma joven.
Madurad en el recogimiento y la oración la elección que vais a hacer: si la voz del Señor resuena en lo más íntimo de vuestro corazón, quered escuchadle. «Si escucháis hoy mi voz: no endurezcáis vuestro corazón».
¿Quién se atreverá a decir que no al Señor que te llama? Nadie puede permitirse equivocar el camino de su vida.
Por tanto, meditadlo bien, rezad para tener la luz necesaria en vuestra elección y hecha la elección rezad todavía más para tener la fortaleza de permanecer, caminando siempre «de manera digna del Señor, procurando serle grato en todo».
«Señor, que vea»; que vea, Señor, cual es tu voluntad para mí en cada momento, y sobre todo que vea en qué consiste ese designio de amor para toda mi vida, que es mi vocación. Y dame generosidad para decirte que sí y serte fiel, en el camino que quieras indicarme para que sea sal y luz en mi trabajo, en mi familia, en todo el mundo.
El sacramento de la penitencia, es un medio singularmente eficaz para el crecimiento espiritual. Indispensable para el fiel que habiendo caído en pecado grave quiere retornar a la vida de Dios.
La dirección espiritual, que puede llevarse fuera del contexto del sacramento de la penitencia e incluso ser llevada por quien no tiene el orden sagrado, ayuda a superar el peligro de la arbitrariedad a la hora de conocer y decidir la propia vocación a la luz de Dios.

Prontitud para decir Sí ante la grandeza de la llamada
¡Ánimo, jóvenes! ¡Cristo os llama y el mundo os espera! Recordad que el Reino de Dios necesita vuestra generosa y total entrega. No seáis como el joven rico, que invitado por Cristo, no supo decidirse y permaneció con sus bienes y con su tristeza, él, que había sido preguntado con una mirada de amor.`Sed como aquellos pescadores que llamados por Jesús, dejaron todo inmediatamente y llegaron a ser pescadores de hombres'.
Sentid la grandeza de esta misión, dejaos arrastrar del todo por el torbellino en cuyo centro actúa Dios mismo, tened plena conciencia de realizar una misión insustituible. No permitáis que la insidia de la duda, del cansancio o de la desilusión empañen el frescor de la entrega.

La alegría de ser generosos
Queridísimos: comprendéis que os hablo de cosas muy importantes. Se trata de dedicar la vida entera al servicio de Dios y de la Iglesia, de hacerlo con fe segura, con convicción madura y decisión libre, con generosidad a toda prueba y sin arrepentimiento.
Abrid vuestro corazón al encuentro gozoso con Cristo. Pedid consejo. La Iglesia de Jesús debe continuar su misión en el mundo. Al hablaros de la vocación y al insistiros en seguir este camino, soy yo el humilde y apasionado servidor de aquel amor, que movía a Cristo cuando llamaba a los discípulos a seguirle.
Estad seguros de que si le escuchaseis y le siguieseis os sentiríais llenos de gozo y alegría. Sed generosos, tened valor y recordad su promesa: «mi yugo es suave y mi carga ligera».
Jóvenes: Cristo necesita de vosotros y os llama para ayudar a millones de hermanos vuestros a salvarse. Abrid vuestro corazón a Cristo, a su ley de amor; sin condicionar vuestra disponibilidad, sin miedos a respuestas definitivas, porque el amor y la amistad no tienen ocaso.

Perseverancia y fidelidad
Es fácil ser coherente por un día o algunos días. Difícil e importante es ser coherente toda la vida. Es fácil ser coherente a la hora de la exaltación, difícil serio a la hora de la tribulación. Y sólo puede llamarse fidelidad a una coherencia que dure toda la vida.
Su llamada es una declaración de amor. Vuestra respuesta es entrega, amistad, amor manifestado en la donación de la propia vida, como seguimiento definitivo.
Ser fieles a Cristo es amarlo con toda el alma y con todo el corazón de forma que ese amor sea la norma y el motor de todas nuestras acciones.
La fidelidad de Cristo alcanza en la Cruz su máxima y culminante expresión. De ahí que sea imprescindible la renuncia y la mortificación. Sin una ascética exigente y sin una disponibilidad para servirle profundamente enraizada en vuestro corazón, sin el hábito del olvido de sí, sería imposible amar de veras y ocuparse sólo de los intereses de Cristo.
Permitidme que os abra mi corazón para deciros que la principal preocupación ha de ser la fidelidad, la lealtad a la propia vocación, como discípulo que quiere seguir al Señor con una entrega total y con una disponibilidad apostólica sin condicionamientos ni fronteras. Sólo a la luz de esta entrega se pueden afrontar los demás problemas.

La vocación es siempre apostólica
Dios llama a quien quiere, por libre iniciativa de su amor. Pero quiere llamar a través de otras personas. Así quiere hacerlo el Señor Jesús. Fue Andrés quien condujo a Jesús a su hermano Pedro. Jesús llamó a Felipe, pero Felipe a Natanael…
No debe existir ningún temor en proponer directamente a una persona joven o menos joven la llamada del Señor. Es un acto de estima y de confianza. Puede ser un momento de luz y de gracia.
Ningún cristiano está exento de su responsabilidad apostólica, ninguno puede ser sustituido en las exigencias de su apostolado personal. ¡Ninguna actividad humana puede quedar ajena a vuestra pasión apostólica!.
Son muchos vuestros coetáneos que no conocen a Cristo, o no lo conocen lo suficiente. Por consiguiente, no podéis permanecer callados e indiferentes.
Ciertamente, la mies es mucha, y se necesitan obreros en abundancia. Cristo confía en vosotros y cuenta con vuestra colaboración. Os invito, pues, a renovar vuestro compromiso apostólico. ¡Cristo tiene necesidad de vosotros! Responded a su llamamiento con el valor y el entusiasmo característicos de vuestra edad.


3a) LA ENTREGA TOTAL EN MEDIO DEL MUNDO

No hay vocación más religiosa que el trabajo. Un laico católico, hombre o mujer, es alguien que toma el trabajo en serio. Sólo el cristianismo ha dado un sentido religioso al trabajo y reconoce el valor espiritual del progreso tecnológico.
Tenéis como finalidad la santificación de la vida permaneciendo en el mundo, en el propio puesto de trabajo y de profesión: vivir el Evangelio en el mundo, viviendo verdaderamente inmersos en el mundo, pero para transformarlo y redimirlo con el propio amor de Cristo. Realmente es una gran ideal el vuestro.
Tal es vuestro mensaje y vuestra espiritualidad: vivir unidos a Dios en medio del mundo, en cualquier situación, cada uno luchando por ser mejor con la ayuda de la gracia, y dando a conocer a Jesucristo con el testimonio de la propia vida.
¿Hay algo más bello y más apasionante que este ideal? Vosotros, insertos y mezclados en esta humanidad alegre y dolorosa, queréis amarla, iluminarla, salvarla: ¡benditos seáis y siempre animosos en este vuestro intento!
Vale la pena dedicarse al hombre por Cristo, para llevarle a Él, para elevarlo, para ayudarle en el camino hacia la eternidad; vale la pena por el Reino del Señor vivir ese precioso valor del cristianismo: el celibato apostólico.
Sed testigos de Cristo frente a vuestros coetáneos. De este modo fortaleceréis vuestra vida de creyentes seguros de comprometeros en una causa grande y podréis seguir la voz del Espíritu Santo. Y si esta voz os llama a un amor más elevado y generoso no tengáis miedo.
Con el corazón encendido, dialogando con el Señor, tal vez alguno de vosotros se dé cuenta de que Jesús le pide más, de que le llama a que, por su amor, se lo entregue todo. Queridos jóvenes, quisiera deciros a cada uno: Si tal llamada llega a tu corazón, no la acalles. Deja que se desarrolle hasta la madurez de una auténtica vocación. Colabora con esa llamada a través de la oración y la fidelidad a los mandamientos. Hay -lo sabéis bien- una gran necesidad de vocaciones de laicos comprometidos que sigan más de cerca a Jesús. «La mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies». Con este programa la Iglesia se dirige a vosotros, jóvenes. Rogad también vosotros. Y, si el fruto de esta oración de la Iglesia llega a nacer en lo íntimo de vuestro corazón, escuchad al Maestro que os dice: «Sígueme». No tengáis miedo y dadle, si os lo pide, vuestro corazón y vuestra vida entera.


3b) VOCACIÓN MATRIMONIAL

Toda la historia de la humanidad es la historia de la necesidad de amar y de ser amado.
El corazón -símbolo de la amistad y del amor- tiene también sus normas, su ética y... nada tiene que ver con la sensiblería y menos aún con el sentimentalismo.
Jóvenes, ¡alzad con frecuencia los ojos a Jesucristo! ¡No tengáis miedo! Jesús no vino a condenar el amor, sino a liberar el amor de sus equívocos y falsificaciones.
El ser humano es un ser corporal no es un objeto cualquiera. Es, ante todo, alguien; en el sentido de que es una manifestación de la persona, un medio de presencia entre los demás, de comunicación. El cuerpo es una palabra, un lenguaje. ¡Qué maravilla y qué riesgo al mismo tiempo! ¡Tened un gran respeto de vuestro cuerpo y del de los demás! ¡Que vuestros gestos, vuestras miradas, sean siempre el reflejo de vuestra alma!
Jóvenes, la unión de los cuerpos ha sido siempre el lenguaje más fuerte con el que dos seres pueden comunicarse entre sí. Y por eso mismo, un lenguaje semejante, que afecta al misterio sagrado del hombre y de la mujer, exige que no se realicen jamás los gestos del amor sin que se aseguren las condiciones de una posesión total y definitiva de la pareja, y que la decisión sea tomada públicamente mediante el matrimonio.
Y a aquellos a los que Cristo llama a la vocación matrimonial les digo: estad seguros del amor de la Iglesia hacia vosotros. La vida familiar cristiana y la fidelidad de toda la vida en el matrimonio son también hoy necesarios para el mundo.
Escucha, en el fondo del corazón a tu conciencia que te llama a ser puro: al serio compromiso del matrimonio que es cimiento de un sólido edificio. No se puede alimentar un hogar con el fuego del placer que se consume rápidamente, como un puñado de hierba seca. Los encuentros ocasionales son simples caricaturas del amor, hierven los corazones y descarnan el plan divino.
¿Qué quiere Jesús de mí? ¿A qué me llama? ¿Cuál es el sentido de su llamada para mí?
Para la gran mayoría de vosotros, el amor humano se presenta corno una forma de autorrealización en la formación de una familia. Por eso, en el nombre de Cristo deseo preguntaros: ¿Estáis dispuestos a seguir la llamada de Cristo a través del sacramento del matrimonio, para ser procreadores de nuevas vidas, formadores de nuevos peregrinos hacia la ciudad celeste?
La familia es un misterio de amor, al colaborar directamente en la obra creadora de Dios. Amadísimos jóvenes, un gran sector de la sociedad no acepta las enseñanzas de Cristo, y, en consecuencia toma otros derroteros: el hedonismo, el divorcio, el aborto, control de la natalidad, los medios contraceptivos. Estas formas de entender la vida están en claro contraste con la Ley de Dios y las enseñanzas de la Iglesia. Seguir fielmente a Cristo quiere decir poner en práctica el mensaje evangélico, que implica también la castidad, la defensa de la vida, así como la indisolubilidad del vínculo matrimonial, que no es un mero contrato que se pueda romper arbitrariamente.
Viendo el «permisivismo» del mundo moderno, que niega o minimiza la autenticidad de los principios cristianos, es fácil y atrayente respirar esta mentalidad contaminada y sucumbir al deseo pasajero. Pero tened en cuenta que los que actúan de este modo no siguen ni aman a Cristo. En esta decisión cristiana, el amor es más fuerte que la muerte. Por eso os pregunto nuevamente: ¿Estáis dispuestos y dispuestas a salvaguardar la vida humana con el máximo cuidado en todos los instantes, aún en los más difíciles? ¿Estáis dispuestos corno jóvenes cristianos a vivir y a defender el amor a través del matrimonio indisoluble, a proteger la estabilidad de la familia, la educación equilibrada de los hijos, al amparo del amor paterno y materno que se complementan mutuamente? Este es el testimonio cristiano que se espera de la mayoría de vosotros y de vosotras.


3c) VOCACIÓN SACERDOTAL

Muchas veces me preguntan, sobre todo la gente joven, por qué me hice sacerdote. Quizá alguno de vosotros queráis hacerme la misma pregunta. Os contestaré brevemente.
Pero tengo que empezar por decir que es imposible explicarla por completo. Porque no deja de ser un misterio hasta para mí mismo. ¿Cómo se pueden explicar los caminos del Señor? Con todo, sé que en cierto momento de mi vida me convencí de que Cristo me decía lo que había dicho a miles de jóvenes antes que a mí: «¡Ven y sígueme!» Sentí muy claramente que la voz que oía en mi corazón no era humana ni una ocurrencia mía. Cristo me llamaba para servirle como sacerdote.
Y como ya lo habréis adivinado, estoy profundamente agradecido a Dios por mi vocación al sacerdocio. Nada tiene para mí mayor sentido ni me da mayor alegría que celebrar la Misa todos los días y servir al Pueblo de Dios en la Iglesia. Ha sido así desde el mismo día de mi ordenación sacerdotal. Nada lo ha cambiado, ni siquiera el llegar a ser Papa.
Recuerdo con profunda emoción el encuentro que tuvo lugar en Nagasaki entre un misionero que acababa de llegar y un grupo de personas que, una vez convencidas de que era un sacerdote católico, le dijeron: «Hemos estado esperándote durante siglos». Habían estado sin sacerdote, sin iglesias y sin culto durante más de doscientos años. Y sin embargo, a pesar de circunstancias adversas, la fe cristiana no había desaparecido; se había transmitido dentro de la familia de generación en generación.
La vocación sacerdotal es esencialmente una llamada a la santidad según la forma que nace del sacramento del Orden. Santidad es intimidad con Dios, es imitación de Cristo pobre, casto y humilde, es amor sin reservas a las almas y entrega a un bien verdadero, es amor a la Iglesia que es santa y nos quiere santos porque tal es la misión que Cristo le ha confiado. Cada uno debe ser santo para ayudar a los demás a seguir su vocación a la santidad.
Deseáis descubrir si verdaderamente sois llamados al sacerdocio. La cuestión es seria, porque requiere prepararse bien, con rectitud de intención y exige una seria formación.
Su llamada es una declaración de amor. Vuestra respuesta es entrega, amistad, amor manifestado en la donación de la propia vida, como seguimiento definitivo y como participación permanente en su misión y en su consagración. Decidirse es amarlo con toda el alma y con todo el corazón, de forma que ese amor sea la norma y el motor de vuestras acciones. Vivid desde ahora plenamente la Eucaristía; Sed personas para quienes el centro y el culmen de toda la vida es la Santa Misa, la comunión y la adoración eucarística. Ofreced a Cristo vuestro corazón en la meditación y en la oración personal que es el fundamento de la vida espiritual.
¡El mundo mira al sacerdote porque mira a Jesús!
¡Nadie puede ver a Cristo, pero todos ven al sacerdote y por medio de él quieren ver al Señor!
¡Qué inmensa la grandeza y dignidad del sacerdote!
«Orad, pues, al dueño de la mies para que mande obreros a su mies... »
Considerando que la Eucaristía es el don más grande que da el Señor a la Iglesia, es preciso pedir sacerdotes, puesto que el sacerdocio es un don para la Iglesia. Se debe rezar con insistencia para conseguir ese regalo. Debe pedirse de rodillas.
Llamados, consagrados, enviados. Esta triple dimensión explica y determina vuestra conducta y vuestro estilo de vida. Estáis «puestos aparte»; «segregados», pero «no separados». Más bien os separaría olvidar o descuidar el sentido de la consagración que distingue vuestro sacerdocio. Ser uno más en la profesión, en el estilo de vida, en el modo de vivir, en el compromiso político, no os ayudaría a realizar plenamente vuestra misión; defraudaríais a vuestros propios fieles, que os quieren sacerdotes de cuerpo entero.


3d) VOCACIÓN RELIGIOSA

Y si alguno o alguna de vosotros advierte la llamada de Cristo al don total de sí en la vida religiosa, no rechace una propuesta tan elevada, aunque sea exigente. Que encuentre la valentía de un sí generoso y fuerte, que pueda dar una inigualable plenitud de sentido a toda la vida.
La vocación religiosa es un don libremente ofrecido y libremente aceptado. Es una profunda expresión del amor de Dios hacia vosotros y, por vuestra parte, requiere a cambio un amor total a Cristo. Por tanto toda la vida de un religioso está encaminada a estrechar el lazo de amor que fue primero forjado en el sacramento del bautismo.
Estáis llamados a realizar esto en la consagración religiosa mediante la profesión de los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia.
Me es grato reafirmar con fuerza el papel eminentemente apostólico de las monjas de clausura. Dejar el mundo para dedicarse -en la soledad- a una oración más profunda y constante no es más que una forma particular... de ser apóstol.
Sería un error considerar a las monjas de clausura como criaturas separadas de sus contemporáneos, aisladas y como apartadas del mundo y de la Iglesia; están, por el contrario, presentes de la manera más profunda posible, con la misma ternura de Cristo. Es por ello, lógico que los Obispos de las nuevas Iglesias soliciten como una gracia especial, la posibilidad de acoger un monasterio de religiosas contemplativas, aún cuando el número de las activas sea todavía insuficiente.
La juventud contemporánea no está cerrada al llamamiento evangélico, como se afirma con excesiva facilidad. Claro está que puede encaminarse espontáneamente a caminos nuevos; de todos modos se siente igualmente atraída por las congregaciones antiguas que les presentan un rostro vivo y siguen fieles a exigencias radicales y presentadas con sensatez.
Basta consultar la historia de la Iglesia para ver una prueba de ello. Pero las adaptaciones que nacen de la relajación o llevan a ella no pueden de ninguna manera atraer a los jóvenes, porque éstos en el fondo de sí mismos tienen capacidad de una entrega total aunque algunas aparezcan vacilantes o bloqueadas.
Quiero recordar aquí de modo particular a las 400 jóvenes religiosas de vida contemplativa de España que me han manifestado sus deseos de estar con nosotros. Sé ciertamente que están muy unidas a todos nosotros a través de la oración en el silencio del claustro. Hace siete años, muchas de ellas asistieron al encuentro que tuve con los jóvenes en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid. Después respondiendo generosamente a la llamada de Cristo, le han seguido de por vida. Ahora se dedican a rezar por la Iglesia, pero sobre todo por vosotros y vosotras, jóvenes, para que sepáis responder también con generosidad a la llamada de Jesús.


4. EL EJEMPLO DE MARÍA

Para los jóvenes sobre todo, mi mensaje se hace invitación y exhortación. Quisiera que la juventud del mundo entero se acercase más a María. Ella es portadora de un signo indeleble de juventud y belleza que no pasan jamás. Que los jóvenes tengan cada vez más su confianza en Ella y que confíen a Ella la vida que se abre ante ellos.
¿Qué nos dirá María, nuestra Madre y Maestra? En el Evangelio encontramos una frase en la que María se manifiesta realmente como Maestra. Es la frase que pronunció en las bodas de Caná. Después de haber dicho a su Hijo: «No tienen vino», dice a los sirvientes: «Haced lo que Él os diga».
Y estas palabras encierran un mensaje muy importante, válido para todos los hombres de todos los tiempos. Ese «Haced lo que Él os diga» significa: escuchad a Jesús, mi Hijo; actuad según su palabra y confiad en Él. Aprended a decir que «Sí» al Señor en cada circunstancia de vuestra vida. Es un mensaje muy reconfortante, del cual todos tenemos necesidad.
«Haced lo que Él os diga.» En estas palabras María expresa, sobre todo, el secreto más profundo de su vida. En estas palabras está toda Ella. Su vida, de hecho, ha sido un «Sí» profundo al Señor. Un «Sí» lleno de gozo y de confianza.
Es preciso, pues, que acojáis a María en vuestras jóvenes vidas, igual que el Apóstol Juan la acogió «en su casa». Que le permitáis ser vuestra Madre. Que abráis ante Ella vuestros corazones y vuestras conciencias. Que Ella os ayude a encontrar siempre a Cristo, para «seguirlo», por cada uno de los caminos de vuestra vida.
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Este fue el momento de la vocación de María. Y de ese momento dependió la posibilidad misma de la Navidad. Sin el «sí» de María, Jesús no hubiera nacido.

Juan Pablo II a los jóvenes suizos

DISCURSO DE JUAN PABLO II DURANTE EL ENCUENTRO CON LOS JÓVENES EN EL PALACIO DE DEPORTES DE BERNA
Sábado 5 de junio de 2004

Queridos jóvenes suizos: Me siento feliz de estar con vosotros hoy. Vuestro entusiasmo ha rejuvenecido mi corazón. ¡Gracias! ¡Gracias por vuestra cordialidad! Sois el buen futuro de Suiza.

1. "¡Levántate!" (Lc 7, 14). Esta palabra del Señor al joven de Naím resuena hoy con fuerza en nuestra asamblea, y se dirige a vosotros, queridos jóvenes amigos, muchachos y muchachas católicos de Suiza. El Papa ha venido de Roma para volverla a escuchar, juntamente con vosotros, de labios de Cristo y para hacerse eco de ella. Os saludo a todos con afecto, queridos amigos, y os agradezco vuestra cordial acogida. Saludo también a vuestros obispos, a los sacerdotes, a los religiosos y a los animadores que os acompañan en vuestro camino. Dirijo con afecto un saludo particular al señor Joseph Deiss, presidente de la Confederación Helvética; al pastor Samuel Lutz, presidente del Consejo sinodal de las Iglesias Reformadas de Berna-Jura-Soleure, y a vuestros amigos de otras Confesiones que han querido participar en este encuentro.

2. El Evangelio de san Lucas narra un encuentro: por una parte, está el triste cortejo que acompaña al cementerio al joven hijo de una madre viuda; por otra, el grupo festivo de los discípulos que siguen a Jesús y lo escuchan. También hoy, jóvenes amigos, podríais formar parte de aquel triste cortejo que avanza por el camino de la aldea de Naím. Eso sucedería si os dejáis llevar de la desesperación, si los espejismos de la sociedad de consumo os seducen y os alejan de la verdadera alegría enredándoos en placeres pasajeros, si la indiferencia y la superficialidad os envuelven, si ante el mal y el sufrimiento dudáis de la presencia de Dios y de su amor a toda persona, si buscáis saciar vuestra sed interior de amor verdadero y puro en el mar de una afectividad desordenada. Precisamente en esos momentos, Cristo se acerca a cada uno de vosotros y, como hizo al muchacho de Naím, os dirige la palabra que sacude y despierta: "¡Levántate!". "Acoge la invitación que te hará ponerte de pie". No se trata de simples palabras: es Jesús mismo, el Verbo de Dios encarnado, quien está delante de vosotros. Él es "la luz verdadera que ilumina a todo hombre" (Jn 1, 9), la verdad que nos hace libres (cf. Jn 14, 6), la vida que el Padre nos da en abundancia (cf. Jn 10, 10). El cristianismo no es un simple libro de cultura o una ideología; y ni siquiera es sólo un sistema de valores o de principios, por más elevados que sean. El cristianismo es una persona, una presencia, un rostro: Jesús, el que da sentido y plenitud a la vida del hombre.

3. Pues bien, yo os digo a vosotros, queridos jóvenes: No tengáis miedo de encontraros con Jesús. Más aún, buscadlo en la lectura atenta y disponible de la sagrada Escritura y en la oración personal y comunitaria; buscadlo participando de forma activa en la Eucaristía; buscadlo acudiendo a un sacerdote para el sacramento de la reconciliación; buscadlo en la Iglesia, que se manifiesta a vosotros en los grupos parroquiales, en los movimientos y en las asociaciones; buscadlo en el rostro del hermano que sufre, del necesitado, del extranjero. Esta búsqueda caracteriza la existencia de muchos jóvenes coetáneos vuestros que se han puesto en camino hacia la Jornada mundial de la juventud, que se celebrará en Colonia en el verano del año próximo. Ya desde ahora os invito cordialmente también a vosotros a esa gran cita de fe y de testimonio. También yo, como vosotros, tuve veinte años. Me gustaba hacer deporte, esquiar, declamar. Estudiaba y trabajaba. Tenía deseos e inquietudes. En aquellos años, ya lejanos, en tiempos en que mi patria se hallaba herida por la guerra y luego por el régimen totalitario, buscaba dar un sentido a mi vida. Lo encontré siguiendo al Señor Jesús.

4. La juventud es el momento en que también tú, querido muchacho, querida muchacha, te preguntas qué vas a hacer con tu existencia, cómo puedes contribuir a hacer que el mundo sea un poco mejor, cómo puedes promover la justicia y construir la paz. Esta es la segunda invitación que te dirijo: "¡Escucha!". No te canses de entrenarte en la difícil disciplina de la escucha. Escucha la voz del Señor, que te habla a través de los acontecimientos de la vida diaria, a través de las alegrías y los sufrimientos que la acompañan, a través de las personas que se encuentran a tu lado, a través de la voz de tu conciencia, sedienta de verdad, de felicidad, de bondad y de belleza. Si abres tu corazón y tu mente con disponibilidad, descubrirás "tu vocación", es decir, el proyecto que Dios, en su amor, desde siempre tiene preparado para ti.

5. Y podrás formar una familia, fundada en el matrimonio como pacto de amor entre un hombre y una mujer que se comprometen a una comunión de vida estable y fiel. Podrás afirmar con tu testimonio personal que, a pesar de las dificultades y los obstáculos, se puede vivir en plenitud el matrimonio cristiano como experiencia llena de sentido y como "buena nueva" para todas las familias. Y si Dios te llama, podrás ser sacerdote, religioso o religiosa, entregando con corazón indiviso tu vida a Cristo y a la Iglesia, transformándote así en signo de la presencia amorosa de Dios en el mundo de hoy. Podrás ser, como muchos otros antes que tú, apóstol intrépido e incansable, vigilante en la oración, alegre y acogedor en el servicio a la comunidad. Sí, también tú podrías ser uno de ellos. Sé muy bien que ante esta propuesta titubeas. Pero te digo. ¡No tengas miedo! Dios no se deja vencer en generosidad. Después de casi sesenta años de sacerdocio, me alegra dar aquí, ante todos vosotros, mi testimonio: ¡es muy hermoso poder consumirse hasta el final por la causa del reino de Dios!

6. Os quiero hacer una tercera invitación: joven de Suiza, "¡Ponte en camino!". No te limites a discutir; no esperes para hacer el bien las ocasiones que tal vez no se presenten nunca. ¡Ha llegado el tiempo de la acción! En los albores de este tercer milenio, también vosotros, jóvenes, estáis llamados a proclamar el mensaje del Evangelio con el testimonio de vuestra vida. La Iglesia necesita vuestras energías, vuestro entusiasmo, vuestros ideales juveniles, para hacer que el Evangelio impregne el entramado de la sociedad y suscite una civilización de auténtica justicia y de amor sin discriminaciones.Hoy, más que nunca, en un mundo a menudo sin luz y sin la valentía de ideales nobles, no es tiempo para avergonzarse del Evangelio (cf. Rm 1, 16). Más bien, es tiempo de proclamarlo desde las terrazas (cf. Mt 10, 27). El Papa, vuestros obispos, toda la comunidad cristiana cuentan con vuestro compromiso, con vuestra generosidad y os siguen con confianza y esperanza: jóvenes de Suiza, ¡poneos en camino! El Señor camina con vosotros. Llevad en vuestras manos la cruz de Cristo; en vuestros labios, las palabras de vida; y en vuestro corazón, la gracia salvadora del Señor resucitado. ¡Levántate! Es Cristo quien te habla. ¡Escúchalo!

sábado, 19 de abril de 2008

Annex catequétic

ANNEX CATEQUÉTIC

(Per als pares i catequistes: No es tracta aquí d’exposar per complet totes les veritats de fe predicades per l'Esglèsia, sinó aquelles coses que hem de tenir especialment en compte, per a explicar adequadament la doctrina cristiana a cadascun).

El que hem de creure

Crec en un sol Déu, Pare totpoderós, Creador del Cel i de la terra, de tot el visible i d’invisible.

1) Déu és un Ésser Infinit –en poder, en bondat, en saviesa,... en tot!-, Etern, Principi i Fi de totes les coses.

2) Déu és Un en Essència i Tri en Persones: Déu és Pare, Fill i Esperit Sant.Crec en un sol Senyor, Jesucrist, Fill únic de Déu, nascut del Pare abans de tots els segles: Déu de Déu, Llum de Llum, Déu veritable de Déu veritable, engendrat, no pas creat, de la mateixa naturalesa del Pare, per qui tot va ser fet;

3) La Segona Persona de la Santíssima Trinitat, el Fill, s’ha fet home, i es diu Jesús. Jesucrist és Déu i Home veritable.

4) El Fill de Déu s’ha fet Home per a ensenyar-nos a viure com fills de Déu i per a oferir la seva vida pels nostres pecats, obrint-nos així les portes del Cel.

que per nosaltres, els homes, i per la nostra salvació va baixar del Cel, i per obra de l’Esperit Sant es va encarnar de Maria, la Verge,

5) Maria és la Mare de Jesucrist, veritable Déu i veritable Home; per això, sent una dona de carn i os, podem nomenar-la “la Mare de Déu”.

6) La sempre Mare de Déu, per especial privilegi de Déu, ha estat concebuda sense pecat original -és Immaculada-, i ha estat conduïda al Cel en cos i ànima (aquest és el misteri de l'Assumpció).

7) Santa Maria, per ser Mare de Jesús -el nostre “germà major”, en l'ordre de la gràcia- és, també, la Mare nostra espiritual.

i es va fer home; i per la nostra causa va ser crucificat en temps de Ponç Pilat; va patir i va ser sepultat, i va ressuscitar al tercer dia, segons les Escriptures, i va pujar al Cel, i està assegut a la dreta del Pare,

8) Jesucrist, després de patir i morir en una Creu, va ressuscitar d’antre els morts, i està gloriós en el Cel per a intercedir per nosaltres.

i de nou vindrà amb glòria per a jutjar a vius i morts, i el seu Regne no tindrà fi.

9) Al final dels temps el Senyor jutjarà a tots els homes: Premiant a uns i castigant a uns altres. Alguns van al Cel després de purificar-se en el Purgatori.

10) Déu és infinitament misericordiós: Mentre vivim en la terra, ho perdona tot!, amb la condició de que sincerament li demanem perdó, amb el propòsit de confessar-nos.

11) Déu no rebutja mai a ningú i desitja la salvació per a tots. Però els homes –per debilitat, per influències del mal ambient o per les temptacions del dimoni- podem fer mal ús de la llibertat i rebutjar a Déu pel pecat, apartant-nos per a sempre d'Ell, tret que ens penedim de debò.

Crec en l’Esperit Sant, Senyor i dador de vida, que procedeix del Pare i del Fill, que amb el Pare i el Fill rep una mateixa adoració i glòria, i que va parlar pels Profetes.

12) L'Esperit Sant -que va venir sobre els Apòstols en Pentecosta-, va inspirar les Sagrades Escriptures, condueix al Magisteri de l’Església perquè no caigui en l’error, desperta en el món multitud de “carismes”, i santifica a les ànimes perquè arribin a assemblar-se a l'Home perfecte: Jesús.

Crec en l'Església, que és una, santa, catòlica i apostòlica.

13) L'Església és una institució jeràrquica –composta per fidels laics i sacerdots- fundada per Crist sobre la “roca” de Pere (el primer Papa) i construïda sobre les “columnes” dels Apòstols (els primers Bisbes). L'Església és el nou Poble de Déu.

14) Jesús va prometre que protegiria a l'Església de tot error i de tot perill: “Els poders de l’infern -va dir el Senyor- no prevaldran sobre ella”. El Senyor governa el món i la història amb la seva Providència i cuida especialment dels seus fills.

Confesso que hi ha un sol baptisme per al perdó dels pecats.

15) Pel Baptisme ens fem “fills de Déu”, i se’ns esborren tots els pecats, especialment el pecat original, que ens van transmetre els nostres primers pares.

Espero la resurrecció dels morts i la vida del món futur. Amén.

16) L’home ha estat creat per Déu per a una destinació d’eterna felicitat. Però cada home és lliure –i responsable- d’acceptar el pla de Déu o de rebutjar-lo.

17) Els homes no som independents uns d’uns altres, sinó que tenim el deure ajudar-nos en les coses materials i espirituals: Resant, donant-nos bon exemple, corregint-nos, servint als altres, perdonant, donant almoina, dedicant temps i esforç als més necessitats, etc. Des del Cel també ens ajuden els Àngels i els Sants.

El que hem de practicar

1) Els Manaments de la Llei de Déu expressen les exigències de l’amor de Déu i del proïsme. Al mateix temps ens ensenyen la veritable humanitat de l’home. Déu els va revelar. Són “advertiments paternals” del nostre Pare Déu, perquè no ens desviem del camí que ens duu a la felicitat eterna del Cel. “El qual m’estima – diu Jesús- complirà els meus Manaments”.

2) El principal Manament és el de la caritat: “Estimaràs a Déu sobre totes les coses, i al proïsme com a tu mateix”.

Els Manaments de la Llei de Déu, que obliguen sempre i a tots, són deu:
Primer: Estimaràs a Déu sobre totes les coses.
Segon: No prendràs en va el seu sant Nom.
Tercer: Santificaràs les festes.
Cuart: Honraràs al teu pare i a la teva mare.
Cinquè: No mataràs.
Sisè: No cometràs actes impurs.
Setè: No robaràs.
Vuitè: No aixecaràs fals testimoni, ni mentiràs.
Novè: No consentiràs pensaments ni desitjos impurs.
Dècim: No cobejaràs els béns d’atri.

Els Manaments de l'Església, que obliguen -si no hi ha inconvenient greu - a tots els catòlics, són cinc:
Primer: Assistir a Missa els diumenges i festes de precepte.
Segon: Confessar els pecats mortals almenys una vegada a l’any, en perill de mort i si es desitja combregar.
Tercer: Combregar per Pasqua de Resurrecció.
Cuart: Viure l’abstinència de carn (a partir dels 14 anys) i el dejuni (a partir dels 18) quan ho mana la Santa Mare Església.
Cinquè: Ajudar a l'Església en les seves necessitats.

La santedat de la vida cristiana, es manifesta per les virtuts –teologals i cardinals- i arriba a la seva plenitud amb les benaurances i els dons de l'Esperit Sant.

Les virtuts teologals (que es refereixen al tracte amb Déu) són tres: Fe, esperança i caritat.

Les virtuts cardinals (per a ser homes i dones d’una peça) són quatre: Prudència, justícia, fortalesa i temprança.

Les benaurances són vuit:
Benaventurats els pobres d’esperit, perquè d’ells és el Regne dels Cels.
Benaventurats els mansos, perquè ells posseiran la terra.
Benaventurats els afligits, perquè ells seran consolats.
Benaventurats els quals tenen fam i set de justícia, perquè ells seran farts.
Benaventurats els misericordiosos, perquè ells arribaran a misericòrdia.
Benaventurats els nets de cor, perquè ells veuran a Déu.
Benaventurats els pacífics, perquè ells seran cridats fills de Déu.
Benaventurats els quals pateixen persecució a causa de la justícia, perquè d’ells és el Regne dels Cels.

Els dons de l'Esperit Sant són set:
do de Saviesa,
do d’Enteniment,
do de Ciència,
do de Consell,
do de Fortalesa,
do de Pietat i
do del Sant Temor de Déu.

Els fruits de l'Esperit Sant són dotze: caritat, goig, pau, paciència, longanimitat, bondat, benignitat, mansedumbre, fidelitat, modèstia, continència i castedat.

Els mitjans de santificació

-a través dels quals ens arriba la gràcia del nostre Senyor Jesucrist-, són:
Els Sagraments, que són set: Baptisme, Confirmació, Comunió, Penitència, Unció de malalts, Matrimoni i Ordre Sacerdotal.

1) Els Sagraments són signes sensibles a través dels quals ens arriba a cadascun la gràcia de Crist per a ser i viure com fills de Déu i semblar-nos cada vegada més a Jesús.

2) El Senyor ha volgut quedar-se veritablement amb nosaltres en l’Eucaristia, on està realment amb el seu Cos, Sang, Ànima i Divinitat, per a ser aliment de la nostra ànima, i perquè puguem participar dels seus mèrits.

El tracte amb Déu

es manifesta, especialment, a través de l’Oració

1) Orar és parlar amb Déu, el nostre Pare, per a lloar-li, donar-li gràcies, demanar-li el que necessitem –o necessiten altres-, fer propòsits de millora, demanar-li perdó pels nostres pecats, etc. També orem quan vam acompanyar en silenci al Senyor, quan sabem oferir un sofriment en unió amb Crist. En fi, es resa com es viu i es viu com es resa. L’oració no és qüestió de paraules, sinó d’amor.

2) Déu es gaudeix amb la nostra oració i nosaltres necessitem –com la respiració de l'ànima- parlar amb confiança amb Ell.

3) L'Oració dominical és l'oració per excel·lència de l'Església. Forma parteix integrant de les principals Hores de l'Ofici diví i dels sagraments de la iniciació cristiana: Baptisme, Confirmació i Eucaristia. Insereix en l'Eucaristia, manifesta el caràcter "escatològic" de les seves peticions, en l’esperança del Senyor, "fins que venja" (1 Co 11, 26) (Catecisme de l'Església Catòlica, n. 2776).

L’oració del cristià és el Parenostre.

D. Antonio Fernández Madero

Anexo catequético

ANEXO CATEQUÉTICO

(Para los padres y catequistas: No se trata aquí de exponer por completo todas las verdades de fe predicada por la Iglesia, sino aquellas cosas que hemos de tener especialmente en cuenta, para explicar adecuadamente la doctrina cristiana a cada uno).

Lo que hemos de creer

Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

1) Dios es un Ser Infinito –en poder, en bondad, en sabiduría,... ¡en todo!-, Eterno, Principio y Fin de todas las cosas.
2) Dios es Uno en Esencia y Trino en Personas: Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho;

3) La Segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Hijo, se ha hecho hombre, y se llama Jesús. Jesucristo es Dios y Hombre verdadero.

4) El Hijo de Dios se ha hecho Hombre para enseñarnos a vivir como hijos de Dios y para ofrecer su vida por nuestros pecados, abriéndonos así las puertas del Cielo.

que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del Cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,

5) María es la Madre de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre; por eso, siendo una mujer de carne y hueso, podemos llamarla “la Madre de Dios”.

6) La siempre Virgen María, por especial privilegio de Dios, ha sido concebida sin pecado original -es Inmaculada-, y ha sido llevada al Cielo en cuerpo y alma (este es el misterio de la Asunción).

7) Santa María, por ser Madre de Jesús -nuestro “hermano mayor”, en el orden de la gracia- es, también, Madre nuestra espiritual.

y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al Cielo, y está sentado a la derecha del Padre,

8) Jesucristo, después de padecer y morir en una Cruz, resucitó de entre los muertos, y está glorioso en el Cielo para interceder por nosotros.
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin.

9) Al final de los tiempos el Señor juzgará a todos los hombres: Premiando a unos y castigando a otros. Algunos van al Cielo después de purificarse en el Purgatorio.

10) Dios es infinitamente misericordioso: Mientras vivimos en la tierra, ¡lo perdona todo!, con tal de que sinceramente le pidamos perdón, con el propósito de confesarnos.

11) Dios no rechaza nunca a nadie y desea la salvación para todos. Pero los hombres –por debilidad, por influencias del mal ambiente o por las tentaciones del demonio- podemos hacer mal uso de la libertad y rechazar a Dios por el pecado, apartándonos para siempre de Él, a no ser que nos arrepintamos de verdad.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los Profetas.

12) El Espíritu Santo -que vino sobre los Apóstoles en Pentecostés-, inspiró las Sagradas Escrituras, conduce al Magisterio de la Iglesia para que no caiga en el error, despierta en el mundo multitud de “carismas”, y santifica a las almas para que lleguen a parecerse al Hombre perfecto: Jesús.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.

13) La Iglesia es una institución jerárquica –compuesta por fieles laicos y sacerdotes- fundada por Cristo sobre la “roca” de Pedro (el primer Papa) y construida sobre las “columnas” de los Apóstoles (los primeros Obispos). La Iglesia es el nuevo Pueblo de Dios.

14) Jesús prometió que protegería a la Iglesia de todo error y de todo peligro: “Los poderes del infierno -dijo el Señor- no prevalecerán sobre ella”. El Señor gobierna el mundo y la historia con su Providencia y cuida especialmente de sus hijos.

Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.

15) Por el Bautismo nos hacemos “hijos de Dios”, y se nos borran todos los pecados, especialmente el pecado original, que nos transmitieron nuestros primeros padres.

Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

16) El hombre ha sido creado por Dios para un destino de eterna felicidad. Pero cada hombre es libre –y responsable- de aceptar el plan de Dios o de rechazarlo.

17) Los hombres no somos independientes unos de otros, sino que tenemos el deber de ayudarnos en las cosas materiales y espirituales: Rezando, dándonos buen ejemplo, corrigiéndonos, sirviendo a los demás, perdonando, dando limosna, dedicando tiempo y esfuerzo a los más necesitados, etc. Desde el Cielo también nos ayudan los Ángeles y los Santos.

Lo que hemos de practicar

1) Los Mandamientos de la Ley de Dios expresan las exigencias del amor de Dios y del prójimo. Al mismo tiempo nos enseñan la verdadera humanidad del hombre. Dios los reveló. Son “advertencias paternales” de nuestro Padre Dios, para que no nos desviemos del camino que nos lleva a la felicidad eterna del Cielo. “El que me ama –dijo Jesús-cumplirá mis Mandamientos”.

2) El principal Mandamiento es el de la caridad: “Amarás a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo”.

Los Mandamientos de la Ley de Dios, que obligan siempre y a todos, son diez:
Primero: Amarás a Dios sobre todas las cosas.
Segundo: No tomarás en vano su santo Nombre.
Tercero: Santificarás las fiestas.
Cuarto: Honrarás a tu padre y a tu madre.
Quinto: No matarás.
Sexto: No cometerás actos impuros.
Séptimo: No robarás.
Octavo: No levantarás falsos testimonios, ni mentirás.
Noveno: No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
Décimo: No codiciarás los bienes ajenos.

Los Mandamientos de la Iglesia, que obligan -si no hay inconveniente grave - a todos los católicos, son cinco:
Primero: Asistir a Misa los domingos y fiestas de precepto.
Segundo: Confesar los pecados mortales al menos una vez al año, en peligro de muerte y si se desea comulgar.
Tercero: Comulgar por Pascua de Resurrección.
Cuarto: Vivir la abstinencia de carne (a partir de los 14 años) y el ayuno (a partir de los 18) cuando lo manda la Santa Madre Iglesia.
Quinto: Ayudar a la Iglesia en sus necesidades.

La santidad de la vida cristiana, se manifiesta por las virtudes –teologales y cardinales- y alcanza su plenitud con las bienaventuranzas y los dones del Espíritu Santo

Las virtudes teologales (que se refieren al trato con Dios) son tres: Fe, esperanza y caridad.

Las virtudes cardinales (para ser hombres y mujeres de una pieza) son cuatro: Prudencia, justicia, fortaleza y templanza.

Las bienaventuranzas son ocho:
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra.
Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución a causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Los dones del Espíritu Santo son siete:
don de Sabiduría,
don de Entendimiento,
don de Ciencia,
don de Consejo,
don de Fortaleza,
don de Piedad y
don del Santo Temor de Dios.

Los frutos del Espíritu Santo son doce: caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad.

Los medios de santificación

-a través de los cuales nos llega la gracia de Nuestro Señor Jesucristo-, son:

Los Sacramentos, que son siete: Bautismo, Confirmación, Comunión, Penitencia, Unción de enfermos, Matrimonio y Orden Sacerdotal.

1) Los Sacramentos son signos sensibles a través de los cuales nos llega a cada uno la gracia de Cristo para ser y vivir como hijos de Dios y parecernos cada vez más a Jesús.
2) El Señor ha querido quedarse verdaderamente con nosotros en la Eucaristía, donde está realmente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, para ser alimento de nuestra alma, y para que podamos participar de sus méritos.

El trato con Dios
se manifiesta, especialmente, a través de la Oración

1) Orar es hablar con Dios, nuestro Padre, para alabarle, darle gracias, pedirle lo que necesitamos –o necesitan otros-, hacer propósitos de mejora, pedirle perdón por nuestros pecados, etc. También oramos cuando acompañamos en silencio al Señor, cuando sabemos ofrecer un sufrimiento en unión con Cristo. En fin, se reza como se vive y se vive como se reza. La oración no es cuestión de palabras, sino de amor.

2) Dios se goza con nuestra oración y nosotros necesitamos –como la respiración del alma- hablar con confianza con Él.

3) La Oración dominical es la oración por excelencia de la Iglesia. Forma parte integrante de las principales Horas del Oficio divino y de los sacramentos de la iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía. Inserta en la Eucaristía, manifiesta el carácter "escatológico" de sus peticiones, en la esperanza del Señor, "hasta que venga" (1 Co 11, 26) (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2776).

La oración del cristiano es el Padrenuestro.

Doctrina cristiana básica (català)

INTRODUCCIÓ

1. Podem conèixer Déu? Déu és espiritual i ningú pot veure’l ni tocar-lo. No obstant això, hi ha dues maneres de conèixer a Déu: observant les seves obres i accedint a les manifestacions divines.

2. Observant les seves obres? Coneixem els fenicis, faraons, etc. estudiant les seves restes arqueològiques. De manera similar, observant la creació arribem al Creador. Per exemple, n’hi ha proa amb veure una nit estellada per a reconèixer la saviesa de qui ha organitzat l'univers.

3. Déu s’ha manifestat? El Senyor s’ha revelat als homes a través de profetes i sants, i sobre tot amb la vinguda del Fill de Déu al món.

4. Com sabem que és Déu qui parla? Les manifestacions divines van acompanyades de fets portentosos que avalen l’origen diví.

5. On es conserva la revelació divina? La Bíblia i tradicions jueves van ser l'inici. Nostre Senyor Jesucrist va culminar la revelació, i va encarregar als Apòstols que transmetessin els seus ensenyaments. Ells ho van fer principalment de manera oral (Tradició). A més, el Senyor va voler que el seu missatge s’escrivís, i la Bíblia es va completar. Els successors dels Apòstols -els Bisbes amb el Papa- continuen aquesta missió amb el seu ensenyament (Magisteri).

6. La Tradició és oral? La Tradició va començar oralment, es va gravar en la vida dels cristians, i figura per escrit en els llibres dels grans sants de l’antiguitat -Sants Pares- com S. Agustí.

7. Què es tracta d’aconseguir aprenent la doctrina cristiana? Es pretén conèixer i practicar els ensenyaments de Crist per a adquirir la santedat i guanyar la vida eterna.

8. Què és la santedat? D’una persona santa es pot dir que: - Imita a Crist, fins a identificar-se amb Ell.
- Procura complir la voluntat de Déu en tot moment.
- Ha adquirit moltes virtuts i arriba a viure-les en grau heroic.

9. Què són les virtuts? Són hàbits bons. S’aconsegueixen per dons de Déu (virtuts sobrenaturals o infuses) o per repetició d’actes (virtuts humanes). Les virtuts milloren la personalitat humana donant-li facilitat i costum d’obrar bé.

10. Com es divideix la doctrina cristiana? Sol estudiar-se en quatre parts:
- Les veritats que Déu ha revelat perquè els seus fills el coneguem millor. (Credo). - Els dons que ens atorga perquè siguem bons fills seus. (Sagraments).
- La manera de viure d’un fill de Déu. (Manaments).
- El tracte dels fills de Déu amb el seu Pare. (Oració).

VERITATS PRINCIPALS

1. Què sabem de Déu? Sabem que Déu és espiritual, bo, totpoderós, etern... Tot ho veu, tot ho coneix. Premia els bons i castiga els dolents. Els cristians sabem a més que som fills de Déu i li resem "Pare nostre..."

2. Només hi ha un Déu? Sí. En Déu hi ha tres persones: Pare, Fill i Esperit Sant. Aquesta Trinitat de persones són un únic Déu.

3. Què sabem del món? Sabem que l'univers ha estat creat per Déu i que el Senyor el cuida. No desitja el mal en el món; si permet alguns mals és a causa de greus motius dels quals n’obtindrà béns majors.

4. Àngels? A més de les criatures materials Déu ha creat als àngels i cada persona té un àngel de la guarda que la protegeix. Alguns àngels es van rebel·lar contra Déu i es van tornar malvats; són els dimonis.

5. Què sabem de l’home? Sabem que l’home és un ésser corporal i espiritual creat per Déu per a ser feliç amb Ell en el cel després de fer el bé en la terra.

6. Dons.- Al crear la primera parella humana, Déu va voler afegir-li uns dons especials com la immortalitat i sobretot la gràcia que elevava la naturalesa humana fent-la partícip de la divina. Però Adam i Eva, temptats pel diable, van desobeir el mandat del Senyor perdent aquests béns que posseïen.

7. El pecat original.- En conseqüència els homes heretem aquesta situació i naixem apartats de Déu en un estat anomenat pecat original. Des de llavors en el cor humà al costat del desig d’obrar bé va aparèixer una inclinació al mal, de manera que actuar bé exigeix esforç. Amb aquest pecat va entrar el mal i la mort en el món.

8. Qui és Jesucrist? Jesucrist és la Segona Persona de la Trinitat que es va fer home per a salvar-nos d’aquesta situació. Jesucrist és perfecte Déu i perfecte home. Per obra de l'Esperit Sant va néixer de Santa Maria a Betlem. Un naixement miraculós.

9. Quins miracles va haver-hi en el naixement de Jesús? Josep, l’espòs de Maria, va ser avisat per un àngel d’e què passava. Maria va concebre sense intervenció de baró (això va ser fàcil per al Creador d’Adam i Eva). Uns àngels van avisar als pastors; una estrella als Mags. Però l’acció divina més poderosa va ser assolir que una persona fos alhora Déu i home.

10. Què sabem de la vida de Jesucrist? Va viure trenta anys a Natzaret treballant en el taller de Sant Josep. Després, durant tres anys, va predicar a Israel i va manifestar la seva divinitat amb miracles portentosos que avalaven les seves paraules. Va morir en la Creu acceptant aquest suplici per amor a nosaltres.

11. I després de la seva mort? Va ressuscitar al tercer dia de la seva mort. Es va aparèixer a centenars de deixebles i els va encarregar que ensenyessin la seva doctrina en tot el món. Aquesta tasca apostòlica és la gran missió de l'Església i de cada cristià. La van començar els dotze Apòstols que Jesús va triar.

12. Què són els Evangelis? Són quatre llibres de la Bíblia escrits quan encara vivien alguns Apòstols i primers deixebles de Crist, i avalats per la seva aprovació. Narren la vida de Jesús i els seus principals ensenyaments. Pel seu elevat valor històric, són el millor document per a conèixer la vida del Senyor. Déu mateix va ajudar als seus escriptors perquè relatessin bé el succeït.

13. Qui és la Verge Maria? És la Mare de Déu, perquè d'Ella va néixer nostre Senyor Jesucrist, perfecte Déu. El Senyor va omplir de dons la seva Mare; per exemple, va ser concebuda i va néixer sense pecat original de manera que en la seva vida mai va haver-hi pecat algun: és Immaculada. És també Mare nostra, doncs la gràcia ens fa fills de Déu, identificant-nos amb Crist.

14. Qui formen l'Església? L'Església està formada per tots els batejats, i dirigida pel Papa que representa a Jesucrist com a successor de Sant Pere. Pere va ser l’apòstol que Jesús va triar per a governar l'Església. El Papa continua la seva missió, amb ajuda de l'Esperit Sant, doncs Déu mateix té cura de l'Església que va voler fundar.

15. Quina unió hi ha entre els cristians? Els cristians formen el cos místic de Crist, que n’és el cap. L'Esperit Sant que inhabita en les persones en gràcia, seria com l’ànima que vivifica aquest cos. Els seus membres participen dels mateixos béns espirituals -Comunió dels sants-, sobretot dels mèrits de Jesucrist.

16. Un exemple d’aquesta unió amb Crist? En la Missa, Jesucrist ofereix a Déu Pare el sacrifici de la seva vida lliurada en la creu. Els cristians poden beneficiar-se d’aquesta ofrena per la seva unió espiritual amb Ell.

17. Un exemple de unió dels cristians entre si? Aquesta vinculació s’estén als sants del cel i a les ànimes del purgatori. De manera que tots procuren ajudar-se. És important resar pels difunts.

18. Què succeeix després de la mort? Després de la mort serem jutjats per Déu. La sentència d’aquest judici pot ser triple:
- Els qui moren en gràcia s’uniran amb Déu en el cel gaudint de la màxima felicitat sense barreja de cap mal, i per sempre.
- Els qui moren en pecat mortal sofriran els turments eterns de l'infern.
- Al purgatori hi van els qui moren en gràcia de Déu però amb l’ànima menys brillant del necessari per a anar al cel. En el purgatori hi ha grans sofriments però també esperança, doncs saben que després de purificar-se veuran Déu.

ELS SAGRAMENTS

A. Què són els Sagraments? B. Quins són els Sagraments?

A. QUÈ SÓN ELS SAGRAMENTS?

1. Quines petjades queden del pas de Crist per la terra? Gràcies a Ell disposem ara de grans béns, que podem ordenar en tres tipus:
- Béns espirituals, com la redempció, la gràcia santificant i el tresor de comptar amb la protecció maternal de Maria.
- Dons visibles, com el Papa, successor de Pere i garantia de seguretat en el camí. - Dons en part visibles, en part espirituals, com els sagraments que atorguen béns o gràcies espirituals a través de signes visibles.

2. Què és la gràcia? En general, gràcia és qualsevol do de Déu, però normalment es diu així a la gràcia santificant: do sobrenatural que divinitza l’home transformant-lo de pecador en fill de Déu.

3. Hi ha molta diferència entre estar en gràcia i no? La diferència és enorme. D’una banda, separació de Déu i encaminament a l'infern. D’altra banda, amistat i filiació divines, divinització i obertura del cel.

4. Quins són els mitjans principals per a adquirir gràcies? Els mitjans principals per a adquirir gràcies són l’oració i els sagraments. Alguns sagraments proporcionen la gràcia santificant. La majoria dels sagraments augmenten aquesta gràcia i atorguen altres ajudes divines.

5. Què són els sagraments? Els sagraments són signes visibles instituïts per Jesucrist per a donar-nos la gràcia. Són set i produeixen béns espirituals comparables amb la vida natural de la manera que ara veurem.

B. QUINS SÓN ELS SAGRAMENTS?

6. Quins són els dos primers sagraments?
- El primer dels sagraments és el Baptisme, que esborra el pecat original atorgant la gràcia santificant per primera vegada. Ve a ser el naixement a la vida espiritual.
- El segon és la Confirmació, que augmenta els dons de l'Esperit Sant i ens enforteix de manera similar al creixement humà.

7. Com aconseguir que Déu perdoni els nostres pecats? Per a perdonar els pecats, Déu ha instituït el sagrament de la Confessió. Per a rebre aquest sagrament fan falta dues condicions:
- Estar penedit d’aquests pecats amb la intenció o propòsit de no tornar a cometre’ls. No cal endevinar el futur sinó decidir fermament no tornar a pecar.

- És necessari dir a un sacerdot els pecats, perquè ell els perdoni en nom de Déu. Cal dir tots els pecats greus i el nombre aproximat de vegades que es van cometre.

8. Quins efectes té el sagrament de la Confessió? D’alguna manera se sembla a les medicines, que solen tenir dues funcions: guarir i protegir. La confessió aconsegueix aquests efectes: perdona els pecats i atorga gràcies per a vèncer més fàcilment les futures temptacions.

9. Quins aspectes abasta el sagrament de l'Eucaristia? Aquest sagrament abasta tres grans aspectes:
- En l’Eucaristia està realment Jesucrist, amb totes les conseqüències d’adoració, respecte, desig d’acompanyar-lo en els Sagraris, cura material, etc.
- En la Missa es repeteix el sacrifici de la Creu, i és el més gran que els homes podem oferir a Déu.
- En la Comunió es rep al mateix Jesucrist, i així ve a ser aliment que restaura i repara les forces de l’ànima, alhora que ens uneix i transforma en Crist. En el menjar terrè l’aliment passa a ser cos humà; aquí en canvi, és l’home qui es va divinitzant.

10. Què es requereix per a poder combregar? Per a rebre la Comunió es necessiten tres condicions:

- La fe: estar batejat i saber a Qui es rep sota l’aparença de pa.

- Estar en gràcia de Déu, és a dir, haver-se confessat de tots els pecats greus que s’hagin comès. Això és molt important doncs no s’ha de rebre a Déu mal preparat.- Ha d’haver passat una hora sense prendre aliments.

11. Què és la unció dels malalts? El sagrament de la unció de malalts ajuda a qui estan en perill de mort per malaltia o vellesa. Els enforteix per als instants que es decideix la vida eterna. És un sagrament important i convé administrar-lo sense esperar a última hora.

12. Qui són els sacerdots? Són cristians que han rebut d’un Bisbe el sagrament de l'Ordre sacerdotal, i per tant, poden celebrar la santa missa, administrar els altres sagraments i predicar l’evangeli amb autoritat.

13. El matrimoni és un sagrament? Es diu matrimoni a la unió estable d’un home i una dona formant una família. Els nuvis, en casar-se, es comprometen a voler-se per a sempre i a rebre i educar els fills que Déu els enviï. El Senyor ha volgut atorgar gràcies especials a qui es casen perquè compleixin bé aquesta missió, i per a ells va instituir el sagrament del Matrimoni.

ELS MANAMENTS

1. Sabem com comportar-nos? Podem conèixer com comportar-nos, doncs disposem de dues fonts d’informació:
- Analitzant la nostra pròpia naturalesa és possible descobrir el que ens convé.
- El Creador mateix ens ha manifestat el que hem de fer i evitar. El resum es conté en els deu manaments donats per Déu a Moisés.

2. Els manaments són una càrrega pesada que Déu imposa? No, no. Els manaments són una ajuda divina que il·lumina el camí. El Creador sap el que ens convé i, com desitja que siguem feliços, ens avisa del comportament adequat. Els actes de robar, matar, mentir perjudiquen l’home i ofenen el Senyor encara que Ell no ho hagués dit.

3. Quins són els tres primers manaments? Els tres primers manaments resumeixen les obligacions de l’home respecte a Déu. Són aquests: - «Estimaràs Déu sobre totes les coses».- Inclou el deure de protegir la fe cuidant la formació cristiana. També recorda l’obligació de no conformar-se en l’amor a Déu.
- «No prendràs el nom de Déu en va».- Recorda l’obligació de venerar el nom de Déu pronunciant-lo amb respecte.
- «Santificarás les festes».- Inclou el deure de donar culte a Déu assistint a Missa els diumenges. Un tema important, per ser obligació respecte a Déu, i per les gràcies divines que rebem en cada Missa.

4. Quin és el quart manament? Després de les obligacions amb Déu, el Senyor ens recorda els deures cap als pares i autoritats: «Honraràs el teu pare i la teva mare». Aquí s’inclouen els deures dels pares cap als fills, i per això el divorci és un pecat contra el quart i sisè manaments.

5. El cinquè manament? A continuació comencen els deures cap al proïsme en general, començant per respectar la vida: «No mataràs». Es prohibeix aquí l’avortament, l’eutanàsia i, en general, maltractar al proïsme o a un mateix. Per exemple, emborratxar-se o drogar-se són faltes respecte a un mateix.

6. El sisè manament?: «No cometràs actes impurs». Després de conservar la vida, el Senyor s’interessa per la capacitat de donar la vida, i recorda la dignitat del sexe que dóna a l’home la possibilitat de col·laborar amb Déu en el naixement de nous éssers humans. Aquest manament entorn de la castedat mana usar el sexe bé cada marit amb la seva dona. Prohibeix altres usos sexuals (masturbació, pornografia, relacions prematrimonials, etc.). Defensa la dignitat del cos humà i la seva intimitat.

7. El setè manament? Perquè la vida es mantingui l’home necessita béns materials. El Senyor recorda ara el deure respectar els béns d'altri: «No robaràs». Inclou l’obligació de retornar el robat.

8. El vuitè? L’home millora més fàcilment amb ajuda d'altres persones. Això exigeix que hi hagi confiança i lleialtat: «No diràs fals testimoni, ni mentiràs». Inclou respectar la fama del proïsme.

9. Els manaments interiors.- L’home abans d’actuar ho decideix en el seu interior. Els manaments afecten als actes exteriors i a les decisions interiors, de manera que no s’ha de desitjar el que no és correcte realitzar. Per exemple, és dolent matar i també odiar. Com les faltes interiors són més difícils de reconèixer, el Senyor va voler recordar-ne algunes, afegint dos manaments: - «No consentiràs pensaments ni desitjos impurs». (En relació amb el sisè manament). - «No desitjaràs els béns d'altri». (Al·ludeix al setè manament).

10. Com resumir els deu manaments? Es tracta d’obrar bé respecte a Déu i als homes. Però desitjar el bé és estimar; i el resum queda així: «Estimaràs Déu sobre totes les coses, i al proïsme com a tu mateix». Aquí també es diu que un ha d'estimar-se a si mateix, encara que no sobre totes les coses.

11. Què són els pecats? Una persona que s’oposi a un d’aquests manaments es causa un dany a si mateixa i tal vegada al proïsme. Això és una ofensa a Déu que ens estima a nosaltres i als altres. Les ofenses al Senyor es diuen pecats i són desobediències voluntàries a la llei de Déu. Segons la seva gravetat poden ser mortals o venials.

12. Exemples de pecats mortals? Hi ha diversos pecats greus o mortals. Per exemple, insultar conscientment a Déu, faltar a Missa un diumenge, emborratxar-se o drogar-se, realitzar actes impurs, etc. Només són uns pocs exemples.

13. Quan un pecat és mortal? Es requereixen tres condicions: matèria greu, ple advertiment i perfecte consentiment. És a dir, triar conscientment gratcient alguna cosa greument oposada a la llei de Déu. No es precisa intentar ofendre a Déu, n’hi ha prou amb actuar malament voluntàriament en alguna cosa greu.

14. La meta cristiana és evitar els pecats? No, no. És alguna cosa molt més atractiva. La meta és identificar-se amb Crist, assemblar-se més a Ell, ser fills de Déu més plenament, créixer en amor a Déu, en santedat. És necessari evitar els pecats, però això no és la fi. El que desitgem és agradar i servir millor al Senyor. Per això, el manament principal és el primer.

L’ORACIÓ

1. Què és l’oració? Orar és elevar el pensament cap a Déu. Per a lloar-lo i donar-li gràcies, per a suplicar-li perdó i demanar-li coses, per a contar-li preocupacions i alegries. Conversar. També és oració elevar el pensament cap a la Santissima Verge, els àngels i els sants.

2. Maneres de fer oració? Hi ha moltes maneres d’orar doncs cada persona té la seva pròpia manera de parlar. De totes maneres, els tipus d’oració solen agrupar-se en dos:

- Oració vocal, on es parla amb Déu utilitzant les paraules que han emprat els sants, per exemple, el parenostre i el avemaria.

- Oració mental, on un es dirigeix al Senyor usant les pròpies paraules.

3. Hi ha altres maneres d’oració? També es pot oferir a Déu el treball i altres ocupacions (podria dir-se oració manual doncs s’eleva al Senyor el treball que les mans realitzen). Igualment, es poden presentar a Déu els sacrificis i esforços de cada dia, i això pot dir-se oració dels sentits, perquè s’eleva al Senyor el dolor dels sentits. Ambdós casos són oració mental revaloritzada amb obres.

4. Consells per a una oració millor? Per a orar millor convé dirigir-se a Déu amb humilitat i confiança, amb fe, perseverança i docilitat. En definitiva, sabent amb qui anem a parlar. També és necessari l’esforç de recollir el pensament de possibles distraccions, i per a això pot ajudar un llibre espiritual.

5. Convé preveure un temps fix d’oració? Convé dirigir-se a Déu en qualsevol moment, però també és necessari preveure un temps diari per a l’oració, com sol fer-se amb els assumptes importants.

6. És important l’oració? Dirigir-se a Déu és un honor propi dels àngels i els sants del cel. En la terra, a més, és una necessitat, un deure i una inclinació:

- Una necessitat, doncs els homes precisem del perdó i de l’ajuda divina que sol·licitem en l’oració.
- Una obligació, perquè les criatures hem de lloar i donar gràcies al Creador i això es fa dirigint-se a Ell en oració.
- Una inclinació, doncs el nostre cor anhela acostar-se més i més a Déu.

7. Quanta oració ha de fer un cristià? Varia molt d’unes persones a unes altres. Per exemple, un cristià que comença la seva vida espiritual pot començar amb oracions breus o jaculatories i poc més. Però un cristià que estima Déu no es conforma amb poc i dedica almenys mitja hora diària a l’oració. Per exemple, moltes famílies cristianes resen el Rosari, mediten els evangelis, resen a la nit, etc.

8. Parla Déu en l’oració? Si; però la seva veu no s’escolta amb les orelles sinó que es nota en els bons desitjos del cor.

Per a ampliar aquests temes: www.ideasrapidas.org