domingo, 26 de octubre de 2008

"Las sombras y los miedos"



Alfonso Aguiló
www.interrogantes.net

Fracasos buenos y fracasos malos

Es muy interesante la historia de Bucéfalo, aquel caballo que solo Alejandro Magno era capaz de montar. Todos los que lo intentaban eran incapaces de mantenerse a su grupa más allá de unos pocos segundos. El animal caracoleaba, se encabritaba, y enseguida daba en el suelo con todos sus jinetes. Alejandro supo observarlo con atención y enseguida descubrió el secreto de aquel indómito corcel. Entonces se acercó, agarró las riendas y lo puso frente al sol. Lo acarició, soltó su manto, y de un salto montó sobre él y lo espoleó con energía. Controló los corcoveos, sin dejarle apartarse de la dirección del sol, hasta que el animal se calmó y siguió su marcha a paso lento y tranquilo. Sonaron los aplausos, y dicen los historiadores que al verlo Filipo, su padre, vaticinó que el reino de Macedonia que él poseía se quedaría pequeño para la gloria a la que estaba llamado su hijo.

¿Cuál era aquel secreto que sólo Alejandro supo descubrir? Se dio cuenta de que aquel animal se asustaba de su propia sombra. Bastaba con no dejarle verla, con enfilar sus ojos hacia el sol para que aquel atormentado caballo se olvidase de sus miedos.

El mundo está lleno de personas a las que pasa quizá algo parecido. Personas en apariencia normales y desenvueltas, pero que esconden en su interior toda una serie de miedos y complejos que les encadenan a fracasos y malas experiencias que han sufrido. Muchas de sus energías están paralizadas por esa valoración negativa que tienen de sí mismas. Son rehenes de su propio pasado, hombres o mujeres cuyos temores les impiden enfilar decididamente el futuro, les frenan para llegar a ser lo que están llamados a ser.

Nunca me ha gustado la ingenuidad y la vehemencia con que algunos hablan de la autoestima. Pero sí estoy de acuerdo en que se trata de un problema creciente en nuestros días. Educarse a uno mismo es algo parecido a educar a otro. Para educar a otro hay que exigirle (si no, saldrá un mimado insufrible), pero también hay que tratarle con afecto, hay que verle con buenos ojos. De la misma manera, para educarse a uno mismo también hay que exigirse, pero a la vez hay que tratarse a uno mismo con afecto, y verse con buenos ojos. Sin embargo, hay demasiada gente que se maltrata a sí misma, que se recrimina áspera y reiteradamente sus propios errores, que se juzga a sí misma con demasiada dureza y se considera incapaz de superar sus errores y defectos.

Triunfos y derrotas

Es verdad que los que no recuerdan sus fracasos del pasado están abocados a repetirlos. Pero hay que saber hacerlo con equilibrio y sensatez. Porque el fracaso puede tener un valor fructífero, igual que puede haber éxitos estériles. Un fracaso fructífero es el que conduce a nuevas percepciones e ideas que aumentan la experiencia y el saber. Es muy famosa aquella anécdota de Thomas Watson, el legendario fundador de IBM, que llamó a su despacho a un ejecutivo de la empresa que acababa de perder diez millones de dólares en una arriesgada operación. El joven estaba muy asustado y pensaba que iba a ser despedido de modo fulminante. Sin embargo, Watson le dijo: "Acabamos de gastar diez millones de dólares en su formación, espero que sepa usted aprovecharlos".

No se puede vivir obsesionado por las sombras y asustándose de ellas. Fracasos tenemos todos, todos los días. Lo malo es cuando uno considera que el potro de su vida es imposible de dominar, cuando arroja la toalla en vez de fijarse en cuáles son las verdaderas causas de sus cansancios e inhibiciones. Si examinamos las cosas con cuidado, quizá concluyamos que, como Alejandro, hemos de tomar las riendas con decisión y mantener la mirada de cara hacia el ideal que alumbra nuestra vida.

domingo, 19 de octubre de 2008

Contracorriente: mujeres que dan un sí a la vida (2)


No lo podía creer. Madres valientes, niños agradecidos

Nicole es una joven colombiana de 19 años que conmovió a su país en enero de 2008. Fue reclutada por la guerrilla colombiana cuando tenía 10 años y, tras 9 años dentro, escapó para evitar que la sometieran a un aborto. La joven denunció que es práctica común en las FARC hacer abortar a las madres jóvenes.

El Daily Mail de Inglaterra contó hace unos meses la historia de Jodie Percival, una joven de 25 años de edad que intentó abortar a su tercer hijo debido a que éste nacería con una enfermedad congénita. Jodie y su novio Billy Crampton decidieron acabar con la vida de su hijo Finley a las 8 semanas de embarazo. Tiempo después del aborto, Jodie sintió movimientos en su vientre, acudió al médico y descubrieron que el bebé tenía ya 19 semanas: “No podía creerlo. Este era el bebé que yo pensé ya había eliminado”, declaró al medio inglés. Los doctores explicaron a la pareja que el niño podría sobrevivir y llevar una vida más o menos normal así que aceptaron darle la oportunidad. “No podía creer todo lo que este niño atravesó y que además se vea ahora tan perfecto. Me cuesta pensar en lo que ha tenido que pasar. Ahora está aquí y no lo cambiaría por nada del mundo”, confesó Jodie tras el nacimiento de Finley, su bebé.

Historias que parecen milagros

En noviembre de 1994 Helene, la madre de Guadalupe Lovera quien hoy tiene 12 años, pensó abortarla. Helene tenía ya dos niños y su novio no deseaba al tercero. Sin apoyo, no le quedó más remedio así que ingresó en una clínica abortista en Orlando. De camino a la clínica Helene se encontró con algunos manifestantes pro vida quienes le ofrecieron ayuda. En el momento no la aceptó. Ya dentro del “abortoario” echó un vistazo por la ventana y vio a un sacerdote que acompañaba al grupo de manifestantes. Fue ahí donde reflexionó sobre la gravedad de lo que iba a hacer. Salió a donde estaban los pro vida y aceptó su ayuda. “¡Lamenté tan solo el hecho de haber entrado!”, declaró más tarde. Hoy Guadalupe, la hija de Helene, lleva una vida feliz: “Ahora estoy en Ponciana viviendo bien y quería decirles: ¡gracias! (…) Me siento muy contenta de que estuvieran allí el día que mi madre pensó abortarme, porque si no hubieran estado allí probablemente hubiera sido abortada”, dijo en un emotivo video que envió al padre Frank Pavone, presidente de Priest for Life, y que todavía puede verse en www.pfltv.com/guadrespfl.

En julio de 2007 sucedió otro milagro. Ashley, una joven de 20 años con un embarazo de siete meses, se presentó en el consultorio del doctor Matthew Harrison en Carolina del Norte. Unos días atrás había ingerido el fármaco RU-486 para abortar a su hijo pues su novio la presionó para que lo hiciera. Sin embargo Ashley cambió de opinión y, arrepentida, hizo lo posible por salvar a su bebé. Tras escuchar a la joven, el médico, asesor de Priest for Life, hizo todo lo posible por ayudarla. Le inyectó progesterona y aunque Ashley sangró todo un fin de semana, dos meses después nació su hija a la que llamó Kaylie.

Todas estas historias son reales. Son mujeres de carne y hueso, heroínas que invitan al heroísmo, antorchas que disipan las tinieblas de todo ese ambiente que abraza la muerte porque no ha sabido ver la belleza de cada vida. Unas fueron firmes desde el inicio, y siguen siéndolo, en la defensa por la vida de todo ser humano, especialmente del más indefenso. Otras han conocido personalmente el trágico significado de un aborto en sus vidas, y por eso hoy se oponen a él.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Contracorriente: mujeres que dan un sí a la vida (1)



Sus fotos no están en las portadas de las revistas ni sus vidas son objeto de valoraciones en buena parte de la prensa internacional, ni en la radio, ni en la televisión. Posiblemente sus testimonios de vida no tienen el impacto que deberían, pero ahí están, con la frente en alto porque caminaron y siguen andando contra corriente, porque no se abandonaron al derrotero de salidas aparentemente fáciles.

Jorge Enrique Mújica

Algunas experiencias muy dolorosos

Alzan la voz contra el aborto

“Mi vida acabó un 6 de febrero de 2007, cuando me arrancaron a mi bebé de mi vientre. Ese bebé que hubiera sido la gran felicidad de mi vida y el motivo de mi existencia. Ese bebé que si le hubiera dado la oportunidad de vivir, hubiera sido el más feliz del mundo”. Son palabras de Shaila, una joven española que abortó en Tenerife y cuyo testimonio recogió www.hispanidad.com hace tiempo. La historia de Shaila refleja las presiones a las que una mujer se ve sometida para abortar. Ni sus padres ni su novio la apoyaron: “Estaba entre la espada y la pared… jamás tuve un apoyo de él en seguir adelante”, confesó.

En marzo de 2008, el semanario español Alba (www.semanarioalba.com) sacó a la luz pública la historia de “María”, una anciana de 84 años que fue obligada a abortar por su ex esposo cuando tenía 27 años y aún no estaban casados. Tras contarle que estaba embarazada, el ex marido la metió en un taxi y la llevó a un piso de la madrileña calle de Barcelona 3, casi esquina con Santa Ana. “Aquello era un pocilga, una carnicería”, recuerda. Le practicaron el aborto sin anestesia, con todos los dolores que eso supuso. El 3 de mayo de 1951, mes y medio más tarde, “María” tuvo una fuerte hemorragia en el retrete. Ahí es donde “nació” su hijo. “Lo lavé, lo besé y me lo metí en una caja de membrillo que tenía… Pensé en guardarlo en alcohol, pero tenía miedo de que mi madre se enterara, así que finalmente me despedí de él y lo tiré por el retrete”, contó “María”. Pese a los distintos tratamientos y a todo este tiempo pasado, “María” (nombre ficticio para proteger su intimidad) no ha logrado superar el hecho. En su juventud quedó embarazada tres veces más pero los tres embarazos terminaron en abortos naturales.

La actriz Ellen Burstyn hizo el papel de angustiada madre en la película “El exorcista”. En septiembre de 2007, un entrevistador de radio CFRB de Toronto le preguntó a la actriz de 74 años cuál fue el momento más bajo de su vida, a lo que ella contestó: “Sabes, odio hablar de esto al aire, pero fue someterme a un aborto. Fue una experiencia extremadamente dolorosa”.

No es por religión ni por política

“En ese momento era joven y tonta, realmente no quería tener un bebé en ese momento. Fue incorrecto hacerlo y realmente no lo comprendí hasta después. Eso fue muy doloroso, probablemente lo peor”, respondió también al ser interrogada sobre si no tuvo otra opción.

Contrario a lo que muchos piensan, estar contra el aborto no es cuestión de fe. Ahí está el caso de la jurista norteamericana que firma con el pseudónimo Raving Atheist (la atea de remate) en el conocido blog del mismo nombre. Entrevistada por LifeSiteNews.com, la “atea de remate” declaró que “el bando pro vida se apoya más en la ciencia (embriología, ultrasonido) que el otro bando. De hecho, éstos últimos se oponen a mostrar imágenes de ultrasonido de los niños a las mujeres que quieren abortar. Dicen que confunden”. Ella no es la única. Está el caso del Nat Hentoff, un pro vida judío y ateo liberal. Además, en la web hay buen número de portales de la Liga Pro-Vida de Ateos y Agnósticos.

Pero estar a favor de la vida tampoco es cuestión de inclinaciones políticas. Es verdad que es poco común encontrarse con políticos ambientalistas que la defiendan, pero los hay. Es el caso de la alemana Hiltrud Breyer. Eurodiputada, casada, con dos hijos y 51 años, fue de las jóvenes fundadoras del Bündnis 90/Die Grünen, el partido de los verdes en Alemania. Parlamentaria europea desde 1989, ha estado particularmente activa en las campañas en defensa de la salud pública y de los auténticos derechos de la mujer. En Estrasburgo ha fundado un “inter-grupo” de bioética que hasta el presente se sigue reuniendo periódicamente para discutir, por ejemplo, sobre el valor del embrión. Por qué defiende la posición de ayuda a la salud de la mujer embarazada, valorando al bebé, si esto es ir contra corriente y podría ser tachada de oscurantista: “Algunas veces recibo críticas de realidades ambientalistas o feministas… La idea que me he hecho es que hay una reflexión condicionada: si el Papa o las autoridades eclesiásticas se expresan en una cierta dirección, es obligatorio tomar una posición contraria. El mérito de los interrogantes es secundario: lo importante es asumir una posición antitética a aquella que es vista como una idea clerical”, declaró al diario italiano Avvenire (Cf. 17.01.2008).

domingo, 12 de octubre de 2008

Una alternativa al aborto



El inicio de esta obra fue interesante. La mujer de Phuc tuvo problemas al dar a luz, y estaba en peligro su vida. Entonces el joven vietnamita hizo una promesa: «Si todo sale bien, yo me dedicaré a ayudar a otras personas».

Cristóbal Vilarroig
www.buenas-noticias.org

Hasta que dan a luz y después

En Vietnam el aborto es una realidad bastante ordinaria. Y no sólo son muchas las mujeres que abortan, sino que, en general, nadie se cuestiona si está bien o está mal.

Los cristianos, desde los primeros siglos, se caracterizaron porque ellos amaban la vida. Un documento del siglo I dice: «No harás morir al hijo por aborto, ni lo matarás apenas nacido» (Didaché II, 2), porque de hecho en el Imperio Romano también era bastante común la práctica (¿O es que alguien pensaba que el aborto era un genial invento del siglo XX?).

En el Vietnam de hoy, Tong Phuoc Phuc, un católico, también es conocido por luchar de modo positivo para impedir que las mujeres hagan morir a sus hijos por aborto.

En una casa de su propiedad, no excesivamente grande, este vietnamita de poco más de cuarenta años acoge a mujeres solteras embarazadas que no quieren abortar y que, al mismo tiempo, no tienen medios para sacar adelante a su hijo. Allí reciben alojamiento y comida hasta que dan a luz. Después, el niño se quedará allí hasta que la mujer pueda criarlo por su cuenta. O el niño se va con su madre, o Phuc y su esposa serán su familia. A este señor no se le pasan más opciones por la cabeza.

La obra de Phuc sigue adelante

El inicio de esta obra fue interesante. La mujer de Phuc tuvo problemas al dar a luz, y estaba en peligro su vida. Entonces el joven vietnamita hizo una promesa: «Si todo sale bien, yo me dedicaré a ayudar a otras personas».

Al darse cuenta de que tantas mujeres abortaban en su país, consciente de que los fetos también eran personas humanas, le pareció un deber ir por los hospitales recogiendo cadáveres de niños abortados y enterrarlos en una propiedad suya. El cementerio creció, y varias mujeres que habían abortado iban a rezar allí. Entonces Phuc, al verlo, habló con algunas de ellas para que, si conocían a alguna chica que quisiera abortar, que la llevasen a hablar con él.

Después de 4 años desde que acogió a la primera madre soltera, Phuc ha salvado a más de 60 niños, la mitad de los cuales ya han dejado el curioso primer hogar para irse con sus madres. Gracias al apoyo de algunas organizaciones católicas y budistas, y a la ayuda de algunos particulares, la obra de Phuc sigue adelante. Y se propone continuar este trabajo mientras viva.

domingo, 5 de octubre de 2008

"Fui violada y quedé embarazada a los 16..., pero amo a mi bebé"




El periódico Daily Mail recogió el impactante testimonio de Elizabeth Cameron, una joven de 19 años que resultó embrazada tras una salvaje violación, pese a las presiones de su entorno decidió tener a su bebé y hoy asegura que nunca se arrepentirá de haber optado por la vida de su hija.

LONDRES, 21 Ago. 08 (ACI)

Ternura desde el principio

En diciembre de 2005, Elizabeth tenía 16 años de edad, era una chica estudiosa y tímida. Una noche después de clases mientras esperaba que su madre la recogiera de su centro estudios, tres encapuchados la metieron en una camioneta por la fuerza y la violaron. Nunca pudo reconocerlos.

Cuando supo que estaba embarazada, el sufrimiento aumentó. "Todo el mundo, salvo mi mamá, decía que debía tener un aborto. Mi papá incluso concertó una cita en la clínica, ahí trataron de convencerme de que era sólo una masa de células y que todo sería muy rápido", recuerda Elizabeth.

"En la escuela, mis amigos –la mayoría de los cuales no sabía de la violación– no podían entender por qué alguien de mi edad querría tener un bebé en vez de un aborto. Y los pocos a los que conté lo sucedido se horrorizaban más al saber que pretendía tener al bebé. Pero yo lo hice. Y no me arrepiento ni por un momento", asegura la joven.

"Cada vez que miro a Phoebe, sé que tomé la decisión correcta. Nunca quise poner fin a la vida de mi bebé sólo por la forma en que fue concebida", indicó.

Según el reportaje del Daily Mail, Elizabeth alguna vez compartió la idea de que dar a luz al hijo de un violador es impensable, pero desde que vio a su bebé en el primer ultrasonido sintió mucha ternura.

"Me sorprende lo fácil que surgió el amor por mi hija mientras crecía dentro de mí, pero debo admitir que temía que mis sentimientos cambiaran cuando la viera por primera vez", recuerda la joven.

Elizabeth sostiene que durante el embarazo tuvo muchas pesadillas sobre el ataque y pensaba que al tener al bebé recordaría más la violación. "Pero ella no me recordó esa noche y al tenerla supe que estar con ella era más importante que lo que había ocurrido", sostiene.

"No pude considerar entregarla en adopción. Mi madre fue abandonada de bebé en una estación de trenes de Londres y eso la afectó mucho. Crecí rechazando que alguien pudiera abandonar a un niño inocente", agregó.

"Más allá de lo ocurrido"

La madre de Elizabeth apoya en todo a su hija. "La gente puede pensar que no es posible amar a un niño concebido de esa forma, pero créanme, la amo más justamente por eso", sostiene la abuela.

Elizabeth agrega: "Nunca he culpado a Phoebe por lo ocurrido. Aunque lo ocurrido fue aterrador, saber que iba a ser madre me ayudó a concentrarme en otra cosa. Supuse que debía tratar de ver más allá de lo ocurrido, y ver la vida que se había creado".

Phoebe tiene casi dos años y a Elizabeth le costó mucho reconciliarse con su padre por intentar hacerla abortar. "Ahora él la ama y eso es lo importante. Sé que necesita una figura paterna en su vida", asegura Elizabeth.

Elizabeth se prepara para el momento en que su hija crezca y le pregunte por su padre: "Si debo hacerlo, le diré que ella fue lo bueno que surgió de algo malo. Y le diré que nunca me arrepentí de tenerla y que no estaría lejos de ella por nada del mundo".

miércoles, 1 de octubre de 2008

Sonríe, Dios te está filmando


Miguel Aranguren
ALBA

Divertido y profundo

He tomado prestado el título de un joven catalán que acaba de ser ordenado sacerdote en Roma. Antes ejerció como periodista en Barcelona, por lo que es fácil apreciar de dónde le viene esa facilidad para las frases redondas. La sentencia –“sonríe, Dios te está filmando”– es divertida y a la vez profunda, porque nos invita a imaginar a Dios cámara en mano frente a cada uno de nosotros. Yo no sé si Dios será aficionado al séptimo arte (supongo que, como creador, le gustará el buen cine). Lo que sí sé es que su omnipresencia le permite acompañarnos las veinticuatro horas del día, algo que en vez de empujar al agobio debería movernos a la alegría –a la sonrisa que propone el nuevo presbítero– ante la cercanía sin pausas de aquel a quien no podemos ver.

En todo caso, de todo este embrollo lo que más curiosidad me despierta son los motivos del joven tribulete para dejar colgado el ordenador y el teletipo a cambio de convertirse en cura de almas. No en vano, estamos en los primeros compases de un nuevo siglo en el que el hombre parece haber superado cualquier dependencia espiritual, en el que la ciencia anuncia avances sorprendentes frente a enfermedades aún oscuras, en el que hemos convertido la vida en una sucesión de sensaciones placenteras (viajes, relaciones más o menos esporádicas, lujos, caprichos…) y nada provoca mayor rechazo que la cercanía al dolor y la muerte que se le supone a un hombre de alzacuello, presto a atender a agonizantes antes del viaje definitivo.

Hasta cuando "es todo"

Según Leonardo Agustina –que así se llama en nuevo sacerdote–, el sacramento que le acaba de dejar una huella indeleble en el alma confirma, incluso, su anterior dedicación profesional: a partir de ahora, asegura, trabaja para una “emisora” con más de 2.000 años de historia y que seguirá existiendo hasta el día del Juicio por la tarde cuando, por fin, los periodistas allí reunidos podrán cerrar definitivamente la conexión con un: “es todo”.

Puede resultar cómico, pero en la metáfora del joven don Leonardo se esconde una teología de filigrana, aquella que empuja a algunos jóvenes a renunciar a esa visión utilitarista y hedonista del hombre moderno a cambio del asombro ante los misterios del espíritu, tan real como las manos que ahora teclean mi ordenador.

Hay que estar loco para renunciar a tantas cosas y abotonarse una sotana. Pero no es una locura relacionada con debilidades mentales. ¡Todo lo contrario! Así que sonriamos: Dios nos filma y hay jóvenes dispuestos a interpretar papeles de alto riesgo.