viernes, 20 de febrero de 2009

Misionero en Paraguay devuelve un título honorífico al presidente italiano


El presbítero Aldo Trento es responsable de una clínica para enfermos terminales

(ZENIT.org).- El sacerdote Aldo Trento es desde 1989 uno de los misioneros más conocidos de la Fraternidad de San Carlos Borromeo en Paraguay. Tiene 62 años y es responsable de una clínica para enfermos terminales de Asunción.

El 2 de junio pasado, el presidente de la República italiana Giorgio Napolitano le había conferido el título de Caballero de la Orden de la Estrella de la Solidaridad. Este miércoles, el sacerdote ha devuelto el reconocimiento a Napolitano por no haber firmado el decreto que habría detenido el protocolo médico para Eluana Englaro.
"¿Cómo puedo yo, ciudadano italiano, recibir semejante honor cuando usted, con su intervención, permite la muerte de Eluana, en nombre de la República italiana?", se pregunta.

"Tengo más de un caso como Eluana Englaro --relata Aldo Trento--. "Pienso en el pequeño Víctor, un niño en coma, que aprieta los puños, lo único que hacemos es darle de comer con la sonda. Ante estas situaciones, ¿cómo puedo reaccionar ante el caso de Eluana?".

"Ayer me traen una chica desnuda, una prostituta, en coma, dejada ante un hospital, se llama Patricia, tiene diecinueve años, la hemos lavado y limpiado. Y ayer empezó a mover los ojos", afirma.

"Celeste tiene once años, sufre una leucemia gravísima, no había sido nunca tratada, me la han traído sólo para enterrarla. Hoy Celeste camina. Y sonríe".

"He llevado al cementerio a más de seiscientos de estos enfermos. ¿Cómo se puede aceptar semejante operación como la que se hizo a Eluana?".

"Cristina es una niña abandonada en un basurero, es ciega, sorda, tiembla cuando la beso, vive con una sonda como Eluana. No reacciona, tiembla y basta, pero poco a poco recupera las facultades", añade.

"Soy padrino de decenas de estos enfermos. No me importa su piel putrefacta. Tendría que ver con qué humildad les curan mis médicos".

Aldo Trento dice experimentar un "dolor inmenso" por la historia de Eluana Englaro: "Es como si me dijeran: Ahora te cogemos a tus hijos enfermos".
Para el misionero, "el hombre no se puede reducir a cuestión química".
"¿Cómo puede el presidente de la República ofrecerme una estrella a la solidaridad en el mundo?. Así que he cogido la estrella y la he llevado a la embajada italiana en Paraguay".

"Aquí el racionalismo cae dejando espacio al nihilismo --comenta--. Nos dicen que una mujer todavía viva estaría ya prácticamente muerta. Pero entonces es absurdo también el cementerio y el culto a la inmortalidad que anima a nuestra civilización".

martes, 17 de febrero de 2009

"Internet pone las vidas privadas al descubierto"



SonTusHijos.org

Experta en internet, la periodista y consultora tecnológica valenciana Mar Monsoriu lleva 17 de sus 46 años analizando la red. Acaba de publicar un manual sobre redes sociales en internet, su tercer libro dedicado a la red mundial de ordenadores, en el que alerta de los riesgos de poner la vida privada al descubierto en estas webs que arrasan entre los más jóvenes.

Facebook, Myspace, Tuenti... y así hasta más de 3.000 redes sociales en todo el mundo. Estas plataformas web que conectan entre sí a personas, arrasan en internet. ¿Por qué cree que están tan de moda, especialmente entre jóvenes y adolescentes?

Por su facilidad de uso, porque vienen a aglutinar todas las herramientas que hasta ahora se utilizaba de forma dispersa: correo electrónico, webs, subir o ver y compartir vídeos y fotos, programas para chatear, blogs... Cualquier red social te permite hacer todo eso en una sola web sin saber ni una patata de informática. Además de ese atractivo está también el objetivo que tienen, que es poner en contacto a gente, que es la esencia de internet.

¿Qué peligros esconden?

El principal es la pérdida de tiempo. Son bastantes fascinantes y te enganchan. Una persona adulta perfectamente sensata puede tirarse tres horas sin darse cuenta mirando los perfiles y las fotos de sus amigos. Eso, trasladado a un niño o a un adolescente, pueden ser 6 ó 7 horas enganchadísimos. Otro de los grandes riesgos es la falta de privacidad. Nunca en la historia de la Humanidad tanta gente ha puesto al alcance de cualquiera tantos datos de tipo personal. Es decir, ya no hace falta que la CIA o quien sea nos espíe porque ya damos todos nuestros datos abiertamente al público en general. La gente está poniendo en las redes, desde un punto de vista totalmente imprudente, el lugar en el que vive, los nombres de su familia con fotografías incluidas, datos de los colegios de sus hijos, sus teléfonos... O sea, que tienen su vida privada al descubierto. Eso en manos de terceras personas con malas intenciones evidentemente te puede perjudicar.

¿Qué hacen las empresas que gestionan las redes con esa información?

La venden. Para escribir el libro abrí perfiles en alrededor de 50 redes, usando varios números de teléfono, correos... Me han llegado a llamar para hacerme una oferta comercial de venderme algo a números que sólo había dado a determinada red. Si tu pones tu móvil alegremente en las redes y lo venden a no sabes quien, porque generalmente son empresas norteamericanas, te pueden bombardear de publicidad.

Esta nueva forma de relacionarse está imponiendo entre los adolescentes, incluso es difícil encontrar algún menor de 15 años que no esté en alguna de ellas ¿Eso es peligroso?

Es muy peligroso. Los niños creen que lo normal, porque es lo que estan viviendo en esta eclosión de las redes sociales, es tener la vida al descubierto. No son conscientes de hasta que punto esa falta de privacidad, de intimidad, puede perjudicarles. Me parece gravísimo que niños de 11 años estén poniendo alegremente datos personales y fotos en las redes sociales sin la autorización de sus padres. Eso, además de ser ilegal, les pone en peligro ante pederastas, secuestradores, ciberacosadores, o cualquiera que les quiera chinchar. En México, los secuestradores están encantados porque seleccionan sus posibles víctimas a través de las redes sociales. Los adolescentes y jóvenes están compartiendo y aireando información bastante privada, como es la relativa a sus relaciones sexuales o al consumo de drogas. No se dan cuenta que el hacer publica esta información no recomendable les puede perjudicar.

¿Qué podemos hacer ante este lado oscuro de las redes sociales?

No soy partidaria de la prohibición, sino de fomentar la información y la educación. La mayoría de cosas que pasan es por culpa de la ignorancia. Muchos niños te discuten que las fotos sólo las ven sus amigos, y basta con entrar en ellas y demostrarles que no es así. Estas redes tienen unos fallos de seguridad monumentales y es muy fácil acceder a las fotografías. Los perfiles nunca son privados. Hay que hacer saber a los niños y jóvenes, y también a los adultos, que sus fotos las están vendiendo y pueden ir a parar a sitios que no les gustaría, como revistas de contactos de gays. Además, no hay que olvidar que todo lo que se sube a internet ya no se puede bajar. No hay marcha atrás. Por tanto hay que ser muy prudente antes de colgar una foto en la red.

Pero es difícil poder saber y controlar lo que hacen los hijos en internet. Mientras ellos son, como se dice, "nativos digitales", es decir que manejan internet desde niños, la red a muchos padres les suena aún a chino. De hecho la mayoría no saben que sus hijos navegan por las redes sociales.

Eso es verdad, un porcentaje bastante alto de padres desconocen que sus hijos estan en redes sociales. Todos los menores españoles a partir de 11 años, o un poquito más, las usan. Es rarísimo encontrar algún niño o niña que no las utilice. Es una cuestión absolutamente masiva. Si los padres no se lo permiten, da igual, irán a casa de un amigo, lo harán en una biblioteca, donde sea... Es la manera que actualmente tienen los menores de socializarse, de comunicarse entre ellos. No puedes ir contracorriente. Por narices, la educación de los hijos debe abordar el mundo digital, les guste a los padres o no.

Entonces, ¿deben de preocuparse con lo que hacen sus hijos en la red?

Mucho. Internet ocupa cada vez más la vida de los niños. No pueden pensar que se están autoeducando en la red. Eso es imposible. Son como una esponja que absorben tanto lo bueno como lo malo de la red. A los padres no les queda otra que conocer eso y sobre todo acompañar a sus hijos lo máximo posible en sus experiencias digitales, particularmente cuando son pequeños y explicarles razonablemente los contenidos que no son apropiados para ellos. Cuando ya son más mayores, hay que hablar, compartir y comentar con ellos lo que hacen en la red. Hay que hacerles ver que no es buena idea que pongan fotos suyas con ropa interior en las redes sociales, algo muy, muy común. Hay millones de niños españoles que están poniendo sus fotos en ropa interior en las redes sociales. Y los padres, cuando se enteran, ya es tarde...

¿Qué podemos hacer para que la red no sea una trampa para nuestros hijos?

No podemos dejar a los menores en internet a su libre albedrio, es como abandonarlos en la selva y que se apañen. El ordenador debe estar en el salón, en el sitio donde está la televisión y donde la familia pasa más tiempo, y bajo ningún concepto dejar que los niños se recluyan en sus dormitorios con los ordenadores porque así no los puedes educar. Ellos se tienen que acostumbrar a usar internet de manera pública y a compartirlo con la familia. Y lo mismo en la pareja, yo siempre digo que la pareja que chatea unida permanece unida.

domingo, 15 de febrero de 2009

Consejos a los padres sobre las Redes Sociales



1.-Trate de familiarizarse con las Redes Sociales en general para conocer sus mecanismos y tratar de comprender la dinámica de relación y los modelos de comunicación en las mismas. En España pueden resultarle de interés: Facebook, hi5, Orkut, y MySpace (especialmente si le interesan las artes escénicas). En Sudamérica tiene también mucho éxito la red Sonico. También son aconsejables las redes profesionales como por ejemplo: Viadeo, Xing o Linkedin.

2.- Sea prudente con la información personal que proporciona. Sobre todo con los datos de localización: dirección postal, teléfono fijo o lugar de trabajo. Antes de completar su perfil, incluso en una Red Social profesional, vea que es costumbre hacer en la misma. Eso evita a veces añadir datos superfluos o tonterías innecesarias.

3.- Muchas Redes Sociales venden los datos de los usuarios con lo cual es mejor darse de alta con una cuenta de correo electrónico que no nos importe que nos la puedan inundar de spam, es decir, de mensajes comerciales no solicitados. También sucede lo mismo cuando se proporciona el número del teléfono móvil.

4.-Por más que lea alguna información en el sentido contrario, no existe la verdadera privacidad en las Redes, aunque usted crea que las fotos sólo las verán sus amigos, eso jamás es así, en el mejor de los casos se las está cediendo a una empresa privada que puede hacer con ellas lo que quiera. Por ello, publique o suba a las Redes sólo aquellas fotos de las que nunca se pueda arrepentir y de las que no le importaría que terceras personas puedan hacer uso comercial o no de ellas.

5.- Sea cuidadoso con los comentarios que hace y los grupos en los que se da de alta. El conjunto conforma un perfil que puede perjudicarle si en alguna ocasión es visto por alguien que está evaluando su curriculum en una selección para un puesto de trabajo. Particularmente sensibles en este sentido son los asuntos relativos a la política y a la religión. Es aconsejable ser tolerante y respetuoso con las opiniones y creencias de los demás.

6.- Cuando un adulto ya se mueve con soltura en las redes anteriormente mencionadas, está en condiciones de valorar y ayudar a los menores en las que éstos suelen frecuentar. No obstante, antes de hacer una visita al perfil de sus hijos conviene notificárselo para demostrarles cierta confianza y dejar que ellos mismos lo arreglen y eliminen aquello que crean que nos les iba a gustar. Hacer esto es un buen sistema para lograr que los perfiles de los menores sean bastante más presentables.

7.- Otro consejo habitual respecto a las Redes de jóvenes es que los adultos necesitan aclimatarse antes de ver el perfil de sus hijos. De ese modo podrán hacer una valoración más justa y, como me dijo un padre en una ocasión, ?pensar que podría haber sido peor?. Si sólo ven el perfil de sus hijos y no entienden de qué va este mundo, el choque cultural puede ser excesivamente alto.

8.-Una vez sus hijos le muestren en perfil de Tuenti, Fotolog, Metroflog y otras, trate de negociar con ellos aquellos contenidos que no les parezcan correctos. Hay que explicarles el porqué. La prohibición directa (o los gritos y el histerismo) no sirve de nada porque de esa forma sólo consiguen que los menores tengan dos perfiles. Uno de buenecitos que les muestran a sus padres y otro con su verdadero yo, donde hacen ?el bestia? todo lo que quieren.

9.-Trate de agregarse entre los amigos de sus hijos y si eso a ellos les parece muy intrusivo, intente al menos que otros adultos de la familia lo hagan. En este punto es relevante el papel que realizan los tíos jóvenes o los hermanos mayores. Los adolescentes que cuentan entre sus contactos con familiares suelen hacer un uso más responsable de las Redes Sociales. También están más protegidos ante las malas influencias de terceras personas sean o no amigos fuera de la Red (sectas, grupos extremistas, de anorexia y bulimia, tráfico y consumo de drogas o pederastas).

10.-Las Redes Sociales pueden ser muy positivas, así que mi mejor consejo es que
comparta y comente las experiencias de sus hijos en ellas y ayúdenles a lograr que les puedan ser lo más útiles y divertidas posible.


Mar Monsoriu es autora del libro: "Manual de las Redes Sociales en Internet - Aprende a usar Tuenti, Facebook, Fotolog, Myspace, etc, ¡Mejor que tus hijos!" de Creaciones Copyright

sábado, 7 de febrero de 2009

'Probablemente' ateos


José Ramón Villar
Decano de la Facultad de Teología
Universidad de Navarra
El Correo (País Vasco)

Destinatarios de la campaña

La eterna cuestión sobre el origen de la vida y la existencia de Dios ha encontrado un original punto de debate en la campaña que utiliza autobuses para lanzar un mensaje de resonancias ateas. El impacto de la iniciativa, su propio eslogan y la correspondiente respuesta de colectivos creyentes han reactivado, y polarizado, las posturas sobre el papel de la religión en nuestras sociedades.

'Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida'. Lema de la iniciativa publicitaria de una asociación 'probablemente' atea. Sin duda, cada uno gasta el dinero como estima oportuno, y hay que reconocer que en este caso la inversión ha salido rentable, a la vista de la resonancia mediática gratuita. Entre otros objetivos, la iniciativa se dirige, según sus impulsores, «a quienes no creen para que piensen que hay mucha más gente como ellos. (...) Es bueno que se sepa en el trabajo, en los bares, que uno es ateo y que se puede seguir siendo amigo y tomar copas sin que pase nada».

Parece, pues, que la campaña aspira a apoyar a ateos que sobreviven aislados y quizá en un entorno de incomprensión. Sin embargo, resulta sumamente improbable que la iniciativa publicitaria se dirija a aliviar las penosas condiciones del ateísmo en estos pagos, o a sostener a los inseguros en sus convicciones ateas. Con toda obviedad, el mensaje se dirige a la mayoría de los ciudadanos para que en materia religiosa se «dejen de preocupaciones y disfruten de la vida». Unos consejos, por cierto, puestos en práctica desde hace años, sin necesidad de publicidad alguna, por los estamentos acomodados de nuestras prósperas ciudades. Sospecho que entre los excluidos de esa fortuna burguesa sonará algo cínica la exhortación al goce de la vida.

Una paradoja poco seria

En todo caso, el mensaje es claro: el ateísmo es garantía de goce y disfrute, y los creyentes olvidan las delicias paradisíacas de este mundo, enredados en sombrías preocupaciones religiosas. El eslogan es diáfano en su pueril simplicidad: los felices increyentes frente a los infelices creyentes. Conceder a esta idea el estatus de argumento contra la religión sería hacerle un honor que no merece. Es simplemente eso, un eslogan, que sólo pretende inducir un sentimiento negativo, una predisposición fisiológica contraria a la religión. Este 'probable' ateísmo, que parece fundirse en abrazo cordial con el botellón-fin-de-semana, intelectualmente no da más de sí. En realidad, resulta paradójico que quienes se presentan como paladines de la racionalidad científica acaben apelando a las pulsiones más elementales del ser humano.

Es frecuente la estrategia de deformar aquella idea que se quiere estigmatizar, para dejar así bien patente lo fundado del rechazo. Los creyentes, nos dice implícitamente el eslogan, se sumergen en un mundo de tristezas que provoca un Dios aguafiestas. Esta caricatura de un Dios nocivo para el bienestar y la felicidad humana no responde en absoluto a la verdadera experiencia religiosa. Pero este dato elemental resulta totalmente indiferente para nuestros publicistas ateos. Las deformaciones esperpénticas de la imagen (cristiana) de Dios forman parte esencial de la estrategia, y eso explica la constancia con que algunos siguen enrocados en esa presentación. Sería deseable tomar más en serio no sólo a los creyentes sino también a quienes tienen dificultades religiosas, y las viven en su carne como una grave cuestión. Situar las 'preocupaciones' religiosas en el nivel superficial del goce y disfrute de las aficiones deportivas o de un destino turístico resulta cuando menos frívolo. La existencia de Dios no es un asunto para trivializar en marquesinas publicitarias.

Ya Ovidio ...

Nuestros 'probables' ateos desdramatizan lúdicamente la existencia de Dios mediante el expediente de no pensar en ella. No apelan al raciocinio, sino precisamente a desactivar la inteligencia. Por ese motivo, como iniciativa para suscitar el diálogo serio sobre Dios, su mensaje 'probablemente' ateo tiene un recorrido muy corto y anecdótico. Afortunadamente, los grandes temas de la condición humana seguirán siempre presentes en cada persona. No es posible renunciar a la razón y a la experiencia humana universal. El poeta latino Ovidio decía, a su manera, que la aparición del ser humano en la Tierra sucedió porque «se echaba en falta un ser viviente más noble, más dotado de espíritu sublime (...), y mientras los demás animales miran hacia la tierra, se le dio al hombre un rostro levantado, mandándole que contemplara el cielo y que llevara el semblante erguido hacia las estrellas». Ovidio, hombre anterior al cristianismo, percibía esas preguntas vitales: cuál es el sentido de la vida y de la muerte, del dolor, del ansia de verdad, de bondad y de felicidad. El poeta miraba hacia el cielo porque, en su idea, ahí reside el origen de un misterio superior.

Para la fe cristiana, ese misterio se esclarece en Jesús de Nazaret, imagen de Dios invisible, revelación del misterio del Padre y de su amor. El misterio del mundo no está en la arbitrariedad de fuerzas ciegas. Es amor que acoge, amistad que invita, gracia que se ofrece. Su presencia en el mundo es discreta, como lo es la presencia del amor verdadero. Bajo la superficie de la vida, la existencia humana está habitada por la presencia de Dios que potencia y eleva la vida de los hombres y la abre a un horizonte insospechado. No se impone con su poder. Se ofrece como fuente de vida a todo el que se abre a Él. Es el «tesoro escondido» que llena de alegría a quien lo descubre (Mt 13, 44). El Dios que se acerca a los hombres en Jesucristo es perdón sin límites, misericordia gratuita e incondicionada. Creer en Dios revelado en Jesucristo es saberse enraizado en un amor originario que ofrece una existencia gozosa que colma las expectativas del corazón humano. Por eso el Evangelio de Jesús es «buena noticia»: es gracia, fuerza y alegría para vivir.

domingo, 1 de febrero de 2009

“Cuando contemplo el cielo…”



El firmamento es un lugar privilegiado por el que nos asomamos al misterio de la inmensidad de Dios.
José Ignacio Munilla
ForumLibertas.com


Se cumplen cuatrocientos años desde que Galileo apuntase por primera vez al cielo con su telescopio, y las Naciones Unidas han declarado el 2009, el Año Internacional de la Astronomía.

Si bien es cierto que la ciencia astronómica tiene sus propios fines y métodos, el hombre religioso recibe con sumo interés todos sus descubrimientos y avances, porque para nosotros el firmamento es un lugar privilegiado por el que nos asomamos al misterio de la inmensidad de Dios y a la contemplación de su infinita belleza. Así lo dice el Salmo 8: “Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?” (Sal 8, 4-5).

Inmensidad del universo: ¡Ponte en mis manos y… observa!

La astronomía dispone de las comprobaciones científicas suficientes para afirmar que el universo es finito y que está en expansión. Recientemente, un astrónomo sevillano, José Luis Comellas, nos impresionaba con unos datos que nos ayudan a contemplar el universo: Cuando observamos el sol, lo estamos viendo tal y como era hace ocho minutos. La razón es que, ése es el tiempo que tarda en llegar la luz desde el sol hasta nosotros, a razón de 300.000 kilómetros por segundo.

Y cuando miramos en el firmamento la Estrella Polar, la estamos viendo como era hace ¡trescientos años! Pero… eso no es nada, comparado con la distancia que nos separa de la Galaxia de Andrómeda: la luz que nos llega hoy desde ella, ha salido hace ¡¡dos millones de años!! Podría haber ocurrido perfectamente que esa galaxia hubiese desaparecido hace miles de años, y que nosotros no tuviésemos todavía noticia de ello...

Desde estos datos, los creyentes nos maravillamos al considerar que toda esta inmensidad que forma el Universo, no es sino una pequeña criatura del amor de Dios.

¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?

Una de las cuestiones más apasionantes es la posibilidad de encontrar otras formas de vida en el Universo, y especialmente, otras formas de vida inteligente. De forma mayoritaria, la comunidad científica no excluye esa posibilidad, aunque estima que las probabilidades son pequeñas, dadas las condiciones tan hostiles para la vida en el universo conocido.

En la hipótesis de que solamente existiese vida inteligente en la Tierra, parece lógico que los creyentes nos hagamos la pregunta de por qué un universo tan inmenso: ¿Somos tan importantes como para que Dios crease un universo de estas dimensiones, teniéndonos sólo a nosotros como sus habitantes? Si así fuese, estaríamos ante una prueba más de la dignidad del hombre. Tal vez, Dios nos está diciendo: “Si piensas que el firmamento es maravilloso, deberías ver mi obra maestra en…¡el espejo!”.

Iglesia Católica y astronomía

Una de las leyendas negras más extendidas contra la Iglesia Católica es la sospecha de que en su historia se ha comportado como enemiga de los avances científicos. La realidad es justamente lo contrario: Baste recordar que Copérnico fue un eclesiástico polaco; o que Lemaître, el pionero en proponer la hipótesis del Big Bang como origen del universo, era un sacerdote belga. Sin olvidar que los papas fueron grandes impulsores del estudio del cosmos, hasta el punto de fundar tres observatorios astronómicos.

Por lo que respecta al caso Galileo, frecuentemente aducido, hoy en día sabemos con precisión que el factor determinante del conflicto no fue otro que las malas relaciones personales y las rivalidades entre científicos. Conviene recordar que Galileo no estuvo un minuto en las cárceles de la Inquisición, ni fue sometido a tortura o vejación alguna. Su condena, por no cumplir su compromiso de enseñar el heliocentrismo como una hipótesis –ciertamente, una injerencia indebida del tribunal eclesiástico, como reconoció Juan Pablo II-, consistió solamente en una reclusión en su propia casa y la recitación de algunas oraciones.

La leyenda negra sobre Galileo no sólo ha extendido la falsedad de su condena a la hoguera, sino que ha ocultado que Galileo falleció en su vejez, bajo el cuidado de su hija religiosa, y habiendo recibido la bendición papal.

En el momento presente, la Santa Sede mantiene un Observatorio Astronómico, conocido con el nombre de la ‘Specola Vaticana’, desde el que se están impulsando importantes proyectos. Su razón de ser es el diálogo interdisciplinar, ya que la astronomía es una ciencia que nos ayuda a poner en perspectiva nuestra realidad, al mismo tiempo que nos introduce en un terreno fronterizo, entre ciencia, teología y filosofía.