miércoles, 20 de agosto de 2008

Gates vs. Calcuta


Por Domingo del Toro

La generosidad y la duda


Bill Gates, inyectando 3 mil millones de dólares a su fundación filantrópica ha podido ayudar con programas de beneficencia a millones de personas. La Madre Teresa de Calcuta, a pesar de su imagen buena y abnegada labor, después de años de gestos heroicos no ha auxiliado a tanta gente como el dueño de Microsoft. Ésta es la conclusión del Sr. Pinkers publicada en el New York Times: Bill Gates ha vencido en humanidad a la madre Teresa ¿Usted qué opina? ¿Quién de los dos alcanza mayores alturas de bien?

En realidad, Gates no está solo con estos donativos multimillonarios. El año pasado William Barron Hilton –magnate de hoteles y casinos– anunció que a su muerte donará 1.2 mil millones de dólares a su propia fundación. El año antepasado el rico financiero Warren Buffet anunció que se desprendería de 43 mil millones de dólares para darlos a la fundación de Bill y Melinda Gates.

Tanta generosidad y magnanimidad ¿son plenamente desinteresadas? ¿Sólo habría que agradecer y reverenciar estos gestos de liberalidad?

Vamos a dejar de lado ahora ese “caché” social que crean estas donaciones, al elevar el nombre y buena fama de los donantes. Esto es quizás normal y humano, excusable, pues de todas formas se pueden hacer cosas muy buenas con ese dinero. Dejemos también de lado la objeción de otros que les acusan de estar dando migajas, pues aún dando la mitad de su riqueza continuarían siendo multimillonarios.

Me parece más preocupante ver si realmente esas fortunas están parando en ayudas “buenas” o se desvían para fines que la generalidad de la gente consideraría torcidos si se desvelan.

Las fundaciones y el aborto

No basta decir que vas a donar, importa decir a qué los vas a donar para valorar el “peso moral” del filántropo. Algunos datos que preocupan, y dan una idea de esto: George Soros, que ha hecho su dinero en la especulación financiera, dona unos 500 millones de dólares a sus fundaciones Open Society y Soros Humanitarian Foundation ¿qué hacen? preponderantemente promoción de ideologías, entre ellas, por ejemplo, la liberación de la droga. Jon Stryker, heredero de una compañía médica, destinó 68 millones de dólares a su fundación Arcus, que se usarán para impulsar apertura a la cultura gay en el mundo.

Otro dato. La fundación de Gates hace alarde que entre sus principales preocupaciones está la salud ¿qué programas promueve? Entre ellos la financiación de campañas internacionales para promover el aborto (a través sobre todo de la organización Planned Parenthood). Así, hay toda una serie de grandes fundaciones mundiales que se destacan por su apoyo desmedido a la “salud reproductiva” y legalización del aborto especialmente las Fundaciones Gates, Soros, Turner, Ford, Mac Arthur, Pathfinder, Rockefeller, Sunnen, Playboy y Packard, entre muchas otras.

Una primera pregunta: ¿no será mejor usar ese dinero de “beneficencia” para destinos que sean urgentes y buenos en el sentir general (Vgr. acabar con la pobreza en el mundo, luchar contra enfermedades reales, educar para dar trabajo…)?

Quizás esos grandes magnates creen que están haciendo el bien y que serán los salvadores del mundo ¿qué es el bien para ellos? ¿Quién es el hombre para ellos? Cito a Bill Gates «La informática es el mejor instrumento de la historia para liberar la creatividad del hombre (…) la prioridad para cada país tiene que ser la inversión en esto».

Los dólares y el amor

Volviendo al tema inicial ¿quién gana, Gates o Calcuta?. Démosle la palabra a la monja de Calcuta: «Si aquel día en que me tropecé con aquella mujer –con medio cuerpo roído y mutilado por las ratas– hubiera cerrado los ojos, para no ver; si me hubiera tapado la nariz, para no oler el hedor, y si me hubiera alejado de ella para seguir mi camino, si no me hubiera cargado a la enferma sobre mis espaldas y no me la hubiese llevado al hospital... yo no habría sido una verdadera misionera de la Caridad». Con ojos económicos, esa moribunda no pesaba nada en las bolsas de valores; el tiempo invertido por la monja de Calcuta en llevarla y atenderla fue tiempo desperdiciado en una persona inútil a la cadena de producción, una persona sin solución que pronto moriría. Viéndolo con otros ojos, esa mujer se encontró con una persona que le vio a los ojos con amor justo antes de morir ¿cuántos dólares vale eso?

No los millones de dólares, sino la intensidad del amor en cada pequeño gesto, ahí está la clave que trató de aplicar esa gran mujer para transformar el mundo. Por eso decía la santa de Calcuta: «A la hora de la muerte, no seremos juzgados según el número de obras de mérito que hayamos realizado ni por el número de diplomas que hayamos cosechado a lo largo de nuestra vida. Seremos juzgados por el amor que hemos puesto en nuestras obras y gestos».

Cuánta verdad y qué gran aliento. No tenemos que esperar a ser multimillonarios como Gates para hacer este mundo más hermoso: todos tenemos al alcance de la mano hacer actos de amor, generosidad, ayuda a los demás, consuelo, benevolencia… Basta hacerlos, y habrás dado sentido a esa parte del universo ligado a tu existencia.

lunes, 18 de agosto de 2008

Yo también he abortado



Me he decidido a escribir estas líneas gracias a mi hijo de 8 años y a mi propia historia.

Begoña Hernández
ForumLibertas.com

Cuando tomas conciencia ...

Íbamos en el coche y la radio daba una información sobre las declaraciones de un político que hablaba del derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo y del derecho a abortar.

Mi hijo de forma espontánea me preguntó, literal ¿por qué las mamás matan a los niños que llevan en la barriga? ¿tu también me hubieras podido matar y no habría pasado nada, verdad?

No supe que contestar porque yo también aborté hace 20 años…

En aquella época, a pesar de no haber tantas facilidades como ahora, pude abortar en un centro público apoyándome en el primer supuesto de riesgo para la salud mental, puesto que físicamente estaba perfecta y tenía una edad óptima, 26 años.

Ingresé en el centro por la noche, y a la mañana siguiente a primera hora me hicieron un IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo).

A las 21 h. salía del centro por mi propio pie, ya estaba solucionado el “problema” que no me dejaba dormir y que el médico consideró que afectaba a mi salud mental.

Con los años, y sobre todo cuando tienes hijos, tomas conciencia de lo que realmente hiciste aquel día. Calculas mentalmente la edad que tendría ese hijo no nacido, si se parecería a sus hermanos, si hubiera sido niño o niña …, pero lo más importante, como explicar con argumentos entendedores a mi hijo de 8 años el por qué lo tuve a él y no a su hermano mayor.

Tengo sobrinas de edades comprendidas entre los 24 y 26 años que me cuentan que tienen amigas que han abortado una o incluso dos veces. Que para ellas abortar es algo “natural” porque está aceptado por la sociedad, por los políticos que salen en la televisión, por médicos, por aquel artista tan bueno del cual es una fan incondicional….

Les diría ...

Soy una profesional de éxito, estoy casada y tengo dos hijos. No me considero una “carca” y la verdad es que no sabría como definirme, no soy conservadora ni progre, solo intento ser persona cada día.

A todas las mujeres que quieren abortar les diría:

1- Cuando una mujer es madre se da cuenta que todas las cosas que antes consideraba importantes, pasan a un segundo plano.

2- Un hijo no te hipoteca, sencillamente te enfrenta a una realidad que quizás no planeabas, pero como todo en esta vida hay que afrontarlo con coraje y responsabilidad. Quizás sea la decisión más importante y trascendente que hayas de tomar. Mi vida programada por su vida.

3- Si decides abortar piensa por un momento en aquella “cosita” que tan solo mide unos milímetros y que te necesita a ti para poder ser.

4- Las mujeres tendríamos que unirnos e iniciar una revuelta social y en lugar de pedir más facilidades para abortar, exigir más ayudas efectivas para poder “realmente” decidir sobre nuestro cuerpo y el bebé que esperamos.

5- Se habla de la salud mental de las mujeres que se quedan embarazadas y no desean tener a su hijo, pero no se habla de las repercusiones psíquicas en las mujeres que un día abortaron. Yo, personalmente, he quedado marcada para toda la vida.

lunes, 11 de agosto de 2008

Gente joven con empuje



"Siempre gusta que la juventud, en un momento de su vida, sea capaz de embarcarse en grandes aventuras. Pero para eso es necesario sacudirse la comodidad del aburguesado".
Jose Luis Mota Garay
canarias7.es

Cuando se encuentra un sentido

Ya es la segunda vez que leo sobre Rafael Selas. La última es una entrevista que le hace Alfredo Urdaci. Rafael, a sus treinta años, lleva «una marcha», que puede ser la envidia muchos jóvenes de su generación. Estudió en Madrid, pero hizo la High School en Pennsylvania, donde se graduó con unas notas excelentes. Eligió Comunicación; y a los 20 años estaba trabajando, en Miami, para Univisión. Después fichó por Murdoch para sus programas musicales de sky. Para asistir a la boda de un amigo fue a Kenia. Allí se queda estremecido por la desatención de los niños abandonados, huérfanos en su mayoría, por la muerte de sus padres de sida. Su decisión de quedarse en Kenia fue irreversible; lo que dejó impresionados a sus familiares y amigos.

Rafael Selas, con la puesta en marcha de sus proyectos, es un testimonio de que todavía queda gente joven capaz de altos ideales. Siempre gusta que la juventud, en un momento de su vida, sea capaz de embarcarse en grandes aventuras. Pero para eso es necesario sacudirse la comodidad del aburguesado, que está instalado en la vida, tiene de todo, y se encuentra satisfecho de sí mismo. Unos niños desamparados, sin familia, le despertaron la ilusión de hacer algo hermoso por ellos; pero lo que, hasta ese momento, no se le había pasado por la imaginación es que tendría que ser el protagonista: "Me quedé porque a los 30 años necesitas encontrar un sentido a la vida, y yo lo encontré en África. Si tuviera que dejarlo en algún momento, mi vida perdería su significado".

Algo más que el ejemplo

Esta ilusión por algo grande, por un proyecto de envergadura, le hace salir de una vida vulgar. Gente de su edad marcha hacia la mediocridad cuando: hace su trabajo sin el deseo de mejorar las condiciones de vida de los que dependen de él, y no se empeña en tareas de servicio; o no se decide a hacer feliz a la persona del otro sexo con la que va a crear una familia.

Estoy seguro de que todos los jóvenes que están leyendo este artículo caen en la cuenta de que ellos también han pensado en estas cosas, en momentos en los que han reflexionado sobre su vida y su futuro. Además de dar ejemplo, Rafael es capaz de llegar hasta metas concretas: crea una Asociación para recabar fondos y una ONG, "Anidan Kenia", que tiene como objeto la apertura en España y países del tercer mundo de casas de acogida de niños y niñas marginados o sin arraigo familiar, para prestarles servicios sociales básicos, con especial incidencia en su alimentación, salud y educación. Ahora acoge a más de 250 niños, y piensa que la red debe seguir ampliándose. Su mentalidad emprendedora le ha llevado a abrir un Hospital pediátrico, que atiende a 50 niños al día, en el que colaboran algunos médicos españoles. Y además ha sabido rodearse de colaboradores, altruistas o remunerados, del propio país que serán una garantía de que estas iniciativas pervivirán.

domingo, 3 de agosto de 2008

"Servir a los demás"


Alfonso Aguiló
www.interrogantes.net

"Siempre tiene su retorno..."

Una noche de tormenta, hace ya bastantes años, un matrimonio mayor entró en la recepción de un pequeño hotel en Filadelfia. Se aproximaron al mostrador y preguntaron: "¿Puede darnos una habitación?".

El empleado, un hombre atento y de movimientos rápidos, les dijo: "Lo siento de verdad, pero hoy se celebran tres convenciones simultáneas en la ciudad. Todas nuestras habitaciones y las de los demás hoteles cercanos están ocupadas.” El matrimonio manifestó discretamente su agobio, pues era difícil que a esa hora y con ese tiempo tan horroroso pudieran encontrar dónde pasar la noche. El empleado entonces les dijo: "Miren..., no puedo dejarles marchar sin más con este aguacero. Si ustedes aceptan la incomodidad, puedo ofrecerles mi propia habitación. Yo me arreglaré con el sillón de la oficina, pues tengo que estar toda la noche pendiente de lo que pase.”

El matrimonio rechazó el ofrecimiento, pues les parecía abusar de la cortesía de aquel hombre. Pero el empleado insistió con cordialidad y finalmente ocuparon su habitación. A la mañana siguiente, al pagar la estancia, aquel hombre dijo al empleado: "Usted es el tipo de gerente que yo tendría en mi propio hotel. Quizás algún día construya uno para devolverle el favor que hoy nos ha hecho". Él tomó la frase como un cumplido y se despidieron amistosamente.

Pasados dos años, recibió una carta de aquel hombre, donde le recordaba la anécdota y le enviaba un billete de ida y vuelta a New York, con la petición expresa de que por favor acudiese. Con cierta curiosidad, aceptó el ofrecimiento. Después de un breve recorrido, el hombre mayor le condujo hasta la esquina de la Quinta Avenida y la calle 34, señaló un imponente edificio con fachada de piedra rojiza y le dijo: "Este es el hotel que estoy construyendo para usted". El empleado le miró con asombro: "¿Es una broma, verdad?". "Puedo asegurarle que no", le contestó. Así fue como William Waldorf Astor construyó el Waldorf Astoria original y contrató a su primer gerente, de nombre George C. Boldt.

Es evidente que Boldt no podía imaginar que su vida estaba cambiando para siempre cuando tuvo el detalle al atender cortesmente al viejo Waldorf Astor en aquella noche tormentosa en Filadelfia. Pero lo sucedido es una muestra de cómo servir a los demás es algo que siempre tiene un buen retorno, sobre todo cuando uno no lo busca ni lo espera.

Pero contemplando a los demás

La amistad, el amor, la felicidad y el servicio a los demás, son realidades muy vinculadas. Nadie puede asegurarnos la felicidad, pero lo que a cada uno corresponde es procurar merecerla. La felicidad es como el premio de la virtud. Por eso decía Platón que “si el semblante de la virtud pudiera verse, enamoraría a todos”.

Mejorar en nuestra propia virtud —y ser por tanto personas más sinceras, leales, generosas, pacientes o trabajadoras—, no debe ser un empeño narcisista, ni una búsqueda ansiosa de la propia excelencia que acaba en una obstinación egoísta y ridícula. La mejora personal no se alcanza cuando se considera un fin en sí misma, sino cuando nos apremia la necesidad de tratar bien a las personas.

Habituarse a pensar en los demás y a prestarles ayuda, sin servilismos, es una buena forma de superar ese sentimentalismo bobalicón que inicialmente exhala generosidad pero luego se echa atrás, siempre con muy razonados motivos, cuando llega el momento diario de la verdad. A medida que las personas adquirimos la madurez y la libertad necesarias para superar los imperativos del egoísmo, se abre paso ese criterio de servicio que llena la vida de interés y de alegría espontáneas. Templar el propio yo, con sus deseos y sus miserias, purifica el espíritu de muchos pequeños motivos de tristeza que nacen del excesivo apego y preocupación por uno mismo.

viernes, 1 de agosto de 2008

El valor del anillo



Hacia el Siglo XII el maestro Agbahar era reconocido por todos en Medina por su sabiduría. A él concurrían muchos en busca de consejo y aliento. Yuzzef hizo un largo viaje para llegar a la casa del Maestro y al llegar su turno le dijo:

• "Maestro Agbahar, siento que la vida me da menos de lo que merezco... Sé que debería estar mejor, ser más feliz, poseer más riquezas y sin embargo mi vida es mediocre y en el fondo poco placentera..."
• "Bien, bien..." -contestó el maestro- "Mira... en estos momentos tengo un problema yo, así que te pido tu ayuda para resolverlo y luego podremos seguir con lo tuyo".
Yuzzef se sintió sorprendido de que el maestro no tomase en cuenta su pregunta y le saliese con esta respuesta, pero no pudo menos que decir:
• "¿Qué necesita, maestro?"
• "Tengo que vender urgente este anillo por no menos de UNA moneda de oro... Te pido que tomes tu caballo, vayas al mercado y lo vendas...pero no aceptes MENOS DE UNA moneda de oro".
Dicho esto, tomó el anillo de su dedo y se lo entregó a Yuzzef quién -bastante molesto, para qué negarlo- subió a su caballo y se dirigió al mercado a cumplir el encargo. Una vez en el mercado Yuzzef ofreció a la gente que pasaba el anillo pidiendo el precio que el maestro le había indicado. No consiguió más que burlas de la gente...
• "Una moneda de oro por ese anillo!! Muchacho, tú sí que estás loco...te ofrezco tres de cobre y esta daga..."
La mejor oferta que recibió la obtuvo de una dama de buen aspecto quién envió su criado para que ofreciese una moneda de plata. Horas después y ya cuando el mercado empezaba a cerrar, Yuzzef agotado por el esfuerzo y totalmente decepcionado de tan ridículo encargo optó por regresar a la casa del Maestro.
En el viaje de regreso incluso pensó para sus adentros: "¿Será realmente Agbahar tan buen maestro y sabio como se dice?... O ¿sólo un viejo ñoño y ambicioso que pretende una moneda de oro por este pedazo de lata sin valor?". Al llegar dijo -con cierto tono de molestia en su voz-:
• "Agbahar...me desgañité en el mercado ofreciendo este anillo a todos los que pasaron, pero lo máximo que obtuve fue la oferta de UNA moneda de plata..."
• "¡Aha! " -dijo el maestro casi sin mirarlo a Yuzzef- "Entonces hazme otro favor. Ve a la casa de Joyero Real que está frente a la Mezquita y dile a él que te indique el valor del anillo. Pero NO SE LO VENDAS te ofrezca lo que te ofrezca. ¿Has entendido?
Allí partió Yuzzef a cumplir el nuevo encargo, decepcionado y con la sensación de que el viejo lo tomaba como un sirviente y, lo que era peor, no había prestado aún ninguna atención a su consulta. Al llegar al sitio indicado encontró al Joyero Real a punto de cerrar su negocio. Tras rogárselo insistentemente, consiguió que entrase nuevamente y analizase el anillo.
• "¿Cuánto cree que puede valer esto?" -preguntó Yuzzef convencido de antemano del escaso valor de la pretendida joya.
• "Bueno...la verdad es que...yo diría..." -titubeaba el Joyero Real mientras miraba el anillo desde todos sus ángulos-. "Digamos que podría llegar a valer unas setenta monedas de oro...pero bueno, dado tu apuro, yo podría pagarte YA alrededor de cincuenta...cincuenta y tres como máximo..."
La mandíbula de Yuzzef cayó dando a su rostro una estúpida imagen e impidiéndole articular palabra alguna. Esto fue tomado por el Joyero como una hábil estrategia de regateo, ya que sin darle tiempo a recuperarse le dijo:
• "Esta bien, está bien... Veo que eres un duro negociante, pero no tengo forma de conseguir más de sesenta y dos monedas de oro en este instante..."
Yuzzef sin poder articular palabra aún, logró recuperar el anillo de la mano del Joyero -que se resistía a soltar la joya- y regresó a la casa de Agbahar. Al ver su rostro sorprendido, Agbahar le dijo:
• "Hola, Yuzzef, ¿Qué te ha dicho el Joyero?"
• "Realmente no lo puedo creer... Valoró el anillo en 70 monedas de oro y llegó a ofrecerme 62 en aquel momento. Quiere que regrese y se lo venda".
• "No, Yuzzef" -contestó el viejo mientras volvía a colocarse el anillo en su dedo-. "Conozco el valor del anillo y se trata de una joya más valiosa aún de lo que el pillo del joyero te dijo. Este anillo perteneció a Mustafá II, el Supremo Sultán; aquí está su sello y cualquier joyero puede reconocerlo al instante".
• "Pero...no entiendo... ¿Por qué nadie en el mercado llegó a ofrecer más que unas pocas monedas de cobre por él?"
• "Porque, Yuzzef, para advertir el valor de ciertas cosas hay que ser un experto. La gente en el mercado a lo sumo podría advertir el brillo del oro o el tamaño de una piedra incrustada, pero ninguno de ellos reconocería el Sello Real en el anillo".
Tras invitar a Yuzzef con un gesto de su mano a sentarse, Agbahar prosiguió:
• "Lo mismo ocurre con tu vida... Estás esperando que la gente te reconozca o que el destino te favorezca, y no adviertes que el verdadero valor lo da el "sello real" que todos tenemos dentro... Regresa y saca provecho de tu vida, NO por lo que los demás opinen o te den, sino por el verdadero valor de tu "sello real".