jueves, 25 de septiembre de 2008

Del "thriller erótico" a Cristo,


La conversión de Joe Eszterhas

Joe Eszterhas es un guionista de cine conocido en Hollywood como el creador del "thriller erótico", un género compuesto por películas oscuras que combinan el sexo y la violencia. En unos días publicará su más reciente libro en el que narra su asombrosa conversión al Catolicismo.

Eszterhas se hizo millonario por escribir los guiones de películas taquilleras como Basic Instinct, Showgirls y Jagged Edge, todas conocidas por su explícito contenido sexual. Además fue editor de la revista Rolling Stone. El escritor, nacido en 1944, creció en campos de refugiados en Hungría después de la Segunda Guerra Mundial hasta que llegó con su familia a Cleveland, Estados Unidos. Trabajó como reportero de noticias policiales, cubriendo incontables tiroteos y peleas urbanas. En ese tiempo, sostiene que su vida era muy oscura, llena de muerte, asesinatos, crímenes y caos, lo que marcó su posterior carrera de guionista.

En el verano del año 2001, Eszterhas fue diagnosticado con cáncer de garganta. Debió someterse a una delicada cirugía y recibió la orden médica de dejar el alcohol y el tabaco. Eszterhas tenía 56 años, siempre tuvo un estilo de vida alocado y sabía que cambiar sus hábitos no sería fácil. Un día, que Eszterhas describe como "infernalmente caluroso", estaba caminando por la calle cuando se dio cuenta que su vida había tocado fondo. "Me estaba volviendo loco. Estaba muy nervioso. Temblaba. No tenía paciencia para nada. Cada terminación nerviosa demandaba un trago y un cigarrillo", recuerda. Se sentó en el piso, comenzó a llorar y de repente comenzó a rezar. "Por favor, Dios, ayúdame", dijo. En ese momento, se dio cuenta de que no rezaba desde niño. "No podía creer lo que había dicho. No supe por qué lo había dicho. Nunca antes lo había dicho", recuerda. Inmediatamente, Eszterhas se sintió sobrecogido por un sentimiento de paz y se acabaron sus temblores. En ese momento, tal como le ocurrió a Saulo camino a Damasco, vio "una luz brillante, deslumbrante, casi cegadora que me hizo cubrir mis ojos con las manos".

Para Eszterhas, esta experiencia fue determinante. Pasó de dudar sobre poder vivir sin tabaco ni alcohol, a saber que podía vencerse a sí mismo y triunfar. En ese momento comenzó su camino de regreso a la Iglesia pero el escándalo sexual que afectó duramente a los católicos en Estados Unidos se convirtió en un escollo para terminar su retorno. Por eso optó por asistir a servicios no denominacionales, pero finalmente se convenció de que no podía dejar de ser católico. "La Eucaristía y la presencia del cuerpo y sangre de Cristo está en mi mente y es una experiencia sobrecogedora. La Comunión es poderosa y es casi un sentimiento celestial", afirma. Aún ahora recibe ofertas para escribir guiones sobre temas siniestros. Sin embargo, asegura que ha "gastado mucha vida explorando el lado oscuro de la humanidad y no quiero regresar a eso nunca más". "Mi vida cambió desde que Dios entró a mi corazón. No me interesa la oscuridad. Tengo cuatro hijos hermosos, una esposa a la que adoro, adoro estar vivo y gozo de cada momento de mi vida. Mi visión se ha iluminado y no quiero regresar a ese lugar oscuro".

En el último año, los médicos le dieron de alta y asegura que ha vencido al cáncer gracias a lo que él considera un milagro. Éste es el motivo por el cual escribió su nuevo libro titulado "Crossbearer: A memoir of faith" (Portador de Cruz: Un recuerdo de fe), para dar gracias a Dios y contarle al mundo lo que Él hizo en su vida.

martes, 23 de septiembre de 2008

¿Por qué esperar?


Alfonso Aguiló
www.interrogantes.net

En un debate televisivo

«Pienso así desde que tenía 14 años. Por aquel entonces ya había observado adónde llevaba la frivolidad sexual a bastantes de mis compañeros de escuela.

»Desde mi adolescencia pensé que la libertad sexual que yo más deseaba es la de estar un día felizmente casada. Y pensé que tenía que guardarme para el matrimonio, y nunca he tenido la más mínima duda sobre mi decisión.

»Y pensé que debía casarme con un hombre que tuviera un concepto suficientemente elevado de su futura esposa como para guardarse íntegro para ella. No es que sea lo único que valoro en un hombre, pero me resulta mucho más fácil confiar en alguien así.»

La que hablaba era una joven y brillante abogada británica llamada Angela Ellis-Jones, en el transcurso de un debate televisivo en la BBC. Defendía con llamativa desenvoltura una opinión poco corriente (al menos, en ese programa).

«Ya entonces —continuaba Ellis-Jones— me resultaba evidente que cuando se separa matrimonio y sexo, se difumina la diferencia entre estar casado y no estarlo, y, sin quererlo, se devalúa en esa persona la misma idea del matrimonio.

»La castidad antes del matrimonio es una cuestión importante. Cuanto más a la ligera entregue uno su cuerpo, tanto menos valor tendrá el sexo. Quien verdaderamente ama a una persona, desea casarse con ella. Una relación sexual sin matrimonio es necesariamente provisional, induce a pensar que es una prueba que aún está a la espera de si llega alguien mejor, y me valoro demasiado como para permitir que un hombre me trate de esa manera.

»Tal vez la postura que mantengo parece que me aísla, pero pienso que no es así: creo que el hombre sensato sólo verá en esos principios un motivo de mayor aprecio.»

Fascinaciones gratificantes

Algunos piensan que lo realista es buscar cuanto antes gratificaciones eróticas, y facilitarlas a otros. Dicen que prefieren ese "pájaro en mano" a un amor ideal que ven como algo muy lejano. Y aunque es comprensible que una persona se deslumbre ante las gratificaciones inmediatas y las prefiera a todo lo que considera como promesas inciertas, parece claro que la tarea de construcción de la propia vida consiste precisamente en abrir horizontes nuevos al deseo, en aprender a valorar lo que todavía no tenemos en la mano pero que, por su valor, nos vemos llamados a alcanzar. Así lo entendía esta joven abogada británica.

Dejarse fascinar por el afán de saciar nuestros instintos es algo que impide alcanzar lo realmente valioso. La sexualidad fuera de su debido contexto responde a un impulso instintivo, que se inflama súbitamente y se apaga luego enseguida. Es una llamarada tan intensa como fugaz, que apenas deja nada tras de sí, y que con facilidad conduce a un círculo angosto de erotismo que, en su búsqueda siempre insatisfecha, considera que otros conceptos más elevados del amor son una simple ensoñación, cuando no un tabú o algo propio de reprimidos.

Pensando siempre en positivo

Sócrates hablaba de una voz interior que le hablaba, le aconsejaba, le reprendía, le impulsaba a buscar la verdad. Esa voz es lo más lúcido de nosotros mismos, y nos advierte que no debemos quedarnos en las meras sensaciones, sino buscar la verdad que hay en ellas, su auténtico valor, y no el que está más a mano, sino el más profundo.

No se trata, por tanto, de controlar al modo estoico las tendencias instintivas. Se trata de desear ardientemente valores más altos. Más que control de los deseos, habría que hablar de recta búsqueda de la plenitud humana. No se trata de reprimir las tendencias, sino de saber orientarlas. Un director de orquesta no reprime a ningún instrumentista, sino que señala a cada uno el camino que debe seguir para realizar su función de modo pleno: en unos momentos habrá de guardar silencio, en otros tendrá que armonizarse con otros instrumentos, y otras veces deberá asumir un papel de mayor protagonismo.

Cuando alguien descubre la realidad del amor, tiene la certeza de haber descubierto una tierra maravillosa hasta entonces desconocida e insospechada. Se considera feliz y agraciado, y con razón. Es una lástima que por no acomodarse al ritmo natural de maduración del amor, algunos quieran comer la fruta verde y pierdan la meta que podrían haber llegado a alcanzar.

sábado, 20 de septiembre de 2008

«Era un paso más en mi camino hacia Dios»


¿POR QUÉ ME HICE SACERDOTE?
Entrevista a Luis de Moya, sacerdote discapacitado español.
María Velázquez Dorantes
El Observador

¿Cómo nace en usted la inquietud de ser sacerdote?

«Para mí el sacerdocio fue tan sólo un paso más en mi camino hacia Dios. Ciertamente un paso, o si se quiere un cambio de ritmo, importante, pero únicamente un modo nuevo de responder a mi vocación de hijo de Dios, de persona inmensamente amada por nuestro Creador y Padre, que me esperaba en la Vida Eterna desde el comienzo.

«Al inicio de mis estudios de medicina, en Madrid, pedí la admisión en el Opus Dei. Desde entonces mi vida cristiana fue más responsable. Asumí el compromiso, permanentemente actualizado, de tomarme a Dios en serio, siguiendo el espíritu de santificación en medio de los quehaceres corrientes de este mundo, que había inspirado Dios a san José María Escrivá. En realidad, aquella entrega completa a Dios que suponía mi incorporación al Opus Dei incluía ya, de algún modo, mi disposición al sacerdocio, si así se me pedía, aunque no tuviera por entonces semejante idea. Mi ilusión por entonces era ser un buen médico.

«Con el paso del tiempo, una vez finalizados mis estudios de medicina, y habiendo concluido asimismo los estudios necesarios que la Santa Sede exige para ser sacerdote, el prelado del Opus Dei, entonces monseñor Álvaro del Portillo, me llamó al sacerdocio. Mi respuesta afirmativa se concretó en la ordenación, que tuvo lugar en el mes de agosto de 1981».

¿Cómo describiría su vida sacerdotal?

«En realidad, la vida de sacerdote consiste en la santa Misa. Todo en él debe ser la Misa: una ofrenda a la Trinidad Beatísima, que es el mismo sacrificio de Cristo en el Calvario, por la salvación de todos los hombres. Así, pues, cualquier tarea sacerdotal (todo en el sacerdote debe serlo) tiene esa intención: la salvación de los hombres.

«Pero esa salvación, esa Santa Misa, no es posible sin una rendida fidelidad al Santo Padre. El amor al Papa y a su doctrina es necesario que empape la vida del sacerdote, es el criterio y garantía de su valor sacerdotal. Procuro, por consiguiente, mirarme de continuo a través de su vida y sus palabras, cuando me pregunto ué hacer para impulsar más a los hombres hacia Dios. Pudiendo celebrar la Santa Misa cada día y manteniendo una permanente relación con muchas personas, no es un obstáculo en mi caso la discapacidad que padezco habiendo quedado tetrapléjico por un accidente. De hecho, la falta de movilidad física se puede compensar hoy, aunque sea en cierta medida, con los medios informáticos».

¿Cuáles han sido los retos más simbólicos que ha enfrentado como sacerdote?

«Me parece que el reto permanente y más complicado del sacerdote es el pobre hombre que sustenta el más grande de los honores que se puede recibir en este mundo. Las circunstancias en las que debe desenvolverse, los obstáculos con los que se debe enfrentar, las exigencias y contrariedades que pueda encontrar en su camino nunca son el problema. Todo eso tratará de superarlo con la gracia de Dios que no le va a faltar. Intentará hacerlo lo mejor posible, con la ayuda divina, y obtendrá así el fruto que Dios le conceda. El único problema será él mismo, sus pecados, su falta de humildad, su falta de obediencia, su pereza, su falta de amor».

¿Qué experiencias como sacerdote le han dejado más impactado?

«Posiblemente haya sido reconocer la bondad heroica, el amor hasta el extremo en personas sin una especial apariencia atractiva. Es en verdad impactante conocer que el éxito, la fama o el triunfo que despiertan la admiración del mundo tienen con frecuencia muy poco que ver con la santidad en que consiste el verdadero valor de una persona. Se trata, por otra parte, de un fenómeno muy conocido: que los famosos y triunfadores son, no pocas veces, personas muy poco ejemplares en el conjunto de su vida. Pero tal vez sea más impactante todavía que el hecho en sí, la realidad de que se trata de un fenómeno socialmente admitido, como si no tuviera apenas importancia que los famosos y triunfadores sean falsos, infieles, inmorales, ladrones, injustos; como si el éxito fuera capaz de borrar cualquier depravación personal. Como si, en fin, no tuviera importancia vivir de espaldas a Dios con el aplauso humano».

¿Cuál considera que es la tarea más difícil para un sacerdote?

«Aunque sea de algún modo insistir en algo ya mencionado, me parece que lo más difícil es el conocimiento propio y la mejora personal. «Primero tú», solía insistir san Josemaría. La principal tarea para un sacerdote es, desde luego, su propia santidad: su oración personal, su sacrificio personal, su amor a Dios. Sin duda algo bastante más difícil que lo que puede hacer para arreglar el mundo de fuera, por mucho que sea lo arreglable. Además, no todo lo que hay por hacer en el mundo corre de su cuenta; lo que sí corre de su cuenta es él mismo».

¿Cuál es su concepción sobre la vida y la muerte?

«La muerte viene ser el final del capítulo terreno o temporal. El final de las oportunidades. Porque la vida es eso: el tiempo o la oportunidad que se nos ha concedido para llegar a Dios que nos espera para siempre. Por consiguiente, no hay tiempo que perder cuando nos va tanto bien en cada momento, que podemos convertir en una ocasión de amar a Dios, que Dios no olvida».

¿Qué piensa de la eutanasia y el aborto?

«Son asesinatos, ni más ni menos. Se han escrito libros sobre ambos temas, pero, resumiendo, son eso. Incluyen, además, la negación de un Dios, Padre bueno, que no puede mantener a sus hijos en situaciones insufribles. Suponen la pretensión de ir de dioses por la vida, señores de la muerte, en este caso».

jueves, 18 de septiembre de 2008

Chiara "Luce" Badano



La Congregación para la Causa de los Santos promulgó un decreto que reconoce las virtudes heroicas de Chiara "Luce" Badano, una hermosa adolescente italiana perteneciente al Movimiento de los Focolares que murió en 1990 cuando solo tenía 18 años de edad.


Muy alegre y activa con cáncer a los 16 años

La nueva "venerable" nació en Sassello, Liguria, el 29 de octubre de 1971. Su nacimiento llenó de alegría a sus padres, Ruggero Badano, camionero, y María Teresa Caviglia, obrera, quienes por once años esperaron tener un hijo.

"Si bien en medio de una inmensa alegría, comprendimos enseguida que no era sólo nuestra hija sino que ante todo era hija de Dios", señaló su madre según la biografía publicada por los Focolares.

Desde muy pequeña, Chiara mostró un profundo amor por Dios, al tiempo que revelaba un carácter fuerte pero dócil, era alegre, bondadosa y muy activa.

A los nueve años de edad ingresó al Movimiento de los Focolares. En 1985 se mudó a Savona para seguir los estudios de bachillerato donde, según sus biógrafos, "a decir la verdad, encontró algunas dificultades, a pesar del esfuerzo. No aprueba el cuarto año y esto la hace sufrir mucho".

Chiara tenía muchos amigos, se convirtió en una gran deportista, practicaba tenis, natación, montaña. Soñaba con ser aeromoza y disfrutaba del baile y el canto. Sin embargo, a los 16 años discernió su vocación y decidió consagrarse a Dios.

Mantuvo una relación muy cercana con la fundadora de los Focolares, Chiara Lubich, quien le puso el sobrenombre de "Luce".

Poco tiempo después le diagnosticaron un tumor en el hombro. El diagnóstico fue "sarcoma ostiogénico con metástasis", uno de los tumores más graves y dolorosos. Chiara se propuso superar la enfermedad y comenzó un intenso tratamiento de quimioterapia, mientras trataba de seguir con su vida habitual sin perder nunca la alegría ni la fe.

Preparando su "fiesta de bodas"

Entregó todos sus ahorros a un amigo que partió en misión humanitaria a África. A pesar de los esfuerzos de los médicos, la enfermedad avanzaba rápidamente y perdió el uso de las piernas. "Si tuviera que elegir entre caminar o ir al paraíso, elegiría esta última posibilidad", dijo a sus familiares, ya no pedía curarse, sino encontrarse con Jesús.

Su fuerza conmovía a sus seres queridos y los médicos que la atendían.

En julio de 1989 sufrió una severa hemorragia y parecía que el desenlace llegaría en cualquier momento. Dijo a sus padres: "No derramen lágrimas por mí. Yo voy donde Jesús. En mi funeral no quiero gente que llore, sino que cante fuerte".

En su lecho de enferma, Chiara rezaba mucho pidiendo ser capaz de cumplir con la voluntad de Dios. "No le pido a Jesús que me venga a buscar para llevarme al paraíso; no quisiera darle la impresión que no quiero sufrir más", decía y decidió preparar con su madre la que llamaba "fiesta de bodas", es decir su funeral.

Dio a su madre instrucciones muy precisas sobre cómo debía ser su vestido, la música, las flores, los cantos y las lecturas. Le pidió a su madre que mientras preparase su cuerpo se repitiera a sí misma: "Ahora Chiara Luce ve a Jesús".

En beneficio de toda la Iglesia El domingo 7 de octubre de 1990 Chiara falleció acompañada de sus padres. Tras la puerta de la habitación aguardaban sus amigos. Sus últimas palabras fueron para su mamá: "Chao. Sé feliz porque yo lo soy".

Unas dos mil personas asistieron a su funeral.

El entonces Obispo de Acqui, Mons. Livio Maritano, inició el proceso de beatificación de Chiara en 1999. El Prelado asegura que tomó esta decisión por "su forma de vivir, especialmente el ejemplo extraordinario que ofreció en el último tramo de su vida".

"La vi varias veces durante su enfermedad y me han llegado muchos testimonios de personas que la visitaban en el hospital o en la casa. Y todos confirmaban su altura espiritual y su amor a Dios, que le daban la fuerza para afrontar la prueba con una serenidad que la llevaba a animar a todos los que iban a visitarla con la intención de consolarla", indicó.

"He comprobado que la presentación del testimonio cristiano de Clara constituía un mensaje muy fuerte, una forma de evangelización, por lo que me preguntaba si era justo mantener escondida en una pequeña diócesis un tesoro tan grande como para ponerlo al alcance de toda la Iglesia. Por eso no tuve ninguna duda en decidir promover esta causa", indicó.

martes, 16 de septiembre de 2008

Íngrid Betancourt revela cómo Dios le ha tocado el corazón



Confidencias tras la audiencia con Benedicto XVI


CIUDAD DEL VATICANO, martes, 2 septiembre 2008 (ZENIT.org).- Tras los 25 minutos de encuentro con Benedicto XVI, este lunes, en el palacio apostólico de Castel Gandolfo, la ex candidata a la presidencia de Colombia, Íngrid Betancourt, reveló en una rueda de prensa cómo Dios le ha tocado el corazón en su cautiverio.

Antes de ser secuestrada, en febrero de 2002, Ingrid era una mujer de poca fe. Ella misma lo reconoce. Sin embargo, durante los casi siete años que permaneció en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en el sur de la selva colombiana, los únicos libros que tenía consigo eran la Biblia y el diccionario, así que durante los largos días de cautiverio se dedicaba a leer y meditar la Palabra de Dios.

Consagración al Sagrado Corazón

Ingrid todos los días escuchaba la radio para poder entretenerse e informarse. Un mes antes de su liberación, el pasado 1 de junio, estaba oyendo la Radio Católica Mundial y escuchó las promesas que experimentaría quien se consagre al Sagrado Corazón.

Si bien Ingrid reconoce que no las recuerda todas, las enumeró a los periodistas: la primera es tocar el corazón duro de quienes le hagan sufrir; la segunda bendecir los proyectos del interesado; y la tercera, la ayuda del para cargar la cruz y que le esperará en el tránsito de la muerte.

Cuenta Íngrid que al escuchar estas promesas dijo: "Eso es para mí. Yo necesito que Dios toque el corazón duro de la guerrilla, que toque el corazón duro de todos aquellos que no dejan que se produzca la libertad nuestra".

"Yo necesito que la empresa mía, que es la de obtener la libertad de todos nosotros, Él la tome para sí, la bendiga y permita que esto suceda. Y yo necesito que Él me acompañe a llevar esta cruz porque yo sola ya no puedo más", comentó la ciudadana colombo-francesa.

Luego de conocer estas promesas, cuenta Ingrid que le dijo al Sagrado Corazón: "Jesús, yo en estos años nunca te he pedido nada. Pero hoy sí te voy a pedir algo: como este es el mes del Sagrado Corazón, tu mes, te voy a pedir que me hagas el milagro, no de mi liberación porque no creo que sea posible, pero hazme el milagro de que yo sepa cuándo voy a ser liberada porque si yo sé cuándo, por más de que sea dentro de muchos años, yo voy a tener la fuerza de aguantar. Si tu me haces ese milagro, Señor mío, seré tuya".

Ingrid cuenta que le dijo al Santo Padre: "Yo no sé lo que quiere decir ser de Cristo". Él le respondió: "Él te va a mostrar la vía"

El 27 de junio un comandante de las FARC fue a hablar con Íngrid: "Hay una comisión internacional que va a visitar a los prisioneros y es muy probable que algunos de ustedes sean liberados", le dijo.

Cuenta Ingrid que el Santo Padre le respondió: "Él te hizo el milagro de tu liberación, porque tú supiste pedirle. Porque tú no le pediste tu liberación, tú le pediste que se hiciera su voluntad y que te ayudara a entender su voluntad"

Creerle a Dios

Betancourt aprovechó la ocasión para invitar a todos aquellos que no creen: "Hay muchas personas que están enojadas con Dios y no quieren creer y tantas personas a quienes les da vergüenza creer en Dios. Yo lo único que les puedo decir es que hay alguien que nos oye y nos habla con palabras y que si nosotros entendemos cómo hablarle a él, él nos va a ayudar".

Tras la audiencia, Ingrid aseguró que Benedicto XVI siempre ora por los secuestrados: "El Papa lleva el dolor de los que sufren en su alma", es un "hombre de luz".

Igualmente envió un mensaje de aliento a aquellos que fueron sus compañeros de cautiverio y que aún no han sido liberados: "Sé que esta voz va a llegar a la selva colombiana. Sé que pronto los voy a abrazar en la libertad".

También hizo un llamado a los miembros de la guerrilla, que actualmente tienen cerca de 3 mil secuestrados en su poder: "Ustedes me tuvieron siete años cautiva. Los conozco profundamente, conozco su organización su manera de pensar sus objetivos. Hoy quiero decirles que el mundo los está esperando. El mundo quiere que haya espacios en su mente para que ustedes logren la paz en Colombia. (...) La respuesta esta en el corazón de ustedes no en los cálculos militares y políticos", concluyó

Por Carmen Elena Villa Betancourt

domingo, 14 de septiembre de 2008

Dos medallistas en los Juegos Olímpicos de Pekín, han mostrado públicamente su condición de creyentes


La fuerza de Dios



El boxeador dominicano Féliz Manuel Díaz Guzmán, medalla de oro en la categoría de Welter ligero (64 Kgs.) al vencer al tailandés Manus Boonjumnong, afirma que la fuerza de Dios le dio la fortaleza necesaria para alcanzar el éxito.


“Cuando uno pone a Dios delante de todo, Dios hace lo demás, y lo ha demostrado porque nosotros, que somos de aquí de un país pequeño, y ganarle a potencias mundiales, sólo la fuerza divina de Dios puede lograrlo”, aseguró.


Según informa NoticiaCristiana.com, este boxeador, de 24 años de edad, mostró su interés de ayudar económicamente a su madre y familiares y se definió como un creyente de Dios al mencionar también la cita bíblica que dice “venid a mi todo el que esté cansado y yo lo haré descansar”.


Félix Díaz sostiene que la pobreza no es obstáculo para alcanzar el éxito, aunque jamás imaginó que de ser un muchacho de fácil enfado y peleador en la calle se convertiría en un boxeador cotizado; y que además de recibir medalla de oro y siete millones de pesos, colocaría a la República Dominicana en el lugar 47 de los países triunfadores en los juegos de China.


Primero el bebé, luego la medalla


En el segundo caso, la atleta británica Tasha Danvers-Smith ostentaba en el año 2004 su mejor marca en los 400 metros vallas y era una de las principales candidatas a llevarse medalla en las Olimpiadas de Atenas.


Sin embargo, tras quedar embarazada y a pesar de que su entorno esperaba que abortara para poder competir, ella optó por la vida de su bebé, a quien dedicó la medalla de bronce que ganó hace unos días en Pekín, informa Aciprensa.


Tasha sacrificó un tiempo de gloria en Atenas por el pequeño Jaden, quien asegura fue su inspiración para lograr un sitio en el podio de ganadores de las olimpiadas celebradas en China.


Según relata LifeSiteNews.com, tras descubrir que estaba embarazada en el año 2004, Tasha decidió junto a su esposo y entrenador, Darrell, continuar con el embarazo en lugar de competir en los juegos olímpicos de Atenas.


En ese momento, sus compañeros deportivos le pidieron que abortara al bebé por considerarla una opción segura para lograr la medalla de oro. La prensa también fue muy dura con ella porque decidió dar prioridad a la vida de su hijo.


Varias organizaciones de defensa de la vida se conmovieron entonces con el gesto de Danvers-Smith y la apoyaron sin reservas. La entidad Life Issues Institute (LII) le concedió el galardón ‘Hero At Heart’ (Héroe de Corazón), concedido a aquellos individuos que “demuestran un sorprendente valor o compasión a favor de la vida humana inocente”.


El director ejecutivo de LII, Bradley Mattes, consideró la medalla de bronce obtenida por Tasha como una “victoria enorme” de las mujeres y una prueba de que sus detractores estaban equivocados.


“Tasha ha demostrado a las mujeres de todo el mundo que no tienen que sacrificar a sus hijos no nacidos para conseguir sus sueños. Su hijo de tres años, Jaden, fue su inspiración para lograr sus metas olímpicas”, indicó Mattes.


“Tasha hizo una opción clara por la vida, aunque significara dejar de lado temporalmente sus sueños de una medalla olímpica. Ahora es un miembro del exclusivo club de campeones olímpicos y tiene un hijo hermoso. No podría estar más feliz por ella”, agregó.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Lewis Hamilton: “Siento mi fe católica muy cercana”


El corredor británico se suma a la lista de figuras del deporte, la cultura y el espectáculo que reconocen públicamente su fe.
ForumLibertas.com

No es la primera vez que destacamos la figura de algún gran deportista y de estrellas del mundo de la cultura, el espectáculo o el entretenimiento que se declaran creyentes. El corredor de Fórmula 1 Lewis Hamilton se suma a esa lista y asegura que es piloto porque Dios así lo ha querido.


“Siempre he sido religioso y soy católico”, afirmó recientemente en Alemania ante unos invitados de McLaren, la escudería para la que corre, según información publicada por El País Semanal el pasado 24 de agosto.


“Cuando era muy pequeño, íbamos cada semana a la iglesia. Pero cuando empecé a competir no podía, porque tenía carreras. No sólo mi familia inmediata, también mis tías, mis primos, todos somos muy religiosos. Y siento mi fe como algo muy cercano, especialmente estos últimos dos años. Por eso hablo de ella tan libremente”, aclara en esa publicación.


Así, Hamilton no tiene reparo alguno en reconocer su condición cristiana, al igual que antes lo hicieron otros personajes públicos como el también corredor de fórmula 1 Robert Kubica, los futbolistas Kaká y Franz Beckenbauer, los cantantes Lenny Kravitz y Bono (U2), o la supermodelo Adriana Lima.


La familia y “mantener los valores”


A sus 23 años, el actual líder del Gran Premio de Fórmula 1 tiene claros sus orígenes y los peligros de la fama: “Hay que ser muy fuerte para soportar todo lo que comporta el acoso de los medios de comunicación y no permitir que ni eso, ni el dinero y la fama acaben cambiando tu vida”, asegura.


“Lo más importante es mantener los valores y las creencias. Si no, todo eso resultaría insoportable. Creo que mi familia me educó bien y, por tanto, no veo ninguna razón para cambiar. Intento mantener las cosas de mi vida igual que siempre”, dice con convicción.


Hamilton dice que residir en Suiza le permite aislarse de cualquier crítica y añade que permanece muy unido a su familia, que le ayuda profesionalmente. Su padre es al mismo tiempo su representante. Su madrastra se ocupa de gestionarle los billetes de avión y toda la logística indispensable para un piloto de F-1.


“Mi familia tiene un papel crucial en mi vida y siempre lo ha tenido. No podría pasar ni un día sin ellos. Son mi equipo de apoyo, me ayudan, me cuidan y me liberan de parte del estrés que produce ser piloto de F-1”, asegura.


La relación con su padre es intensa y fue él mismo quien se encargó de negociar la ampliación del contrato de su hijo con McLaren y el acuerdo con Reebok.


Al mismo tiempo, su hermano Nicholas, que nació con una parálisis cerebral que le dejó algunas secuelas físicas, sigue siendo su principal fuente de inspiración.


“Es una de las mejores personas que conozco y creo que todos en la F-1 reconocen que es un personaje increíble. Es maravilloso. Muy maduro a sus 16 años. Y me enseña muchas cosas, aunque soy su hermano mayor y se supone que él debería aprender de mí”, asegura.

martes, 9 de septiembre de 2008

Educando también en verano


Decálogo a los padres de chicas adolescentes.
María Olabarri
Profesora de Historia
ESCUELA DE FAMILIA

“Siga usted exigiendo en vacaciones: al final del verano habrá descansado más”.

1. Levante a su hija temprano. También cuando haya salido por la noche.

2. Encárguele que colabore en casa. Sí, ya sé que usted lo hace todo más rápido y mejor pero se trata de que ella trabaje.

3. Póngale un horario de vuelta a casa razonable. Es muy posible que su hija se enfade: no se estrese. Es lo normal: ella está en su papel de pedir y usted en el suyo de no dar.

4. Déle poco dinero o mejor intente que se lo gane ella. Ayúdele a buscarse un trabajo: clases particulares, niños para cuidar… Es formativo y es currículo para el futuro.

5. Si prefiere que perfeccione los idiomas busque algo serio, intensivo y hágaselo valer.

6. Pero lo importante es que esté ocupada: nada de hacer varias horas de playa todos los días. Su hija tiene casi tres meses de vacaciones, ¿no le gustaría que participara en algún proyecto solidario?

7. Pregúntele cuántos viajes piensa hacer este verano. Se quedará de piedra, sobre todo cuando se entere de que quiere pagarlos con su dinero ( el de usted se entiende).

8. No permita que se enganche a las fiestas de todos los pueblos de la comarca. El ambiente resulta nefasto y usted pasará como el Quijote “las noches de claro en claro y los días de turbio en turbio”.

9. No le compre ropa de mujer fatal: se comportará como tal. No elija tallas algo pequeñas le entrará la obsesión por adelgazar.

10. Acuérdese de que Dios no se va de vacaciones. Facilítele la asistencia a Misa el domingo.

lunes, 8 de septiembre de 2008

De estrella de cine a monja de clausura



Jorge Enrique Mújica

Radical cambio a mejor teniéndolo todo

Transcurre las mañanas en el silencio, la oración y la contemplación. Rezar y trabajar, había escrito san Benito, por eso al rayar el alba ordeña la vaca y por las tardes cultiva el campo y cuida las hortalizas. Lo anterior sin descuidar la formación de sus novicias. El canto gregoriano es parte constitutiva de esta abadía femenina de la orden benedictina cuyas religiosas se despiertan con amor a mitad de cada noche para entonar himnos a Dios.

La vida de la madre Dolores no siempre fue ésta. Actriz famosa y reconocida en la década de los 50 y de los 60, compartió escena con los grandes actores de su época como Anthony Quinn, Gary Cooper, Ana Magnani o Elvis Presley. De hecho, en la película Loving you fue la primer actriz en besar a Elvis en la pantalla grande. Figuró en carteleras, revistas y anuncios publicitarios. No podía estar en lugares públicos ya que los admiradores hacían lo imposible por arrancarle un autógrafo.


Al regresar de una gira de promoción de una de sus últimas películas, pide al chofer de su limousine dejarla delante de la abadía Regina Laudis, en Connecticut. Era el 13 de junio de 1963. La súper actriz de la Metro Goldwyn Mayer, Dolores Hart, dejaba el mundo del espectáculo e iniciaba ese otro mundo más pleno: el del seguimiento del llamado de Dios.


Claro que suponía un acto de abnegación de sus propios gustos y de muchos otras posibilidades abiertas. Tenía todo lo que podía desear: juventud, belleza, dinero, fama… Pero le faltaba esa paz que sólo se consigue cuando se es fiel a la conciencia. Le costó dejar a su novio, el emprendedor californiano Don Johnson, le costó dejar los foros, el maquillaje, los vestidos, le costó el nuevo anonimato. Le costó esa radicalidad que posiblemente hoy es menos comprendida por muchos creyentes católicos. Pero tenía viva la determinación de hacer la cosa justa, y eso fue lo que hizo: supo poner su corazón en el puesto justo o, por mejor decir, en la persona adecuada: Dios.


Cuando del L´osservatore Romano (18 de julio de 2008) le preguntaron si era feliz, madre Dolores respondió: “antes de haber cumplido veinte años en el convento me acordé que trabajar en el cine me daba menos felicidad que la que me esperaba aquí”.


Con el paso del tiempo

Ciertamente el itinerario de amor que ha seguido la hoy priora de novicias en la abadía Regina Laudis a Bethlehem, no ha sido un camino de rosas. En 1999 padeció una enfermedad neurológica poco común que la dejó sin posibilidad de caminar, hablar y comer por un tiempo. Pero tuvo fe, se tomó de la mano de Jesús y salió victoriosa.


Hoy, la madre Dolores sigue formando parte de la Motion Picture Academy of Arts and Sciences, la comisión que elige cada año a los galardonados con el premio Óscar. Pero no es todo. Junto a una amiga actriz, Patricia Neal, construyó el The Gary-The Olivia Teather, a un lado del convento. Es un teatro para quinientas personas donde cada verano representan diversas obras. Pero no es todo. A través de www.abbeyofreginalaudis.com promueve un cedé donde a modo de canto se puede escuchar, entre otras cosas, la genealogía de Jesús.


La historia de la madre Dolores es de esas que llegan al fondo de nosotros mismos. Que nos preguntan y que acusan respuesta reflexiva, honda, hecha práctica. Y es que, como ella misma dice “Una relación viva y personal con Cristo es necesaria para entender que su presencia es la única cosa verdaderamente real y verdaderamente hermosa en nuestra propia vida”.