jueves, 8 de enero de 2009

Adolescentes frente al sida: preguntas con respuestas (IV)


Dónde está el riesgo

¿Qué es eso del sexo seguro?

En medicina, como en otras tantas facetas de la vida, no hay nada seguro, en todo caso será de bajo riesgo. Transmitir la idea de que el sexo con preservativo es seguro, aparte de falso, puede ser peligroso. Lo que en realidad ocurre es que se transmiten mensajes que banalizan la sexualidad, la reducen a algo puramente lúdico, cuando es un aspecto de la persona mucho más rico. En el fondo, se carece de argumentos para animar a la fidelidad y se puede animar a la población a ser promiscua, al modo animal. Mientras que la sexualidad en los seres humanos forma parte del amor y busca el bien de la pareja, en los animales el acto sexual viene condicionado en buena parte por la fisiología hormonal, y busca perpetuar la especie.

La actividad sexual precoz se asocia a una mayor probabilidad de adquirir enfermedades de transmisión sexual, como el virus del papiloma humano, la gonococia, la hepatitis B o el sida

En Uganda se ha demostrado que promover sólo el preservativo sin otros mensajes educativos provoca que se tengan más contactos sexuales de riesgo. En cambio, si se explica la conveniencia de la abstinencia y la fidelidad en la pareja, el preservativo cumple su función reduciendo el riesgo en las personas que deciden seguir siendo promiscuas. El resto ha evitado el riesgo mucho antes.

¿Cuáles son las conductas sexuales de riesgo típicas?

(…) Los problemas de salud derivados de conductas sexuales de riesgo pueden condicionar la vida de las personas. Se conocen las siguientes situaciones de riesgo:

— Sexualidad precoz. Suele asociarse a una mayor probabilidad de adquirir enfermedades de transmisión sexual, como el virus del papiloma humano, la gonococia, la hepatitis B o el sida.

— Promiscuidad sexual. La multiplicidad de parejas, ya sea de forma encadenada o todas a la vez, supone un mayor riesgo de infección por los agentes de transmisión sexual. Por otro lado, la promiscuidad sexual dificulta en gran medida entender y vivir la entrega que requiere el amor. La inestabilidad emocional asociada es frecuentemente un obstáculo para que la persona encuentre la felicidad. No deja de ser cierto que en el fondo todos buscamos un amor para toda la vida.

— Conductas homosexuales. Estudios científicos ponen de manifiesto que homosexualidad y heterosexualidad no son equiparables desde el punto de vista de la salud. Las personas que tienen relaciones homosexuales tienden a ser más promiscuas, con los problemas físicos y emocionales que eso supone. (…)

¿Qué pasa con los homosexuales y el VIH?

Las personas con conductas homosexuales, casi exclusivamente los varones, fueron un grupo muy afectado por el sida en el inicio de la epidemia. La alarma inicial conllevó que estos sujetos redujeran en un primer momento las situaciones de riesgo drásticamente; esta reacción frenó la expansión del sida entre homosexuales. Sin embargo, en los últimos años asistimos a un rebrote de nuevas infecciones entre varones que tienen relaciones homosexuales. Se piensa que se ha perdido el miedo a la infección, en parte gracias a la disponibilidad de los antirretrovirales.

Los varones homosexuales son una diana especial del VIH por dos razones. En primer lugar, por su promiscuidad generalmente elevada, lo que entraña un mayor riesgo de contacto con personas infectadas. En segundo lugar, porque el tipo de relaciones sexuales es más traumático, sobre todo las anales, con una mayor posibilidad de exposición a sangre contaminada.

¿Qué eficacia tiene el tratamiento frente al VIH?

La eficacia del tratamiento frente al VIH es alta, sobre todo si se comienza a tiempo y el enfermo lo toma de forma adecuada. En estas condiciones muchos enfermos pueden llevar una vida prácticamente normal, salvo por el hecho de tener que tomar pastillas a diario y padecer algunos efectos secundarios. Además, es necesario seguir rigurosamente el tratamiento para que éste sea eficaz a largo plazo. El olvido de apenas el 10% de las tomas facilita que el VIH se haga resistente a los antirretrovirales, y entonces la medicación deja de ser eficaz. Es cierto que actualmente se dispone de fármacos de recambio, pero las alternativas no son ilimitadas.

(…) En España estas medicaciones no se venden en las farmacias de la calle, sino que, una vez efectuada la visita con el médico, se dispensan sin ningún coste para el enfermo en el mismo hospital. El Sistema Nacional de Salud costea al 100% el tratamiento de la infección por VIH, que oscila de promedio entre 600 y 1.000 euros por paciente y mes.

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