domingo, 28 de junio de 2009

Cómo pasar unas vacaciones realmente espantosas






















Enrique Monasterio

1. Haz como las grullas. Únete a la bandada migratoria más numerosa que encuentres, y huye de todo, menos de la multitud. Haz siempre lo que haga la mayoría, que la mayoría no se equivoca jamás. No renuncies al placer de las aglomeraciones ni de los atascos. ¿Por qué vas a privarte del entrañable tufillo del metro?

2. Sé fuerte. Que nadie te aparte de tu firme propósito de no pegar golpe hasta septiembre. Sigue el ejemplo del podargo australiano, el ave más perezosa del planeta, que no se mueve ni para comer: se limita a tumbarse sobre una rama, abre su inmensa boca, y se deja alimentar por los insectos suicidas, que entran hasta su estómago para echar una ojeada. Haz tú lo mismo: toma tu bolsa de ruffles, y mimetízate en la arena.

3. Aíslate. Nada como una buena multitud para lograrlo sin esfuerzo. Tápate los oídos con los cascos del mp3, y masajéate los tímpanos con el estruendo de la música a tope. Y no te olvides de la consola de video-juegos.

4. No leas nada. No aprendas nada. Deja tu cerebro en reposo letárgico durante todo el verano. Con un poco de suerte, en septiembre padecerá una atrofia total e irreversible.

5. Acapara el mayor número de vídeos: menos de doscientos sería peligroso; podrías caer en la perniciosa tentación de hacer deporte, o, lo que es peor, de leer un libro.

6. Despiértate tarde por las mañanas. Piensa que, cuanto más duermas, más corto te parecerá el tormento de las vacaciones. Lo ideal sería que permanecieras en estado de duerme-vela todo el verano; pero, como no es posible, levántate despacito; no corras riesgos, que el infarto acecha donde menos se espera.

7. A la playa no vayas a bañarte, ni mucho menos a nadar, sino a freírte en aceite bronceador. Es doloroso -los antiguos ascetas del desierto no soportaban penitencias tan duras-; pero todo sea por el pellejo.

8. Al anochecer, imita de nuevo a los podargos, que, como bien saben los ornitólogos, entran en acción a esas horas: devoran toda clase de larvas e insectos, y terminan su jornada entre gritos lastimeros. Según los nativos, esos gemidos anuncian catástrofes, pero más bien parecen producto de la mala digestión.

9. En resumen: no niegues nada a tus sentidos, ni concedas nada a tu inteligencia. Que la nevera sea tu amiga inseparable; la televisión, tu alimento y tu punto de mira; el mp3, tu comecocos... Y los demás, la familia, los amigos, meros puntos de referencia, objetos para usar y tirar.

10. No te olvides de aprovechar el verano para cotillear con todo el mundo. Nada te amargará tanto la existencia como descargar un poquito de veneno sobre tus enemigos/as íntimos/as. Y no pienses que el cotilleo es cosa de mujeres. Estamos en una sociedad igualitaria. Todos tenemos derecho a la libertad de expresión.

11. ¿Y Dios?... Lo siento: no soy capaz de llevar la ironía hasta sus últimas consecuencias. Ni en broma puedo aconsejarte que pongas a Dios en naftalina y lo guardes con la ropa de invierno. Pero si, de verdad, quisieras pasar las más tristes vacaciones de tu vida, bastaría con seguir el ejemplo de tantos miles de personas que, en estas fechas, huyen descaradamente de Dios. Se parecen a esos otros que, de vez en cuando, escapan de lo que en teoría más quieren de su mujer, de sus hijos, en busca de un "desahogo", de un descanso.

A éstos, y a los que piensan que el verano puede ser un paréntesis en su fe, habría que recordarles que, quien necesite descansar de sus amores, es que no sabe amar. El amor es el mejor descanso para alma y para el cuerpo. Y Jesucristo quiere encontrarse con nosotros, también en la playa, donde ya tomó pescado a la brasa con sus discípulos, o en la montaña, donde organizó una tarde la gran merienda de los panes y los peces.

lunes, 22 de junio de 2009

¡Ojalá que nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra propia sangre!


Remedios Falaguera


Amor, mucho amor

Me acabo de sentar frente al ordenador con la intención de escribir mi desconsuelo y tristeza por la llegada, a orillas de la capital del Turia, del "Langenort", bautizado como el barco de la muerte. Pero, tengo un problema; para ser más exactos, varios problemas.

Primero, porque como ya he dicho en muchas ocasiones, el hecho de ser madre y haber experimentado en varias ocasiones lo que es sentir a tu hijo dentro de ti es lo máximo que se puede esperar del amor humano, y por tanto, me resulta desgarrador hablar de este tema.

Segundo, porque al recordar la emoción que una mujer siente al participar de este maravilloso y mágico regalo de la vida, no puedo más que lamentar la situación de todas aquellas mujeres que han pedido cita a 'Mujeres sobre las olas' para arrancar de sus entrañas la vida que llevan dentro.

Y tercero, porque con cada dato, informe y testimonio que leo para documentarme sobre la situación actual, me quedo sin palabras. Y ya no digamos si me pongo a ver imágenes. Entonces, es como si arrancaran de mis entrañas a esos niños. Y siento dolor, un dolor intenso, que tarda mucho tiempo en desaparecer y que, mucho me temo, no se alivia con medicamentos.

Dios mío, ¿cómo se han llegado a corromper y a endurecer tanto nuestros corazones?

No sé en que parte del Cielo estarán todos esos niños que no han llegado a nacer, pero si de algo estoy segura es que daría todo lo que tengo por estar junto a ellos para poder besarlos, achucharlos, darles grandes abrazos, hacerles cosquillas, jugar, correr, hacerles mil carantoñas, decorar con alegres pinturas sus cunitas y su casa,… hasta conseguir de ellos una sonrisa auténtica y feliz, que les borre la sensación de culpa, que no tienen, pero que sienten; que les quite el estigma de haber sido víctimas de unas sociedades egoístas y crueles.

Por el momento, creo haber encontrado el remedio ante tanto dolor: ¡Amor! Mucho amor, muchísimo amor, para poder aliviar a todas esas madres que, como solución a todos sus problemas y angustias, piensan que éste es un buen camino.

Y, por supuesto, toneladas de oraciones y mortificaciones para no conformarnos con la derrota y para reparar el daño causado contra la vida de estos inocentes sacrificados. Sabiendo que "el Señor se sirve de nosotros como antorchas, para que Su luz ilumine..". De nuestra oración y mortificación "depende que muchos no permanezcan en tinieblas". Me consuela saber que Dios los quiere muchísimo más que yo. Su Amor no tiene límites.

Oremos

Hay que rezar por esas madres embarazadas y a esos niños que están por nacer. Por ellos, para que Dios les acoja con el cariño que sólo un Padre Bueno sabe dar a sus hijos. Y por sus madres y sus asesinos, para que, sabiendo que Él no se cansa de perdonar, les conceda el arrepentimiento, la rectificación, el perdón y el recomenzar sincero. Sé qué para muchos rezar no es fácil, pero quizás esta oración por la vida nos pueda servir para estos días:

"Padre Misericordioso,
que nos has llamado a la vida
y nos das el don de la libertad para amar,
te pedimos por aquellos padres
que haciendo mal uso de esta libertad
destruyen el don de la vida
que Tú les confías en sus hijos.
Perdona también a todos aquellos
que permiten o colaboran con esta cobardía.
Divino Niño, te pedimos por los bebés
a quienes se les niega nacer,
hazlos gozar de Tu presencia eternamente,
y no permitas que el triste ejemplo de tu querida Colombia,
se difunda a otros países donde la vida es amada
desde sus inicios hasta su fin natural.
Permíteme adoptar hoy espiritualmente a un bebé por nacer
y ofrecer mis oraciones, trabajos, gozos y sufrimientos por ese pequeño,
para que pueda nacer y vivir para Tu mayor honor y gloria.
Santa María de Guadalupe, cuida y protege a todas las madres
que como tú, llevan el don de la vida en su seno.
Protectora de los no nacidos, Reina de las Américas,
ruega por nosotros".
Amén.


"¡Oh dulcísimo Jesús, cuyo inmenso amor a los hombres no ha recibido en pago, de los ingratos, más que olvido, negligencia y menosprecio! Vednos postrados ante vuestro altar, para reparar, con especiales homenajes de honor, la frialdad indigna de los hombres y las injurias con que, en todas partes, hieren vuestro amantísimo Corazón".

viernes, 19 de junio de 2009

Crimen y castigo


Miguel Aranguren
ALBA


Seguramente ya está todo dicho y todo resuelto en la literatura

A mis alumnos de Excelencia Literaria, que sueñan convertirse en escritores, les suelo decir que un novelista no precisa conocimientos académicos precisos. Su Universidad está en los libros (en los buenos libros, se entiende). Si quieren de verdad aprovechar el tiempo para hacer de su vida una aventura que merezca la pena, deben hacerse con un buen listado de títulos y dejarse llevar por la magia de la lectura. Y sé que mi consejo no es palabrería vana. De hecho, estos tiempos de economías revueltas nos dicen que muchos de los responsables de la debacle financiera –así como sus peones, tan bien trajeados en tantos chiringuitos a lo largo y ancho de Occidente– no hubiesen caído en las redes de la avaricia y demás Pecados Capitales si conocieran un poco mejor el alma humana. Alma que en ningún sitio está más detalladamente explicada que en la historia de la Literatura universal. Es decir, en aquellos libros que han superado el paso de los años por seguir interpelando al lector con la misma fuerza con la que lo hicieron en el momento de su edición.

En suma, ofrezco la literatura como analgésico, como preventivo, como vacuna y hasta antibiótico contra las necedades del siglo. Los errores y los horrores del siglo XXI están ya descritos y hasta resueltos por la pluma de los grandes autores. Las bondades y maravillas del ser humano, también. Por ejemplo, otro gallo nos cantaría a los cristianos si antes de comenzar la jornada dedicásemos unos minutos a conocer de primera mano lo que fueron las jornadas de Jesucristo. Esto es, a leer su biografía. Es decir, los santos Evangelios. Tenemos la suerte de que nuestra religión es una revelación personal, la revelación del propio Cristo, que no es un mito sino un personaje histórico bien detallado hasta por cuatro testigos de sus primeros días. En ellos se cuenta, por ejemplo, que en el cielo tendrán preferencia las meretrices. Lo dijo porque entre sus primeros discípulos habría alguna. Convertida, eso sí. Y su conversión debió despertar el escándalo de más de un puritano que, en el fondo y en la forma, no creía en la capacidad de Dios para perdonar.

Dostoievski hace una radiografía del alma perturbada en “Crimen y castigo”. Al joven Raskólnikov le persigue el peso de la culpa después de haber asesinado a una vieja prestamista y a su inocente hermana. Y es precisamente una prostituta de aquel paupérrimo San Petesburgo, la miserable Sonia que compra con el precio de su virtud el alimento para su familia, quien le narra la resurrección de Lázaro como muestra de que Dios es capaz de vivificar hasta la carne podrida. La piedad de una ramera conmueve el alma enferma del asesino y el corazón del lector, que descubre el sello indeleble de la misericordia a través de las páginas de una novela imperecedera.

domingo, 14 de junio de 2009

La "movida"


Alfonso Aguiló
www.interrogantes.net

Es al menos para pensar

"No sé si está bien o mal... –me decía en cierta ocasión un genuino representante de la movida–, pero me gusta y lo hago.

"Después de la paliza de toda la semana de clases, lo que te apetece es estar con la gente, ver a los amigos..., y no me voy a comer el coco con más.

"La movida es imprevisible. Sales por la noche con la gente y nunca sabes bien qué harás, ni con quién, ni a qué hora acabarás, ni dónde, ni cómo..., pero eso es parte del encanto.

"A veces te aburres, y a veces bebes más de lo normal y luego te da un poco de vergüenza cuando te cuentan las cosas que hiciste...

"Eso sí, te dejas un dineral, hay que tener unas finanzas saneadas. Y al día siguiente tienes un sueño terrible y a veces te duele la cabeza. Es el precio de divertirse..."

Ante relatos como este, no se trata de abominar tontamente de la movida, sino de alentar a que cada uno analice serenamente sus modos de divertirse.

Por ejemplo, la movida impone de ordinario un estilo que con frecuencia conduce al exceso de alcohol, a las drogas de diseño, a la ansiedad por mantener relaciones sexuales en un marco de consumo de alcohol o pastillas, etc. Además, para muchos lleva a una notable incomunicación, y es fácil que en vez de salir enriquecidos salgan empobrecidos, más aislados y solitarios, a pesar de que hayan podido alcanzar algún que otro logro hedónico tras la larga noche de vigilia.

Un chico o una chica, a las once de una noche de un viernes o un sábado, o de un día cualquiera de verano, cuando sale a la movida, no suele ir con una idea clara de lo que quiere. Tampoco sabe si tomará cinco o seis whiskyes, diez cubatas, o tal vez sólo un zumo de limón. No sabe si probará el porro del que se sienta a su lado, o si se empastillará en una discoteca, o si no probará ni un cigarrillo negro. No sabe si acabará en el nido del listillo de turno, o si acabará tomándose una paella a las siete de la mañana en un restaurante a la salida de la ciudad.

Sin perder las riendas

— Tampoco se trata de que la diversión tenga que estar totalmente programada...

Por supuesto, pero si uno habitualmente no ejerce un cierto control sobre lo que quiere hacer a la hora de emplear su tiempo libre, acabará en manos de lo que le ofrece el ambiente a cada momento, y eso no es lo más inteligente (al menos en determinados ambientes).

Habría que alentar la creatividad de todos para que haya muchos modos de ocupar esas horas libres sin tener que recurrir a sistemas de divertirse que se acaban imponiendo simplemente porque lo hace todo el mundo y no se ofrece otra cosa. Es preciso hacer un derroche de imaginación para buscar alternativas válidas. Hay infinitas posibilidades relacionadas con el cine, el teatro, el deporte, la lectura, o lo que sea. Se pueden organizar tertulias, viajes, fiestas, excursiones, aficionarse a tocar un instrumento musical con otros, cultivar hobbies diversos, conocer otros tipos de lugares o diversiones, etc. Pienso que hay muchas opciones interesantes, y que en cualquier caso es decisivo llevar uno mismo las riendas de su modo de emplear el tiempo libre.