
Unas palabras de San Josemaría para meditar a fondo.
Yo quiero que vosotros seáis felices. Lo pido al Señor con toda mi alma. Pero si queréis ser felices, tenéis que estar dispuestos a seguir al Señor poniendo los pies donde Él los puso. Él no vaciló en seguir el camino: un camino fuerte, recio, varonil.
De modo que habéis de hacer el propósito de trabajar y de santificar vuestro trabajo. De esa manera podréis tener un hogar -si ese es el camino que Dios os tiene reservado- os enfrentaréis con las cosas que hay en el mundo -que todas no son agradables- y las que no son agradables se convertirán en cosas agradables, porque tendréis buen humor.
Vuestros deberes de cristiano se pueden reducir a ser leales. No es leal el hombre que no tiene consigo mismo -¡contra sí mismo!- una lucha. Esté donde esté: alto, bajo, a mi derecha, a mi izquierda... en cualquier lado. Si no lucha no es leal.
Habéis, pues, de hacer el propósito de ser leales. De ser serios en vuestras maneras de vivir. Los estudiantes a estudiar. Los que trabajan a trabajar... y a trabajar sin quitar el hombro -¡eh! - con empeño.
Te miro... y hacen falta gentes como tú… en el mundo. Que en tu ambiente, en tu trabajo, en tu familia,... en el lugar donde haces tu vida, en el sitio donde te diviertes, seas un hombre entero, recio, agradable y cristiano. De modo que todo esto espero de ti.
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