jueves, 31 de julio de 2008

¡No me apetece!


Deja que te cuente la historia de una vida real, de un hombre que:
-Fracasó en los negocios cuando tenía 31 años.
-Fue derrotado, a los 32, como candidato para unas legislativas.
-Sobrellevó el fallecimiento de su novia a los 35. -Sufrió un colapso nervioso a los 36.
-Perdió en unas elecciones a los 38 años.
-No consiguió ser congresista a los 43. Tampoco fue elegido a los 46 ni a los 48 años.
-No alcanzó su ilusión cuando pretendió ser elegido senador a los 55.
-Fracasó a los 56 en el intento de ser vicepresidente. -De nuevo fue derrotado, y no salió senador a los 58.
-¡A los 60! fue elegido presidente de los Estados Unidos.
Nuestro hombre era Abraham Lincoln. Y se pregunta el autor: ¿Habría llegado a ser presidente si hubieran considerado como fracasos sus derrotas electorales?
Es todo un ejemplo de cómo, sin achantarnos por las derrotas, debemos recomenzar una y otra vez, cada dia con más brío. Los fuertes se crecen ante los contratiempos; los pusilánimes se encogen y encogidos se quedan sin dar un paso.
Si el término lucha no nos espolea sino que nos deprime, estamos perdidos. Los engorros y embrollos se presentan a diario entre las 6,15 de la mañana y las 11,10 de la noche.
La vida cristiana es muy alegre con el gozo insuperable que emana de la filiación divina; pero esta alegría, ya se sabe que "tiene sus raíces en forma de cruz". Así nos lo ha expuesto multitud de veces San Josemaría Escrivá.
Y junto a la cruz, Dios pone siempre la luz; junto al decaimiento la superación y siempre la Gracia. Te leo, escucha: "Cuando Dios Nuestro Señor concede a los hombres su gracia ( ... ) es como si les tendiera una mano, una mano paterna llena de fortaleza, repleta sobre todo de amor ( ... ). Espera el Señor que hagamos el esfuerzo de coger su mano, esa mano que Él nos acerca"2.
Y te añado yo: ¡Ojo!, que toda esa fuerza de la gracia se vendría abajo si no hallara el soporte recio, fuerte, toroso (mira el Diccionario) de una vigorosa voluntad.
¿Vale como criterio de valoración mis gustos y mis apetencias? No.
NO VALE EL Me agrada o me disgusta, me atrae o me repele, me desalienta o me conforta, me alivia o me abruma.
Sí VALE EL Fomentar el sentido del deber, como medida de comportamiento.
La ley del capricho puede hacer de nuestra tierra un mundo lleno de tontos, de "blanditos". Si sigues el "me apetece" como regla de conducta no darás un solo paso en firme. Serás un inútil para Dios y para el mundo.
Soltad a un muchacho mapetece, chuchumeco, en un ambiente consumista, hedonista, y ... ya me contarás cómo sale de la refriega.
¡Esforzaos!, es el grito de Dios.
Abre el Evangelio por aquella página del espontáneo que pregunta:
-¿Son pocos o son muchos los que se salvan?
El Señor no quiso fomentar la desesperanza ni el engreimiento. Hoy, rodeados de estadísticas, alguien podría puntualizar:
-¿Cuántos se salvan: un 23% o más bien un 77%?
Y Dios, ahora como entonces, no responde a los cuántos sino al cómo:
-Esforzaos para entrar por la puerta angosta (Lc 13)
Cristo contesta apelando a la conducta, poniendo el acento en el esfuerzo. Las comodidades, las perezas, las omisiones, nunca han abierto las puertas de nada, como no sea las del Infierno.
En ese ambiente que invita a la debilidad y a la dejadez, sed fuertes, es el grito de Juan Pablo II: "Ni la droga, ni el alcohol, ni el sexo, ni un resignado pasi- vismo acrítico -eso que vosotros llamáis 'pasotismo'- son una respuesta frente al mal. La respuesta vuestra ha de venir desde una postura sanamente crítica; desde la lucha contra una masificación en el pensar y en el vivir que a veces se os trata de imponer; que se ofrece en tantas lecturas y medios de comunicación social. La ley del ¡Jóvenes! ¡Amigos! Habéis de ser vosotros mismos, sin dejaros manipular; teniendo criterios sólidos de conducta. En una palabra: con modelos de vida en los que se pueda confiar, en los que podáis reflejar toda vuestra generosa capacidad creativa, toda vuestra sed de sinceridad y mejora social, sed de valores permanentes dignos de elecciones sabias. Es el programa de lucha, para superar con el bien el mal"3.

Jesús Urteaga

1 A. Robbins, Poder sin límites, citado por J. Martínez, Las caras de la vida. Ediciones Palabra. 2 Es Cristo que pasa, 17. 3 Juan Pablo 11, Alocución a losjóvenes. Madrid 3.XI. 1982.

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