miércoles, 4 de junio de 2008

Los famosos también creen



Es obvio que no se precisa la fama humana para testimoniar la fe. Pero tampoco vamos a desecharla cuando puede servirnos como interpelación para ser coherentes.

Pocos eran los testimonios públicos de personajes famosos que expresaran públicamente su fe cristiana y hablaran de la gran importancia que ha jugado en sus vidas. De un tiempo a esta parte hemos sido testigos de declaraciones edificantes, de palabras que dan esperanza, de conversiones más o menos sorprendentes, de proyectos de TV, radio, Internet y películas de cine que ponen los medios tecnológicos a disposición de la evangelización; o que promueven los valores humanos y las virtudes que el cristianismo defiende: todavía son pocas voces, pero cada vez hacen más ruido.

Ahí están las palabras de la conocida lesbiana afroamericana, fundadora y editora de la revista homosexual "Venus", Charlene Cothran. En el artículo "¡Redimida! 10 maneras de dejar ´la vida´ homosexual si quieres salir de ella", comunicaba a los casi 40 mil suscriptores de la revista y a los cientos de lectores del sitio web, su decisión de cambiar el rumbo de la publicación para ayudar a la recuperación de homosexuales.

“He decidido -decía- entregar todos mis dones de nuevo al Señor, incluyendo la revista “Venus”. El público será el mismo, pero la misión ha sido renovada: “Nuestra nueva misión es animar, educar y asistir a todos aquellos en la vida que quieren cambiar, pero no han encontrado una salida. Hermano mío, hermana mía, por favor, sígueme en el camino de salida a todo esto”.

Y más impresionante aún: "Aunque he vivido como lesbiana a lo largo de toda mi vida adulta, no tengo duda alguna de que el propósito de mi alma es el de usar mis dones para AMOROSAMENTE compartir la verdad de cómo llegamos aquí: cómo nos convertimos en un gay o una lesbiana, cómo llegamos a disfrutar de nuestro ´estilo de vida´ y cómo llegamos a creer –erróneamente- que esto estaba de acuerdo con Dios".

Mucho antes que ella, lo hizo el escritor Oscar Wilde (autor, entre otros, de "El retrato de Dorian Gray"). Pero hay otro que vale la pena rescatar y recordar: el del también escritor, aunque éste italiano, Pier Giorgio Tondelli. Éste, declaradamente homosexual, aunque ya converso hacia el final de su vida, dijo que la castidad "es una virtud mística para todos aquellos que la han elegido, y quizá el uso más sobrehumano de la sexualidad [...] quien ama a la vida no es el libertino sino el monje, porque este último busca el absoluto". Pocos días antes de fallecer dejo unas notas conmovedoras que reflejaban el discurso hacia el que se decantó su vida: "Sólo salva el Amor, la fe y la recaída de la Gracia".

Por otra parte, en una reciente entrevista concedida al ‘National Catholic Register’, Sylvester Stallone ha manifestado su intención de, además del mensaje cristiano que ha mostrado en “Rocky Balboa”, hacer ahora lo mismo con su nueva producción "Rambo IV: Pearl of the Cobra". En el semanario, Stallone narra la historia de su vuelta a la fe católica y cómo el nacimiento de su hija a finales de los 90 jugó un papel determinante: "Cuando mi hija nació enferma y me di cuenta de que necesitaba ayuda, comencé a poner todo en las manos de Dios, su omnipotencia y su gran misericordia".

De novicio budista a religioso camilo: es el caso de Nidal Ranatunga, ex principiante de monje budista y ahora primer sacerdote srilankés de la Orden de san Camilo. Atraído por la belleza del perdón y la alegría de servir a los demás, emprendió su camino hacia el cristianismo. Su andar fue sencillo: quinto de seis hermanos, nació en una familia budista pobre. Tras morir su padre, fue acogido para el servicio doméstico por una familia católica ya que su madre no podía mantenerlo. Ahí comenzó su deseo de hacerse monje budista pero, por curiosidad, empezó a ir a escondidas a la parroquia y, después de algún tiempo, como él mismo declaró a la agencia "Asia News", "me encontré, con estupor, rezando a la Virgen". Tras cinco años volvió a su hogar y, tras seis meses de catequesis, fue bautizado. La vocación fue un paso natural. Llegó a Italia en 1992 y conoció a religiosos de la orden de san Camilo. En 1994 ingresó en ella y fue ordenado sacerdote en 2004. Ahora es el padre Maximiliano Ranatunga y trabaja como capellán del hospital san Camilo en Roma, además de atender a la comunidad de cingaleses que viven en esa ciudad

En Italia destacan las conversiones en los últimos años del escritor Vittorio Messori, la del empresario editorial Leonardo Mondadori, la de la princesa Alessandra Borghese, la de la novelista Susanna Tamaro o la del vaticanista de la prensa laica Domenico del Rio, quien había abandonado el sacerdocio y recuperó la fe por el testimonio de Juan Pablo II.

O, al otro lado del Atlántico, la vuelta a la fe de Anne Rice que, en 1998, después de pasar la mayor parte de su vida adulta como una autora denominada atea, regresó a la fe católica, la cual no había practicado desde sus 18 años de edad. Ha vendido más de 100 millones de ejemplares de sus libros. En octubre de 2005, Rice anunció en la revista ‘Newsweek’ que, de ahora en adelante, "sólo escribiría sobre Jesús nuestro Señor". Su primer libro en esta línea se llama ‘Cristo el Señor: Fuera de Egipto’, que es el comienzo de una trilogía que pretende narrar la cronología de la vida de Jesús. Con este hecho finaliza la saga de "Las Crónicas Vampíricas" y de "Las Brujas de Mayfair", siendo por tanto el último libro Blood Canticle.

El actor Glenn Ford decía, hace años, que “me da pena la gente que no cree, porque es una gran pérdida para el hombre no tener fe”. Es obvio que no se precisa la fama humana para testimoniar la fe. Pero tampoco vamos a desecharla cuando puede servirnos como interpelación para ser coherentes. Son pequeñas voces que se alzan, que salen a flote; pero bien podríamos transformarlas en un grito, unánime y firme. No vale sólo creer, hay que poner en práctica la propia fe. Las conversiones siempre han interpelado a la humanidad; quizá sea ése el motivo por el que los medios de comunicación les dediquen poco espacio. De por sí, son incómodas, porque hacen pensar. Y para eso hace falta la valentía de enfrentarse con la verdad desnuda de las cosas.

Luis Olivera

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